VALÈNCIA. Dos partidos con Felipe Miñambres al mando y dos caras muy diferentes. El Levante pasó este domingo a ofrecer la mejor imagen de la temporada, de un plumazo, tras regresar de Oviedo de vacío y con otra pésima actuación que poco cambió lo visto con Javi Calleja en los dos últimos meses. Eso mismo había transcurrido, casi 60 días, desde la última victoria granota. Todo ese tiempo sin ganar ha lastrado el avance del equipo hacia el objetivo ineludible por el bien del devenir del la entidad, aunque, por puntos, el conjunto de Orriols todavía está a tiempo. Ya lo estaba, sin embargo, hace tres semanas, cuando el director deportivo despidió al anterior entrenador y se puso a sí mismo al frente del vestuario. La gran diferencia después del triunfo ante el Sporting en el Ciutat ya no es la victoria tras meses de depresión, sino la puesta en escena.
"Se trata de elegir bien los momentos", contestó Miñambres al ser preguntado por el cambio de propuesta este domingo. El Levante plasmó todo un cambio en el libro de estilo de Calleja y dejó atrás el intento de fútbol-control, con largas posesiones y poca productividad en ataque. Cierto que la falta de efectividad, reconocida por el actual preparador, continúa en el debe de un equipo cuyo máximo artillero sigue siendo Bouldini a pesar de acumular ya siete jornadas sin anotar, la mitad de las que reunía antes de cortar ante el Albacete -precisamente en el último triunfo hasta este fin de semana- una alarmante sequía de catorce partidos. No obstante, según las estadísticas oficiales de La Liga, el Levante disparó 19 veces al arco de Rubén Yáñez. Es uno de sus mejores datos en ese apartado a lo largo del campeonato.
Es decir, el elenco blaugrana se empeñó en generar más y perdió la posesión en favor del rival. El Sporting tuvo más la pelota en Orriols. Acabó la primera parte con un 52% de posesión -sin gran diferencia-, pero concluyó el encuentro con un 64% -algo mucho más detectable-. Sin embargo, lanzó dos veces entre palos. Una de ellas, la que sacó Andrés Fernández a Juan Otero, la más clara de los asturianos en todo el partido. Poco más. Porque los de Miguel Ángel Ramírez no atosigaron y el Levante fue claramente superior a un oponente directo si se quiere pelear por las plazas de promoción de ascenso. Y "superior" es un concepto poco pronunciado en los aledaños de Orriols esta temporada.
Aún así, Felipe Miñambres apuesta por dominar todos los registros. "Cuando se te meten atrás, no puedes transitar, no puedes correr, pero nosotros tenemos plantilla con posibilidades para hacer una cosa u otra: ser verticales o dominar el juego en estático", dijo el ejecutivo astorgano. Es lo que teme de cara a la cita aplazada de este miércoles contra el Andorra, un rival con un plan y una situación clasificatoria muy distinta a los sportinguistas. El choque es clave, porque de ganar el Levante lograría ponerse a tres puntos del sexto clasificado, ahora mismo un Burgos al que hay que visitar el próximo sábado como colofón a una semana de Fallas de lo más intensa por culpa de la nueva reubicación del calendario. De momento, todavía a la expectativa, el levantinismo ha saboreado un primer buen volantazo hacia delante en el césped.