opinión

Mi villano favorito

Tebas se ha fabricado -con un tesón indiscutible- un personaje que, debiendo estar en la trastienda, alcanza día tras día un inusitado protagonismo en el papel de villano. Si fuese un personaje de dibujos animados –que a veces lo parece- podría perfectamente meterse en el papel de El Señor Burns de Los Simpson...

16/12/2017 - 

VALÈNCIA. El aficionado al fútbol ha dejado de ser el sustento económico principal del negocio. Es cierto, pero fue, es y siempre será ingrediente indispensable para que un juego consistente en 22 chavales dándole patadas a un balón constituya un espectáculo deportivo y social impresionante. Algo que todos podemos llegar a entender pero que Javier Tebas, Presidente de la Liga porque los Clubes así lo quieren, viene utilizando para relegar al aficionado al gris papel de ‘figurante’ que solo sirve para rellenar gradas siendo envoltorio del producto que él vende al mejor postor televisivo: Un papel de celofán de colorines que acaba irremisiblemente en la papelera más cercana.  

Tebas se ha fabricado -con un tesón indiscutible- un personaje que, debiendo estar en la trastienda, alcanza día tras día un inusitado protagonismo en el papel de villano. Si fuese un personaje de dibujos animados –que a veces lo parece- podría perfectamente meterse en el papel de El Señor Burns de Los Simpson. Ese propietario de la Planta de energía nuclear y jefe de Homer Simpson al que odia con verdadera delectación toda la Comunidad de Springfield y vive encantado de que así sea… Como Tebas, que vive encantado de ser el villano favorito del fútbol español y parece disfrutar fastidiando con ‘J’ al aficionado de a pie que durante tantos años contribuyó a elevar al fútbol a la magnitud que alcanza hoy en día. Decretar las cuatro y cuarto de la tarde, ¡de la tarde de Reyes!, para el partido entre el Valencia y el Girona despreciando la habitual tradición que existe en nuestro país de sentarse con la familia a comer tras haber recibido: regalos los buenos y carbón los no tan buenos, es un atentado a la razón como lo es programar un partido para las cuatro en Sevilla, en el mes de Agosto a cuarenta grados de temperatura. Pero… no contento con eso, en lugar de pedir disculpas y reconocer que toca ‘pasar por el aro’ de la televisión que tiene los derechos, manifiesta Tebas -sin caérsele la cara de la vergüenza- que los aficionados valencianistas deben estar satisfechos porque un horario así hace grande al Club porque posibilita que se vea en Asia. Pretende hacernos creer que el Continente Asiático se paraliza para ver un encuentro entre el Valencia y el Girona, algo que podría parecer un halago, pero que se desmorona al conocer otros horarios de la misma jornada: ¿Es más atractivo en el continente asiático un Valencia-Girona o un Celta-Real Madrid? Según Tebas parece que el del Valencia es más atractivo ya que ha decidido que el Madrid jugará por la noche cuando los asiáticos llevan ya un buen rato durmiendo pero, curiosamente, a la hora de repartir el dinero de la televisión uno de los principales argumentos que esgrimen para dárselo todo a Madrid y Barça consiste en que los ingresos por venta de derechos fuera de España se sustentan en el interés que lejos de nuestro país despiertan SÓLO el Madrid y el Barcelona. Y, yendo un poquito más allá… y para que no parezca una rabieta local: Poner un Osasuna-Valladolid el viernes 5 a las 9, para hacer elegir a los niños de Pamplona entre su equipo y la cabalgata de reyes… o dos partidos más de segunda el día 6 a las 4 , como el del Valencia… ¿También es porque en Asia andan locos por ver en la tele un Rayo Vallecano – Nástic de Tarragona? Antes se coge al mentiroso que al cojo. 

En cualquier caso, si alguien esperaba una cruzada por parte del Valencia contra la Liga a cuenta del horario de Reyes, al escuchar a Mateo Alemany, habrá visto su gozo naufragar en un pozo. Los clubes están entregados al sistema establecido porque -entre muchas otras razones- la Liga se ha convertido en su banquero y hay que llamar a esa ventanilla para recibir adelantos del maná televisivo. Total que, atendiendo a las reglas del nuevo orden y al sargento chusquero que lo pastorea, el aficionado ha pasado a ser el ‘último pedo del Califa’.