plazadeportiva

el gesto empaña EL GOL de un jugador que calleja quiere recuperar 

Dani Gómez: ángeles y demonios

VALÈNCIA. Un gesto que agitó a parte de la grada del Gol Orriols, un gol que termina con la sequía de año y medio sin anotar -desde abril de 2022, en Los Cármenes, con la camiseta del Levante y en Primera División-, y unas disculpas que convencen a unos y saben a poco para otros. Dani Gómez vivió de todo en apenas unos segundos, después de abrir la lata frente al Racing de Ferrol para, a la postre, sumar unos tres puntos que aúpan al conjunto de Javi Calleja a la zona más noble de la clasificación en Segunda, al borde del ascenso. Y que hacen del próximo choque de Tenerife una jornada de altos vuelos. Independiente de esas consecuencias, el madrileño marcó y se llevó la mano a la oreja en señal de desaprobación al Ciutat, que antes había reprochado con música de viento una jugada anterior del ariete en que había ralentizado un posible ataque. Y después, las disculpas inmediatas tras la celebración del tanto, cuando el entrenador le sustituyó y en zona mixta, donde entonó de nuevo el 'mea culpa' y pidió un perdón "de corazón"

Es el resumen de la extraña noche en que salieron los demonios de Dani Gómez. Regresó a Orriols después de jugar solo 125 minutos en toda su temporada de cesión en el Espanyol, un club que adquirió por él un derecho de tanteo al finalizar el curso a préstamo que jamás ejecutó. El futbolista de Alcorcón topó con la realidad en Cornellà y no encontró su sitio ni con Diego Martínez, primero, ni después a las órdenes de Luis García. Todo ello, claro, tocado por las lesiones. Se perdió diez partidos entre problemas físicos y una dura sanción de cuatro partidos por "empujar al árbitro" en el partido de la primera de Copa del Rey. Una acción fortuita y del todo polémica, parecida a la que, también en la competición del KO, sufrió Vicente Iborra y con la que el TAD también se limpió las manos.

Aquello le ocurrió al '9' granota en medio del parón por el Mundial de Qatar, que frenó la Primera División y, por tanto, dejó al delantero dos meses y medio sin competición. "Una etapa complicada", definió él mismo en zona mixta, que le hizo sacar la rabia de alguna forma una vez se desquitó de la ansiedad reconocida por convivir sin el gol. Ese conato de explosión contra su propio público provocó que incluso sus compañeros trataran de apaciguar las aguas en un momento concreto, sobre el mismo césped y en el mismo festejo del gol, para que el tendido aplaudiera al jugador. El Ciutat, por aceptación de la petición de sus pupilos o desconocimiento de lo que había ocurrido en aquella esquina -el gesto de Gómez no duró más que apenas unos segundos- acabó entregándole un aplauso generalizado, por parte de la gran mayoría de los 13.000 levantinistas en la grada.

Recibe toda la actualidad
Plaza Deportiva

Recibe toda la actualidad de Plaza Deportiva en tu correo