VALÈNCIA. Este martes se cumplirán dos años desde que el Hércules dejó escapar su última opción de ascenso a Segunda en Ponferrada y entró en un bucle negativo que le ha llevado hasta la Segunda RFEF, en lo que ya es su peor situación deportiva en su casi centenaria historia.
El conjunto alicantino cayó 1-0 ante la Ponferradina en el partido de vuelta de la final por el ascenso, si bien el equipo ya llegó herido de muerte a este encuentro tras caer 1-3 en la ida.
Sin embargo, la buena imagen ofrecida por momentos en la ida y la solidez del Hércules, entrenado por Lluis Planagumà, durante casi toda la temporada hizo creer a centenares de alicantinos, desplazados hasta El Toralín, en la remontada.
El conjunto alicantino había finalizado la temporada regular en la segunda plaza, igualando su mejor clasificación histórica de siempre en la categoría, y superado en las eliminatorias previas a la gran final a Barakaldo y Logroñés sin perder un partido.
La nueva derrota puso fin al proyecto y contaminó el siguiente, el de la temporada 2019-20. Planagumà siguió en el banquillo, pero contra la voluntad del entonces director deportivo, Javier Portillo.
Un mal arranque de campeonato, tras sumar un punto de 12, condenó al preparador catalán, que fue destituido tras un mes de competición.
El equipo, sumido en la melancolía por lo que pudo ser en junio y no fue, siguió sin arrancar pese a la llegada al banquillo de Jesús Muñoz y Vicente Mir, dos entrenadores que intentaron enderezar el rumbo sin suerte.
El Hércules se hundió durante meses en la zona de descenso, de la que tampoco le pudo rescatar Antonio Moreno, quien apenas estuvo cuatro partidos en el equipo antes de que la competición se suspendiera, con el equipo alicantino con un pie en Tercera.
Semanas antes, Portillo presentaba su dimisión como director deportivo ante la deriva del proyecto, llegando al club Paco Martínez y Francisco Escudero ‘Paquito’ como nuevos responsables de la parcela deportiva.
El equipo herculano salvó la temporada en los despachos y comenzó la siguiente, 2020-21, con la lección aprendida y una profunda remodelación en su estructura técnica.
El club firmó como director deportivo a Carmelo del Pozo, quien exigió plenos poderes, y renovó el organigrama técnico, incluido secretaría técnica y fútbol base.
El Hércules, que arrancó con David Cubillo en el banquillo, comenzó bien, pero fue perdiendo fuerza con el paso de la competición.
Los relevos en el banquillo, con la llegada de Alejandro Esteve y Manolo Díaz, no funcionaron y el equipo dejó escapar su primer gran objetivo, la lucha por el ascenso, y, posteriormente, entrar en la Primera RFEF, meta mínima que se había marcado el proyecto.
Dos años después de Ponferrada, el Hércules está en una situación deportiva y social peor, pese a haber removido sus cimientos técnicos tras haber contado desde entonces con cuatro directores deportivos y siete entrenadores.