VALÈNCIA. El Valencia cumple este sábado, mientras el equipo avanza en su preparación para volver a competir, 33 años del segundo y último hasta el momento ascenso de su historia a Primera División que tuvo lugar el 30 de mayo de 1987.
El primer ascenso, que se había registrado en 1931, dio paso a una trayectoria de 55 años en la élite del fútbol nacional, frustrada con la pérdida de categoría en abril de 1986.
El club valenciano, con el recién llegado Arturo Tuzón a su presidencia y la continuidad de Alfredo di Stéfano en el banquillo, inició la temporada 86-87 con el reto de regresar de forma inmediata a Primera y consciente de que era el enemigo a batir por el resto de equipos.
Prueba de su entidad fue que en alguna ocasión, la afluencia de público a Mestalla superó a la total del resto de los partidos de Segunda y que la televisión pública española empezó a ofrecer los domingos por la noche resúmenes de los encuentros de esta categoría, pues el Valencia atraía más audiencia que muchos de Primera.
Tras un inicio dubitativo en especial en casa, el equipo se situó en la zona alta de la tabla, impuso su juego en Mestalla y a domicilio, fue líder durante muchas jornadas y avanzó con firmeza hacia el objetivo en una campaña atípica.
Se había establecido que tras la primeras 34 jornadas de Liga (la disputaban dieciocho clubes) se diera paso a una segunda fase para luchar por el título en la que compitieron los doce primeros clasificados divididos en dos grupos de seis.
Para ratificar la primera posición de la Liga regular, el Valencia se midió a doble vuelta al Hércules, Recreativo de Huelva, Bilbao Athletic, Logroñés y Elche.
El día 30 de mayo, en la jornada 41 y a tres del final, una victoria en Mestalla ante el Recreativo por 2-0 con tantos de Quique Sánchez Flores y Emilio Fenoll ratificó el objetivo.
El Valencia estaba liderado por veteranos como Ricardo Arias, Javier Subirats y el guardameta José Manuel Sempere, pero contaba con varios jugadores jóvenes con gran proyección que iban a ser clave en los años inmediatos y con el mundialista uruguayo Miguel Ángel Bossío, que fue fundamental en la línea media del equipo.
Entre esos jóvenes con futuro estaban Fernando Gómez, Fernando Giner, Quique Sánchez Flores y Salvador González "Voro", que iban a ser internacionales con España, además de futbolistas de la calidad de Carlos Arroyo o Emilio Fenoll.
Junto a estos diez jugadores, la plantilla se completó con el portero Serna, junto a Alcañiz, Cotino, Ferrando, Jon García, Juárez, Montes, Muñoz Pérez, Revert, Sánchez Torres y Sixto.
Di Stéfano fue fiel a un equipo base y prueba de ellos es que Giner y Revert disputaron 43 de los 44 partidos, mientras que Bossio y Subiarts jugaron 41 y Quique, cuarenta.
El máximo goleador fue el castellonense Alcañiz, con diez tantos, seguido con nueve por Fernando, Quique y Sixto, en una campaña en la que el equipo ganó más de la mitad de sus encuentros (24 de 44) y perdió once, dos de ellos con el ascenso ya conseguido.
Aquel ascenso se fraguó gracias al apoyo de la afición, pues el club incrementó notablemente su número de abonados y las asistencias a los partidos de Segunda en Mestalla fueron notables.
En el ambiente quedó que el paso por Segunda había sido una pesadilla que no debía repetirse y pronto el equipo se afianzó en Primera con buenas clasificaciones en la Liga y con su retorno a Europa.
Ahora, 33 años después, el Valencia ha pasado a ser el club que, salvo los tres que nunca han bajado (Athletic Club, Barcelona y Real Madrid), más tiempo lleva en la élite del fútbol español.