VALÈNCIA. A vueltas con el penalti a Dani Gómez. Una de las penas máximas más claras de lo que va de campeonato de Liga quedó, sin ser ni mucho menos excusa por la no victoria frente al Espanyol, como la acción que más marcó la cita del pasado sábado. Cuerpo técnico y algunos futbolistas se marcharon del Ciutat como si, con la falta de revisión de la acción por parte de Díaz de Mera, se les hubiera quitado la miel de los labios. Había que anotarlo, pero ese penalti hubiera supuesto el rayo necesario de esperanza por la permanencia, que esta jornada ha vuelto a dar una chance al Levante después de que hayan tropezado absolutamente todos los rivales directos. A la postre, un punto recortado, que podían haber sido tres. Y eso, pese a que en el vestuario se intenta no pensar y se rechaza cualquier tipo de lamento que focalice la atención sobre el pasado, revela a más de uno.
El primero fue el entrenador. Alessio Lisci fue el único que clamó al cielo públicamente tras una jugada meridiana. El italiano explicó que el árbitro no podía ver el contacto entre Cabrera y Dani Gómez porque su campo de visión en el transcurso de la acción es reducido. Para él, es un lance de VAR que González González debió mandar a revisar en pantalla. Es más, Alessio advirtió de que el Levante ha de ponese firme en acciones de este tipo porque "ahora cualquier punto es vital", y se quejó de otras ocasiones en las que, siendo él máximo responsable del banquillo granota, el equipo ha sido perjudicado a su juicio.
El primer envite que mencionó el preparador romano fue el de la roja a Rubén Iranzo en el derbi ante el Valencia en Orriols que los levantinistas perdieron por 3-4. Fue con el partido prácticamente perdido, ya con el cuadro de Bordalás dos goles por delante en el marcador, pero el canterano valencianista solo vio la amarilla durante el partido. También apuntó el entrenador varios 'cortes' de jugadas no terminadas que, por fuera de juego, el línea ha terminado arruinándole al Levante. Concretamente a De Frutos en Cornellà, precisamente ante el Espanyol. Y es que la norma marca que, si se trata de una ocasión manifiesta de gol, se ha de dejar continuar la jugada. Entendió el técnico que aquella del segoviano lo era, pero en cualquier caso ahí se quedó el repaso de un Alessio que no quiso releer más episodios.
Sin embargo, una de las ocasiones en que más furibundo se ha visto al banco granota fue contra el Mallorca, cuando un gol del equipo de Luis García -posteriormente anulado- llegó después de una acción en la que Soto Grado, colegiado del encuentro, mandó que se reanudara el juego con Bardhi tendido sobre el césped. De hecho en ese choque ocurrió dos veces, también con Vezo, y eso encendió tanto al equipo que, primero, fue expulsado Campaña y después el propio Alessio. Frente al Espanyol fue el segundo del italiano, Darío Navarro, el damnificado después de una protesta colectiva en la que Díaz de Mera echó al técnico valenciano como representante de las quejas airadas desde el bando azulgrana. A falta de que Competición publique su resolución este miércoles, Navarro solo se perderá un partido al ser una expulsión prácticamente habitual, por "protestar de forma ostensible una decisión", sin personalización específica sobre el técnico.