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El desastre del Valencia ya es un descrédito de impacto mundial

1/03/2021 - 

VALÈNCIA. La imagen de Gabriel Paulista rompiendo a llorar ante los micrófonos de Movistar tras el ridículo del equipo en Getafe es una imagen que se hizo viral a los pocos segundos de producirse y que en minutos ya había llegado a todos los rincones del planeta. 

Propaganda desgastada

En la aldea global y en la sociedad de la información pocas imágenes tienen un mayor impacto que las espontáneas, aquellas que transmiten veracidad, y la de las lágrimas de impotencia del central hispano-brasileño son un golpe que Lim no puede ocultar. Por más que se pasen horas vigilando a los periodistas que no cuentan su verdad, o que cocinen la verdad que pretenden vender, la realidad del desastre de Peter Lim y su proyecto en el fútbol español ya es una imagen tan global como imparable. Ya no cuelan los proyectos a largo plazo, las promesas de un futuro mejor, demonizar a futbolistas o entrenadores, o vender el victimismo de la xenofobia en entrevistas pagadas o en una publicación propia que nadie consulta con intención informativa. En todo el mundo, el fracaso de Lim es tan notorio como sonoro, y sabiendo lo celosos que son tanto el magnate singapurense como sus asalariados de salvaguardar la reputación internacional de su líder, el desgaste comienza a convertirse en un elemento de presión con el que realmente no contaban cuando en su día trazaron la estrategia de negocio a seguir con el Valencia CF. El club de Mestalla se ha convertido en un problema para su máximo accionista, quien a ojos del planeta fútbol se ha ganado una imagen de villano sin escrúpulos destruyendo sin miramiento alguno a un ilustre del fútbol europeo; con ese factor de la ecuación no fueron previsores por arrogancia, por desconocimiento, o quizá por ambos factores.

Desde que Lim apretara a 11.000 kilómetros de distancia el botón de la autodestrucción en verano de 2019, el discurso lleno de incongruencias, mentiras y excusas se ha quedado sin clavos ardiendo a los que agarrarse. Si algo podía salir mal, ha salido peor y eso en el mundo del fútbol no hay propaganda que lo tape. Esta temporada ha sido la de la confirmación a nivel mundial del hundimiento del Valencia CF y, en consecuencia, de quienes lo gestionan.

Prensa internacional

Hace unas semanas asistimos a un florecimiento de artículos en la prensa a nivel mundial críticos con Peter Lim y su nefasta gestión. Estos artículos (especialmente aquellos con predicamento en el mundo sajón), son los que más molestan al máximo accionista del club. Abrirle los ojos al mundo del desastre que tienen montado en el club y del rechazo de la sociedad valenciana, son un trago de amargo sabor para quien está acostumbrado a ser adulado -que no respetado-. Escritos que han dado la vuelta al mundo como los del New York Times, el magacín británico When Saturday Comes o la web francesa de Eurosport, son una muestra de que Singapur se ha quedado sin respuesta a la magnitud de sus despropósitos. La realidad acorrala a Lim y sus empleados en Valencia.

Pancartas en Manchester

Incluso han tenido que ver como van a buscarles "en su propio terreno" para recordarles que no son apreciados en Valencia y que vendan el club cuánto antes. La acción llevada a cabo el viernes por la plataforma Libertad VCF ha tenido bastante repercusión por producirse "en sus dominios". Colocar en Manchester una pancarta a las puertas del hotel "Old Trafford" que Lim tiene como negocio junto con los exjugadores del United (los célebres Class 92) a los que admira, además de dar cobertura económica, no es la mejor de las tarjetas de presentación. Un cartelón de visibles dimensiones con la leyenda  «Señor Lim: céntrese en el Salford, venda el Valencia y abandone» fue la amarga guinda a otra exitosa semana en los negocios para el asiático en la que se conoció que volvía a estar en la lista Forbes de las 1.000 personas más ricas del planeta. Sin embargo, la repercusión -para bien o para mal- que da el fútbol, no te la da casi nada. Debido a la repercusión, la plataforma no descarta en boca de Héctor Blat, uno de sus portavoces en declaraciones al programa "El Matx" de Plaza Radio: "que en breve le caiga a Lim una pancarta aún más cerca".

El golpe definitivo fueron las lágrimas de Gabriel Paulista, de quién hasta no hace mucho el club sacaba pecho por la renovación de su contrato, exponiéndolo en el escaparate público como garantía de su proyecto de futuro. Sin embargo, el abatimiento del hispano-brasileño mostró la realidad y magnitud del desastre. Quienes conocieron hace tan solo dos años un proyecto exitoso, eran felices por las directrices de plan y por las personas que tejían la estructura que se llevara a cabo. La impotencia de Paulista derriba la cortina que tapa los temores de un vestuario que, desgraciadamente, también sabe cuál es la actual hoja de ruta y quiénes son las personas -y su capacidad- para llevarla a cabo. La plantilla sabe que está sola y abandonada a su suerte desde la propiedad que mantiene en su cargo a un entrenador que debería marcar el ritmo de los remeros pero no hace más que recordar los grilletes que le mantienen en la galera contra su voluntad.

A todo esto, el presidente estaba volando cuando el desastre de Getafe dado que volvía de su Singapur natal. No se esperan soluciones desde la propiedad, y casi se temen habida cuenta de experiencias anteriores (Neville, Ayestarán, Prandelli o Celades). El proyecto se encuentra entre la espada y la pared y Lim ya es por deterioro de prestigio e imagen el mayor villano del planeta fútbol. Pese a que Meriton insiste en que no vende el club, comienza a crecer la percepción que ambos (Valencia y Lim) son un problema el uno para el otro y que un rápido divorcio es la única solución ¿Llegará a tiempo?

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