GRUPO PLAZA

Marcelino y su cuerpo técnico saben que el partido de copa puede salvar la temporada y garantizar además su continuidad

Obsesionados con la Copa

26/02/2019 - 

VALÈNCIA. En el ranking de prioridades de Marcelino, la Copa del Rey ha experimentado un subidón tras eliminar al Getafe en cuartos. El partido de semifinales que disputará el jueves el equipo del murciélago ante el Real Betis se ha convertido en una obsesión para el cuerpo técnico. La cita del Villamarín es clave en el futuro de la plantilla y en el horizonte del entrenador si no hay clasificación para la próxima Liga de Campeones al final de este ejercicio. Esa final lo conecta todo y puede marcar la decisión de Peter Lim respecto a la continuidad de Marcelino. 

La Copa del Rey encierra un premio doble esta temporada. Disputar la final, sin ganarla, esto es, sólo con tener presencia el día 25 de mayo en el Villamarín, garantiza también billete para jugar la final a cuatro de la Supercopa tras el nuevo planteamiento que presentó Luis Manuel Rubiales la semana pasada. Solo con acceder a la final de la Copa del Rey, el Valencia podrá pujar por dos títulos: Copa y Supercopa. Esta es otra de las razones que engordan el interés de la tropa de Marcelino por el torneo del KO. Y, además, ganar la Copa supone tener plaza para jugar la Europa League del próximo ejercicio. 

Desde que finalizó el partido de ida en el Benito Villamarín y el Valencia se marchó de allí con un suculento empate a dos, diferentes decisiones del entrenador han llegado marcadas por la trascendencia del duelo de vuelta. El reparto de minutos, la manida dosificación de esfuerzos y la paulatina administración de la entrada en el equipo de los futbolistas que salen de una lesión o que mantienen diferentes molestias desde hace varias semanas, han estado encaminadas a que los elegidos para el once inicial ante el grupo de Quique Setién lleguen el jueves en un pico alto de rendimiento o de prestaciones. 

Con el equipo mejorado respecto a la primera vuelta pero abonado a los empates y obligado a no fallar si quiere cubrir el gran objetivo de la temporada, que no es otro que repetir clasificación para la Liga de Campeones, Marcelino sabe que jugar la final de Copa puede justificar la temporada, incluso perdiéndola, ante los ojos de la propiedad si el equipo no alcanza la cuarta plaza a final de curso. Pelear una final con un coloso como Barcelona o Real Madrid supondría mejorar su reputación ante Peter Lim, al que le habría brindado la primera final en su quinta temporada como propietario desde que accedió a la compra del club.

Su futuro como responsable del banquillo del primer equipo de Mestalla necesita esa final si al final de curso no clasifica para jugar la próxima edición de la Champions League. Cumplir el contrato que le vincula con el Valencia hasta junio de 2020 depende de la disputa de la final del Villamarín. Alcanzar esa cita puede marcar su continuidad por una campaña más.

Otro argumento de peso está en el currículum de Marcelino huérfano de títulos. El asturiano nunca ha disputado una final. En su largo recorrido como entrenador se ha quedado tres veces a las puertas de pelear por un título. En la Copa del Rey de la temporada 2014-2015, el Villarreal, dirigido por el asturiano, alcanzó las semifinales del torneo, pero cayó con un doble 1-3 ante el Barcelona. Un año después, también con el Villarreal, llegó a las semifinales de la Liga Europa, en las que se midió con el Liverpool inglés. Una victoria por 1-0 en la ida en Villarreal hizo albergar esperanzas clasificatorias, pero el Liverpool volteó la eliminatoria con un contundente 3-0 en el segundo partido en Anfield Road. La tercera experiencia, también negativa, la vivió el curso pasado ante el Barcelona. Cargado de bajas, en el Camp Nou perdió 1-0 y en Mestalla repitió derrota por 0-2.

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