VALÈNCIA. El mercado de fichajes del Valencia no está en la Eurocopa. Ni mucho menos. El proyecto de Mestalla ya no resulta atractivo para ningún futbolista que se precie. El Valencia no compite en Europa, sino que es un equipo de mitad tabla de LaLiga con una gestión deportiva más que dudosa y cuya reputación está por los suelos. Tampoco el club está en disposición de competir por fichar a ningún jugador que despunte a nivel continental, incluso de las selecciones más endebles del torneo. Si acaso, incorporar a algún cedido de cierto nivel, pero poco más. En el lado opuesto, el de las ventas, la Eurocopa no está siendo beneficiosa para los intereses del Valencia. No hay ninguno de sus futbolistas que lo esté bordando. También va a resultar harto complicado hacer negocio de eso, vaya.
La verdadera realidad del Valencia apunta más a las selecciones olímpicas que a la Eurocopa. Ahí es donde puede haber algo que llevarse a la boca. De hecho, Miguel Ángel Corona estuvo hace unos días en Marbella viendo al combinado argentino. La albiceleste siempre ofrece jugadores interesantes. Pero incluso ese mercado está complicado. Porque todos los clubes más importantes de Europa también quieren pescar en ese caladero. Estoy convencido de que a Pedro de la Vega o a Ezequiel Ponce, que interesan en Mestalla, ya le han hecho un seguimiento exhaustivo todos los clubes europeos. Lo que ocurre, además, es que el Valencia tampoco está en situación de arriesgar e invertir en tres o cuatro jóvenes jugadores olímpicos (sean de México o Australia) y a ver si le sale bueno alguno. Que sería otra opción. Pero ni por esas.
El Valencia afronta un mercado de fichajes demasiado complicado. Es cierto que los últimos movimientos en el zoco futbolístico le han dado un respiro a su fair-play financiero. Y que la corbata no aprieta tanto. Pero más cierto es todavía que el club de Mestalla no está en disposición de afrontar cualquier tipo de gasto importante que se precie. Olvídense de jugadores con cierto lustre. Puede que Pepe Bordalás vaya a tener más protagonismo en la llegada de futbolistas que lo tuvo Javi Gracia. Parece que Murthy le va a dar algo de galones al entrenador alicantino. Pero clubes como el Atlético, Sevilla, Villarreal o Real Sociedad, por ejemplo, tienen mucho mayor margen de movimiento y de seducción que Mestalla. El Valencia lleva un par de años en caída libre.
Este es el panorama que nos espera en los próximos años. Cada temporada, el club presenta un proyecto con la misma ligereza que lo lapida. No hay rubor. El penúltimo plan de Murthy era la denominada “Youth Policy”. Pero Manolo Montalt ya ha desvelado en las páginas de Plaza que el presidente se encargó de aniquilarla cuando apostó por Pepe Bordalás, un técnico que apenas cuenta con los chavales de la cantera en cada club al que entrena. Después del descenso del filial a la quinta categoría, quien ha pagado los platos rotos ha sido Óscar Fernández. Al técnico le pusieron piedras en el camino desde el día que regresó a Mestalla. Ojalá Miguel Ángel Angulo, que toma la alternativa, tenga mejor suerte. O disfrute de más confianza. Que también.
Pero lo dicho. De la misma manera que se ciscan en la “Youth Policy” o en el Femenino (del que ya nos ocuparemos en otro artículo porque la cosa tiene delito), filtran que se trabaja en otro proyecto. Similar, parecido. Pero con distintos matices. Según me cuentan, la idea que tiene ahora el Valencia es la de trabajar con los chicos sin saltarse el proceso formativo. Pensar en que puedan ofrecer un rendimiento inmediato sería cargarles de una presión innecesaria. El nuevo objetivo es blindar a los valores alcistas de la Academia para que estén en dinámica de primer equipo a medio-largo plazo. Porque Lim quiere quedarse en el Valencia muchos años, dicen. Para ello se ha ampliado el contrato de Marco Otero, director de la Academia desde hace un par de años, que será la persona encargada de pilotar esta transición. Esperemos que esta vez sí que hagan caso a los técnicos. Se llamen Bordalás, Otero o Corona. Y que Meriton se dedique a otra cosa. Sin tocar nada. Sería la mejor de las noticias.