VALÈNCIA. "Este año se supone que hemos empeorado la plantilla y llevamos 35 puntos". Detrás de la sonrisa fanfarrona de Miguel Ángel Corona cuando pronunció esa frase está el triunfo de Meriton Holdings; uno que ha llegado de carambola en medio de una situación caótica. Es el balón y sus caprichos el que esconde debajo de la alfombra todas las miserias del club. El zapato que esconde el agujero en el calcetín; el que les ha ajustado en Paterna el zapatero Rubén Baraja.
A Corona no le falta parte de razón, pero ha sido Baraja y no su calamitosa planificación deportiva la que ha colocado al club en una inesperada zona de bonanza cuando Singapur, como acostumbra, había abierto la caja de Pandora.
El gesto petulante de Corona es el de Javier Solís. Ambos se jactan de haber reflotado deportivamente el club bajo el mantra de la sostenibilidad, alardean de cantera y presumen de la limpia económica y de personalidades tóxicas en el vestuario.
A Layhoon Chan le recomendaría que su portavoz fuese Corona. Es pechito bailarín. Siempre al frente. Sonríe y no se descompone. Es ideal para el cargo. No entiendo porque no habla más a menudo. Es la correa de transmisión perfecta del leitmotive y la propaganda meritoniana. Ya lo expliqué en una ocasión. A Javier Solís le gusta más ejercer de director de comunicación. Yo lo liberaría de la portavocía.
Su farsa llegó esta semana a un parque temático. El martes y el miércoles una docena de empleados del club, liderados por Solís, participaron en las 'III Jornadas de Clubes: Impulsando nuestro fútbol', que organizó el amigo Javier Tebas en el Centro de Convenciones de PortAventura World como parte del Plan Impulso.
Javier Solís, Miguel Ángel Corona e Inma Ibáñez, junto a otros empleados de las diferentes parcelas del club, acudieron a la convención. Solís, Corona e Ibáñez, los yes men de Peter Lim, ajustaron el relato a la verdad llena de trampas de Meriton. Pervirtieron la realidad y vendieron al resto de clubes, como impecables comerciales de las falacias de Meriton, que detrás de los 35 puntos hay una gestión impecable. Varios ejecutivos de otros clubes se quedaron atónitos.
Han fabricado un relato corrupto reforzados por la lotería que les ha tocado con Rubén Baraja, un boleto premiado en el que no confiaban al ciento por ciento.
Su sainete se ha representado estos días en PortAventura. No hay mejor escenario, ¿verdad? Porque el club, en manos de Meriton y su tropilla de funcionarios, es un parque de atracciones, un carrusel de tropelías, un laberinto de espejos que deforma la realidad.
La afluencia a Mestalla, la clasificación, la personalidad de Baraja, el nivel de los canteranos, la revalorización de la plantilla... Todos estos exitosos ítems son, según su verdad, producto de un plan concienzudo y elaborado detrás del cual está la mente maestra de Peter Lim.
No aludieron, claro, a las reuniones con prestamistas de alta riesgo para pagar nóminas, a todo el empastre del estadio, al cabreo de la afición, a las protestas en la calle, al regalo de jugadores, a la dificultad para fichar, a la ausencia de proyecto deportivo para el próximo curso, a la vileza de Peter Lim en su gestión del club... son tantas cosas. Pero ese relato no estaba en su guion fachendoso.
En la cumbre de LaLiga hincharon el pecho, orgullosos, como factótums de un club que han dejado sin recursos, pero que este curso, por caprichos del destino y de los dioses del fútbol, aguantan los músculos de Paterna implusándolo hacia Europa.
Son impostores, trileros de traje y corbata que parasitan una realidad deportiva que se han encontrado y que no les pertenece dentro de un contexto de club que se derrumba. Todo es una farsa. Pero presumir en PortAventura, presumieron. Lo que no saben es que muchos clubes se carcajearon. Ya lo creo.