VALÈNCIA. Mientras muchos equipos hace ya meses que pusieron en marcha su plan con vistas a la temporada 2024/25, el Valencia CF continúa en vía muerta esperando a que su máximo accionista suba o baje el pulgar como el César en el coliseo de la antigua Roma.
Aunque que los cánones dicten que los equipos con menos recursos deben ser los más rápidos a la hora de moverse en el mercado, Meriton repite otro año más el verano de la marmota.
Excepto la directriz marcada hace casi dos meses por Layhoon de traspasar cualquier futbolista por el que llegue una oferta que complazca al dueño, e invertir poco a la hora de reforzar el equipo (cedidos y jugadores a coste cero), nadie sabe con certeza cuáles van a ser los movimientos y por tanto qué necesidades se van a generar en la plantilla. Por cierto, que con el proceso de renovación de Rubén Baraja abierto, la presidenta se encuentra ausente, al igual que ocurrió en la renovación anterior (entonces se habló de la boda de su hijo aunque estuvo 5 semanas fuera de Valencia).
El caso es que ese debería ser el primero de los problemas por resolver, el de Baraja. Tras una serie de reuniones la pasada semana entre Corona y García Quilón las bases quedaron sentadas, pero se espera el OK definitivo de Singapur. Los dos mayores problemas son que la efectividad del local management es nula y la cacareada agilidad y autonomía proclamada ahora hace un año ha quedado aplastada y hecha añicos por el peso de la realidad. El segundo problema son los parámetros deportivos. Más allá de una mejora de salario, Baraja ha hablado muchas veces del concepto de ambición. Ha pedido que no le desmantelen la plantilla, y eso no casa con el escenario que Meriton establece verano tras verano. Baraja se muestra dispuesto a continuar pese a todo, y el club sabe que difícilmente va a encontrar otro entrenador que les resulte tan efectivo a nivel deportivo y social. Sin embargo, los días van pasando y las soluciones no se atisban por ningún sitio.
En ese compás de incertidumbre también se halla Hugo Duro. Tras completar su mejor temporada como profesional logrando 13 goles, el delantero madrileño y el club ya han mantenido conversaciones para su ampliación de contrato. Sin embargo, y al igual que en el caso del entrenador, no se tienen noticias de respuesta alguna. Ni de Kiat, ni de Peter, Singapur sigue dejando caer al club como un asunto de nulo interés olvidado en el cajón de los caprichos.
Incluso la portería a día de hoy es otra incógnita por resolver. Aunque Mamardashvili asegurase en una entrevista en su país hace pocos días que su futuro se conocería en breve, la cantidad de 40 millones de euros que está pidiendo la propiedad dificulta la salida del georgiano que va a jugar a partir de la semana próxima la euro con su país. Mientras, el club tiene fichado al macedonio Stole Dimitrievski, quien en un principio llegaba para hacerse con la titularidad, y aún no se sabe cuál va ser el futuro de Cristian Rivero. Pese a haber tenido esta semana sus agentes una reunión con el club, el de Gandía no sabe si va a continuar y además tiene ofertas de segunda división. Su continuidad con la posibilidad de salir cedido tampoco se descarta. Pero todo está parado a la espera de directrices.
El capítulo de altas y bajas sigue siendo otro de los caballos de batalla. Ya han comenzado a sonar nombres como el de Gonzalo Villar o el de Luís Rioja. La estrategia es ofrecer una imagen de trabajo desde Valencia que Singapur frena. Ni en uno, ni en otro caso hay indicios que llamen a pensar que se vaya a llegar de manera eficaz a un acuerdo inmediato. El verano, al igual que los anteriores, se antoja largo y encima en este caso está el hándicap de los Juegos Olímpicos que se van a llevar a futbolistas que no podrán realizar la pretemporada. Todo apunta a un arranque en cuadro en las primeras semanas de trabajo.
Porque de hecho aún no está claro que va a ocurrir con Peter Federico. La voluntad del Valencia CF por pagar dos millones de euros para hacerse con el 50% de los derechos del futbolista estaba más clara hace unas semanas de lo que parece ahora. En la cabeza de Baraja está el nombre de Giuliano Simeone (tal y cómo ya publicó PlazaDeportiva). Hay que medir mucho los movimientos cuando se dispone de tan poca capacidad de inversión. Lo que ocurre es que los futbolistas no esperan eternamente, aunque eso en Singapur importe poco.
Y cómo no, también los traspasos están encima de la mesa. Mamardashvili y el Newcastle, Mosquera y el Atlético o Javi Guerra y el Nápoles. Pese a que el club filtrara el mensaje de que sólo hacía falta recaudar este verano 20 millones de euros en traspasos, y que se iban a intentar obtener con ventas de jugadores no esenciales, la realidad para Singapur no cambia; futbolista por el que llegue una oferta que pueda satisfacer al propietario, será vendido. El problema es que a los Lim les da igual realizar las ventas el 31 de agosto sin tiempo de reacción para tapar las necesidades que puedan generar la marcha de algunos futbolistas (recuerden que, sin ir más lejos, Kondogbia fue traspasado al Atlético de Madrid con la liga en marcha).
Todo ello mientras algunos equipos ya hace días que eligieron a sus nuevos entrenadores y tienen sus proyectos cocinándose en el horno. Meriton sigue ajeno a los tiempos del fútbol y a sus exigencias. Otro año inmersos en el verano de la marmota.