VALÈNCIA. Alessio Lisci aterrizó en el banquillo del primer equipo del Levante con una meta parcial dentro del deber de despertar al equipo de cara a obrar el milagro de la permanencia: fortalecer defensivamente a un grupo que, ya a su llegada, era el más goleado de la Primera División. Objetivo, portería a cero. Y, aunque no con la regularidad deseada en cuanto al buen hacer en retaguardia, el conjunto de Orriols ha conseguido hacer del cerrojo un suceso mucho más habitual que a inicios de curso. Si con Paco López el Levante no logró mantener sus redes limpias en los ocho encuentros que afrontó el de Silla esta campaña, y si con Pereira ocurrió en dos empates (ante Getafe y Athletic en el Ciutat), con el italiano ya van cinco encuentros sin recibir un tanto de entre los quince que ha dirigido.
Es decir, Alessio ha logrado clean sheets en el 33,3% de sus choques de Liga al frente del equipo. En comparación, Pereira contabilizó un 28,5% (2 de los 7 encuentros que gobernó). El actual técnico granota ha mejorado al equipo en ese aspecto y también en el hecho de conseguir que las porterías a cero también supongan victorias. De las cinco registradas, cuatro han servido para ganar el partido: contra Mallorca, Atlético de Madrid, Elche y este pasado fin de semana ante el Villarreal. De hecho, el dato es significativo: el Levante solo ha ganado esta temporada cuando no ha encajado.
El planteamiento frente al cuadro de Unai Emery dejó a las claras la vía por la cual el elenco levantinista podía aspirar al triunfo: a base de defensa férrea, escaso ritmo de juego y efectividad en las pocas ocasiones de las que dispusieran los hombres de ataque. Así fue: la genialidad de Roger dejó el primero en bandeja de plata y el paso adelante del rival propició la última contra para redondear el marcador. Mientras, el Submarino se vio ahogado por una idea cuyo primer argumento ya dejó caer Alessio en la previa del encuentro: no dejar pensar al Villarreal ni a sus figuras de cabecera. Las conexiones con Parejo fueron prácticamente desactivadas y Gerard Moreno estuvo vigilado, más allá de su primer contacto en que se encontró con espacio suficiente como para buscar la escuadra de Cárdenas.
Poner el candado a la puerta es un deseo convertido en realidad y una buena noticia que, a la postre, ha servido para salir del último escalón de la tabla. Y es que si el Levante no es hoy colista es porque mejora los números del Alavés en cuanto a diferencia de goles particular. Algo complicado si se tiene en cuenta la losa de 58 tantos en contra que el conjunto azulgrana acumula hasta la fecha. El Levante marca -25; el equipo de Mendilibar, -28. En cualquier caso, si bien los granota han progresado en tareas defensivas, también han pesado actuaciones como la de Pamplona, en la que se encajaron tres; o en Bilbao, cuando se cosechó un 3-1 quizá menos merecido que en El Sadar. Continúan en la retina otros sacos de goles que se embolsó el Levante, como los tres de Getafe, los cinco precisamente de Villarreal, o el póker ante Valencia, Betis y Espanyol, pero aquello ocurrió antes de que la semana fantástica de febrero hiciera rebrotar las buenas sensaciones del equipo.
El actual cuerpo técnico llegó en el orden trasero bajo del brazo. Muestra de ello fue el trabajo con el filial del club o en categorías inferiores. Costó ponerlo en práctica y Alessio se topó con una dura realidad que gestionar en tareas defensivas a nivel general. Cerrar la portería conlleva siempre estar más cerca del triunfo. Así lo entienden en el banco granota y así se ha producido en los encuentros que hasta ahora han dirigido. Sin embargo, no siempre ha sido así en el Ciutat de València: el preparador romano ha logrado, en quince partidos, más porterías a cero que en toda la temporada pasada (se registraron cuatro). Por contra, el equipo, aún con la imponente caída libre de los últimos ocho duelos del curso, acabó el campeonato con más preocupación en las sensaciones que problemas con la calculadora. Salvación holgada.
Con Paco López al timón, acabar encuentros sin goles se convirtió casi en mitología. La anterior temporada, también sin problemas para amarrar la permanencia, solo se apuntaron seis porterías a cero. El Levante actual acumula más. Eso sí, en los dos primeros cursos del entrenador de Silla en el banquillo (el primero a relevo de Muñiz), el conjunto levantino logró 10 y 7 veces cerrar sus redes respectivamente, y acabó luchando por salvar la categoría en ambas ocasiones. En la 17/18, el 'efecto Paco' acabó con la agonía antes de tiempo, mientras que en la 18/19 hubo que protagonizar un partido memorable en Girona.
Son datos que, al tiempo que ponen de manifiesto el estilo que triunfó en el Ciutat de la mano del técnico valenciano, suponen un oasis en lo que ha acostumbrado a observar el estadio de Orriols en la última década. En el paso por Segunda División en la 16/17, el Levante acabó el 40% de sus partidos sin recibir un solo gol (17 encuentros), con el récord de cinco choques seguidos a 0. Si se desliza la lupa del tiempo todavía más atrás, fueron 12 las porterías limpias matriculadas en 2012, durante la temporada más icónica en la élite del club que acabó con clasificación para Europa liderato mediante a inicios de competición.