VALÈNCIA. Que Dios reparta suerte... y milagros. El Levante necesita uno. No en Orriols, que de nuevo ha colgado el cartel de 'no hay billetes' y que habrá de vivir un triunfo granota como condición sine qua non para poder optar al ascenso. Las maravillas divinas habrán de darse en Granada y Gran Canaria, pero la magia no se hará sin chistera. Lo primero es lo primero: o los de Javi Calleja ganan o no opositarán a nada. Lo previsible es que en el Ciutat no haya fiestas, ni invasiones, ni ningún tipo de explosiones más allá de una posible ira si el equipo tampoco es capaz de doblegar al Real Oviedo. Sin embargo, será una noche de transistores -la jornada se juega en horario unificado- y una batalla también por el futuro. 

Y es que ante la más que posible realidad de terminar jugando el play-off, también contará la cara con la que el Levante aterrice en las eliminatorias. De ganar esta noche, clasificará tercero pase lo que pase con Granada, Alavés o Las Palmas. Y eso, sumado a la concienciación del grupo ante la evidencia de que la campaña desembocará en la fase del KO, llevará a Orriols buenas noticias: el factor cancha estaría siempre a favor y, en caso de reeditar el resultado más repetido durante el curso -el empate- en 120 minutos más prórroga, tendrá preferencia de pase. Un triunfo no solo valdrá el regreso a Primera.