VALÈNCIA. Las salidas de Bardhi y Malsa ya son oficiales en el Levante. La rampa de salida ha aligerado en Orriols y Felipe Miñambres mantiene las miras puestas en los posibles fichajes para el cuadro de Nafti, que ya se mostró claro en la previa del encuentro ante el Huesca: el mercado es el mercado, y las pinzas del Fair Play Financiero cogen la plantilla granota, pero si salen más futbolistas de aquí al 31 de agosto habrá que reponer producto en la estantería del club. Uno de esos futbolsitas a los que el Levante presta atención es a Fran Villaba. De hecho, lleva siguiéndolo desde la temporada pasada, tal y como informó este diario.
El valenciano se encuentra ahora en plena negociación con el Sporting para resolver una salida que ya durante la disputa del pasado curso estaba vista para sentencia. El quid de la cuestión resididía en el cómo, pero que Villalba quería marchar de El Molinón era una situación más que sabida por la entidad asturiana y por su entrenador, Abelardo, que ha manifestado en más de una ocasión el caso del centrocampista: "Es un jugador que no quiere estar en el Sporting y para mí no cuenta, solo quiero jugadores implicados", ha dicho el técnico.
El caso es que Villalba quiere marchar de Gijón por asuntos, en realidad, extradeportivos. Al menos ese es el que más primó a la hora de decidir buscar una salida antes del verano. El exvalencianista aterrizó en el Sporting procedente del Birmingham a préstamo y con unos emolumentos reducidos respecto a los que percibía en Inglaterra. No obstante, los asturianos poseían sobre él una opción de compra de medio millón de euros: una operación que, de ejecutarse, conllevaba el regreso de Villalba a cobrar las cantidades que tenía firmadas en el conjunto británico. La dirección sportinguista, en ese momento encabezada por Javier Rico, activó la compra sin el 'ok' del futbolista y sin el cambio requerido de su contrato.
A partir de ahí, se tensaron sobremanera las relaciones entre Villalba y el club al que, entonces sí, ya pertenecía. Ir a juicio era un escenario que a ninguna de las partes interesaba, así que el desencuentro quedó en stand by con vistas al mercado estival y con ambas partes condenadas a entenderse para desvincularse. La lástima, para el propio Villalba y para el Sporting, es que el centrocampista pasó de jugar un primer tramo de curso excelente a reducir su participación en la segunda parte. Aún así, el valenciano se mantuvo en dinámica y plenamente disponible para Gallego y Martí, primero, y luego para el propio Abelardo, quien ahora le ha apartado con los motivos previamente expuestos.
Mientras tanto, Fran Villalba era plenamente conocedor del interés del Levante y el acecho de Felipe Miñambres a su situación como importante oportunidad de mercado durante todo aquel segundo tramo de campeonato. Además, Villalba se deja caer mucho por Valencia, donde mantiene amistad con excompañeros del club de Mestalla y también con algunos jugadores del Levante. Entre ellos, precisamente, el mismo Bardhi que puede abrirle la puerta de Orriols después de que las arcas granotas hayan engordado unos 3 kilos por el traspaso del macedonio. Además, en una demarcación del campo muy similar a aquella donde Villalba ha encontrado su máximo rendimiento en el fútbol profesional.
Sin embargo, el jugador tiene más de un interés. El Levante no está solo. Es obvio que la tesitura que va a dejar libre al valenciano mantiene en vilo a varios clubes. Algunas fuentes consultadas por este periódico admiten que es una operación complicada porque alberga intereses incluso de Primera División -y evidentemente en Segunda-. También se trata de una oportunidad de mercado en la máxima categoría. Aún así, la baza con la que juega el Levante en caso de que Villalba acabe cuadrando en los planes de Nafti es el regreso a casa de un jugador que se ha dejado querer por el conjunto del Ciutat. Ha puesto buenos ojos y cuadra en el engranaje del entrenador: futbolista con experiencia en Segunda División pese a sus 24 años y con hueco en el vestuario.