VALÈNCIA. Todavía lejos de la "fase inicial" de los diez primeros partidos temporada de la que habitualmente habla Julián Calero -ese primer período para empezar a dilucidar bajo qué objetivos podrá moverse un equipo en Segunda División- el Levante viajará este fin de semana a Zaragoza para entablar uno de los enfrentamientos estrella de lo que va de curso. Dos de los mejores del arranque liguero, por más que el conjunto maño haya caído de la cabeza por su derrota en Burgos, se verán las caras en La Romareda por coger el cetro de los aspirantes sorpresa al ascenso.
Nadie en la planta noble del club granota ha transmitido a Calero que la obligación sea regresar a la élite esta temporada. En tal caso, "las exigencias hubiesen sido mucho más altas" porque "si quieres correr en Fórmula 1, me tienes que dar un Ferrari", dijo el técnico de Parla en una entrevista esta semana en Plaza Deportiva. El madrileño no tiene, a priori, el bólido que le lleve directo a la lista de aspirantes obligatorios al ascenso. Sí tiene, no obstante, el mejor bagaje de la categoría en los primeros cinco encuentros de campeonato. Nadie es mejor que este Levante, que comparte liderato con el Racing de Santander, y que vuelve a saborear la primera plaza de Segunda siete años después.
Porque no había sido líder -ni colíder, como es el caso actual- en ninguna de las dos anteriores temporadas en la división de plata, a pesar de, al menos el primer año tras el último descenso, ser uno de los irremediables favoritos, por presupuesto y valor de plantilla. Es ahora, cuando de verdad el vestuario se ha despojado de la soga del ascenso imperativo para supervivencia económica del club, cuando el equipo, aunque sin Ferrari, ha revolucionado su motor. Es solo el principio, pero también el mejor arranque de Liga de los últimos tiempos en Orriols. Si la ilusión no desborda, por prudencia, al menos sí parece haber vuelto al Ciutat.
El encuentro en Zaragoza será de altos vuelos. Y será clave, sobre todo, para el regreso a Valencia para recibir al Almería, uno de los que sí son gallos de la categoría pese al mal inicio andaluz. También, para terminar de pulir la confianza de un grupo que, incluso en sus peores puestas en escena del presente curso, no ha dejado de competir. Es eso lo que Danvila, Sánchez y Miñambres sí demandaron a Calero: que el equipo compita. "Venimos de temporadas donde ha faltado ese puntito de competitividad, y lo que quería el club es que el equipo compitiera bien. Yo les dije que eso sí iba a suceder". De momento, el objetivo que el club le trasladó a su nuevo entrenador, se está cumpliendo.