VALÈNCIA. 'Al "Levante" la Copa' tituló El Mundo Deportivo en la portada de su rotativo el 19 de julio de 1937. Es el recorte de prensa que ha perdurado en la memoria del levantinismo durante tanto tiempo de lucha contra los elementos. Y sí, por fin, el Levante alzó su Copa al cielo. Hora de editar titulares 86 años después: 'Al Levante SU Copa'. Y de lo emotivo del homenaje, a lo desquiciante de otros dos puntos regalados por esquizofrenia.
Gloria a veinticinco años de incansable trabajo en el Departamento de Patrimonio Histórico del club, comandado por un Emilio Nadal que lideró la exigencia del reconocimiento del título desde que el expresidente Ramón Victoria le alertara de un trofeo que vagaba como un hijo buscando un padre legítimo pero perdido en el tiempo. Investigadores e historiadores granotas, como Felip Bens -columnista de esta casa-, pusieron su grano de arena para documentar la hazaña de un Levante FC que campeonó en Sarrià ante el rival de la ciudad, el Valencia. Con centro de Agustinet Dolz y un gol de Nieto en la recta final del encuentro en la noche del 18 de julio del 37, aquel equipo vestido de azul y blanco se sintió tan campeón de España como cualquier otro en épocas pasadas y mejores. Con guerra o sin ella, con una nomenclatura u otra.
Hace una década que luce en las vitrinas del Ciutat la Copa que, aunque también recibió a posteriori el nombre 'de la República', se denominó oficialmente 'de la España Libre', enmarcada en el contexto de un país partido por una Guerra Civil que endurecería a partir de entonces su crueldad. Sin embargo, no ha sido hasta diez años después de que la Real Federación Española de Fútbol (RFEF) acogiera el trofeo también en su museo cuando el ente ha reconocido al campeón, a pesar de que en 2008 el Congreso de los Diputados ya le había instado a hacerlo.
La negativa de Ángel María Villar al entender que aquel campeonato no fue organizado por la propia Federación (FEF, no RFEF, en aquel entonces) -el argumentario del Levante en este sentido siempre fue que Ricardo Cabot, presidente de la FEF en el 37, estuvo al tanto de la organización de la Copa en territorio republicano y que, de hecho, se intentó implicar a clubes cuya área de influencia se encontraba ya controlada por el denominado bando nacional- ha desembocado en la tardía aprobación de Luis Rubiales. El exlevantinista, ahora presidente de la RFEF, entregó el trofeo a los jugadores del actual Levante, que alzaron el título en memoria de todas aquellas figuras, las realmente campeonas, que no han vivido para verlo.
Sí estuvieron sus familiares. Ernesto Calpe, hijo de Ernesto -campeón de la Copa del 37- y hermano de Antonio Calpe -una de las mayores leyendas de la historia balompédica granota-; Agustín Santateresa, hijo de Agustín Dolz; o Jesús Rubio García-Neito, nieto de aquel mítico goleador, también participaron, en memoria de sus parientes, en la ceremonia del campeón. Igual que leyendas del club como Salvador Mut, Jorge Barrie, Vicente Latorre y Sergio Ballesteros. En el palco de autoridades del estadio del Levante estuvo el presidente de la Generalitat Valenciana, Ximo Puig, según informaron fuentes del gobierno valenciano.
Ya en los prolegómenos del partido retumbaba en Orriols el tema 'Lliure' y su lema 'La Copa és Nostra' de Xavi Copado. En la grada, más de 15.000 granotas presenciaron un momento mágico en su estadio. Sonora pitada mediante a la salida de Rubiales desde el túnel de vestuarios, el levantinismo recibió su Copa de manos de Iborra. Bufandeo, homenaje, alguna que otra lágrima... y al fútbol.