VALÈNCIA. La organización del 10K Valencia Ibercaja ha hablado mucho estos días de las opciones de Agnes Jebet Ngetich para batir este domingo (9.30 horas) el récord del mundo de Yalemzerf Yehualaw (29:14 logrados en 2022 en Castellón), que seguro que las tiene. Y también se ha tirado a la piscina para anunciar que Abdessamad Oukhelfen y Águeda Marqués vienen a la Alameda a batir las plusmarcas nacionales de Toni Abadía (27:48) y Paula Herrero (31:23). Pero me sorprende que han desviado el foco de la verdadera estrella de esta carrera: Jacob Kiplimo.
El ugandés, de solo 23 años, es uno de los mejores fondistas del planeta. Hace menos de un año, en Australia, se proclamó campeón del mundo de campo a través. Y hace menos de dos meses igualó el récord mundial de 15 kilómetros en los Países Bajos (41:05) después de salir de una lesión. También tiene el récord en medio maratón, desde que voló y cruzó la meta de Lisboa en 57:31, un segundo más rápido que Kibiwott Kandie aquella mañana mágica de Valencia, en 2020, en la que cuatro hombres bajaron por primera vez de los 58 minutos en esta distancia. Es decir, Kiplimo, a quien solo le falta una gran marca en esta distancia, en los 10 kilómetros, no debería andar lejos de la plusmarca mundial que logró en 2020 Rhonex Kipruto -sancionado por dopaje en 2023-, también en Valencia, en esta misma prueba.
Kiplimo, que llegó anoche a nuestra ciudad, debería bajar de los 27 minutos y acercarse a los 26 y medio ocho semanas después de hacer pasado en 27:49 en una carrera de 15 kilómetros. A estos ritmos, la gran pesadilla de los organizadores -en este caso de José Enrique Acuña y Hicham Ettaichmi, los responsables de la contratación de atletas- es encontrar liebres capaces de correr a menos de dos minutos y cuarenta segundos cada kilómetro. El desafío le ha caído a Mohamed Reda Sebie, un atleta residente en Alicante que deberá lanzar la carrera a 2.38 y apartarse a un lado pasado el segundo kilómetro.
Luego todo dependerá del estado de forma de Kiplimo y de las condiciones meteorológicas de este domingo. Pero el ugandés ya ha demostrado muchas veces de qué es capaz, como aquel día de Lisboa, cuando batió el récord del mundo de medio maratón sin excesiva ayuda y pasando el kilómetro 10 en 27:07. O aquel día que ganó la San Silvestre Vallecana -las marcas, por el desnivel, no entran en el ranking- en 26:41.
A Kiplimo lo descubrió su entrenador, Peter Chelangat, cuando el atleta, aún un adolescente, corría una carrera de montaña. Los dos son de la etnia sebei. Poco después debutaba en los Juegos Olímpicos de Río con 15 años, convirtiéndose en el olímpico ugandés más joven de la historia. Brilló desde el primer momento y llegó a ganar el Mundial sub20 de cross. Luego, con el paso de los años, ha ido engordando un historial sobresaliente, con un bronce olímpico en Tokio 2020 y otro mundial en Eugene 2022, además de un título de campeón del mundo de medio maratón. Pero no solo de medallas y récords vive un atleta, y Kiplimo también ha disfrutado de importantes victorias sobre rivales como Joshua Cheptegei o Jakob Ingebrigtsen.
A pesar de su marca en medio maratón, está posponiendo su salto a la distancia reina. Kiplimo tiene previsto volver a la pista en los Juegos de París y probablemente probar en el maratón ya en 2025. ¿O adelantarlo al 1 de diciembre en Valencia?
En 2023 empezó ganando el Mundial de cross ante rivales tremendos como Aregawi, Cheptegei o Kamworor, pero luego se perdió el Mundial de Budapest, en pista, y el de Riga, en ruta, por una lesión en el isquiotibial. Kiplimo ha vuelto desatado. Reapareció con un triunfo en el Cross de Atapuerca y el récord del mundo de 15 km en la Carrera de las Siete Colinas, en Nimega (Países Bajos) el 19 de noviembre.
Jacob Kiplimo es hijo de un antiguo atleta que ha tenido, a su vez, y con diferentes mujeres, treinta vástagos, varios de ellos atletas también destacados, como Oscar Chelimo, medallista en el 5.000 del Mundial de Eugene, o Victor Kiplangat, el vigente campeón del mundo de maratón.