VALÈNCIA. El césped del Ciutat de València va volviendo a su sitio. El Levante ya ha comenzado las tareas de reacondicionamiento de la hierba de cara a que el remodelado estadio granota pueda acoger el choque ante el Alavés del próximo domingo 8 de noviembre.
Y es que esta semana estaba marcada en el calendario, después de retrasar el regreso dos semanas más, como clave para volver a poner el tapete verde en Orriols, tal y como contó este periódico el pasado martes. Todo ello, después de retirar la maquinaria de obra del rectángulo de juego.
Así, el club ha publicado unas imágenes en sus redes sociales en las que aparecen operarios y máquinas en plena labor de recolocación.
El regreso a Orriols está cada vez más cerca y es cada día más real, pero se está haciendo largo porque, desde la última vez, los datos como local lejos de casa han sido diferentes a los habitualmente cosechados por el conjunto de Paco López. Porque desde el ascenso a Primera para el curso 17/18, el Ciutat ha sido clave en la escalada del Levante en la élite hasta hoy.
De hecho, el curso pasado el Levante ganó en casa 9 partidos, entre ellos computan dos en La Nucía ante Betis y Getafe en la última fecha del campeonato. Es decir, sin contar resultados post-pandemia, se produjeron 7 victorias en Orriols a lo largo de la temporada, 3 empates y 3 derrotas (9/5/5 en caso de contabilizar los puntos del Camilo Cano).
Tras los malos resultados cosechados en el arranque de Liga, vestuario y cuerpo técnico esperan con ansia poder volver a su casa donde, aún sin público, el equipo se siente arropado. La hinchada granota es una parte indispensable, lógicamente, de la grada del Ciutat, pero jugar como locales en estadio forastero es algo que afecta anímicamente.