OPINIÓN

Los cuatro del fondo

Cuando al aficionado le cuentas que solo tiene una contusión y ve o... mejor dicho, no ve a Garay en un mes, acaba pensando que Garay es un ‘flojo’ y que no es capaz de sacrificarse por el bien del equipo. Pero, sin embargo, ni salió en verano ni se protege su reputación

15/09/2018 - 

VALÈNCIA. Una vez superado el vacío futbolero por el invento titulado Nations League que a Rodrigo le ha servido para reivindicarse, a José Luís Gayá para tomar posesión del carril izquierdo de la Selección, a algunos para descubrir a Saúl Ñíguez y a Fernando Hierro -imagino que para esconderse bajo de la cama-, volvemos a la Liga nuestra de cada día donde se gana el jornal con el que poder acudir a la Champions para regocijo del aficionado que quiere fútbol y para regocijo de administradores que allí hallan el ‘cuerno de la abundancia’. Y... tal como han comenzado las cosas para el Valencia, el partido de esta noche en Mestalla no es, ni muchísimo menos, un partido cualquiera. La Juventus no existe porque hoy toca avanzar puestos en una clasificación de momento hostil y el único resultado que sirve esta tarde es la victoria ante un Betis que tampoco ha comenzado el curso como esperaba aunque viene con el ‘chute’ de emoción que provoca haberle metido el agua en casa al Sevilla.

Son muchas las piezas del engranaje que faltan por ajustar aunque no hay tiempo que perder en la puesta a punto: la vuelta de Guedes para olvidar experimentos por la izquierda, la de Kondogbia para dar estabilidad y músculo al centro del campo, la necesidad de recuperar la mejor versión de jugadores como Dani Parejo o Neto, el poso de confianza que puedan precisar tanto Diakhaby o Piccini para demostrar que están a la altura del lío en el que se han metido... y todo ello unido a la inspiración que ilumine a Rodrigo o Gameiro encuentren el camino de la puerta contraria, son aspectos que van a mejorar de manera exponencial el rendimiento del equipo y, de producirse en un porcentaje elevado, van a devolvernos al Valencia solvente de la pasada campaña.

Pero más allá de cuestiones referentes a la recuperación de jugadores que no estaban o a la mejora de aquellos que ya demostraron ser buenos aunque no atraviesen su mejor momento, llama poderosamente la atención la urgencia de mejorar en el juego sin balón y recuperar la fortaleza defensiva extraviada. En ese particular y partiendo de la base de que la solvencia deportiva no sólo hay que reclamarla a la primera línea de cuatro o como dicen en Argentina ‘los cuatro del fondo’, sí creo que se está convirtiendo en un dolor de cabeza para muchos aficionados y, posiblemente también, para el propio cuerpo técnico del Club. Excluyendo del problema al lateral izquierdo porque por esos lares Gayá ha arrancado la temporada como un avión y a la espera de que Piccini vaya tomando las riendas del otro carril, es evidente que hay un margen de mejora importantísimo en el centro de la zaga. Murillo no ha contado hasta ahora pero debe terminar contando porque, de no ser así, se le hubiese dejado salir este verano y buscar otro central, Diakhaby está en rodaje, Paulista mantiene el tipo pero crece con un ‘jefe’ a su lado, Vezo es mejor central que lateral aunque hace ya tiempo que lo vemos más pegado a la cal que en la zona de centrales y Ezequiel Garay... ¿y Ezequiel Garay?

El argentino debería ser, la piedra filosofal de la defensa pero... lo es solo a tiempo parcial. Y aquí hay algo que no termina de cuadrar. Si en Club existe la percepción -y me consta que así por lo menos en parte- de que al argentino le falta la capacidad de sacrificio para convertirse en el jerarca de la defensa y que tiene una tendencia reiterada a eternizar sus ausencias por lesiones aparentemente leves... ¿qué hace en el Valencia? Si, al contrario, resulta que Garay realmente padece una mala suerte atávica con las lesiones y estas justifican totalmente sus periodos de baja... ¿por qué el Club no utiliza sus resortes comunicativos para proteger la imagen del jugador ante el aficionado? Cuando al aficionado le cuentas que solo tiene una contusión y ve o... mejor dicho, no ve a Garay en un mes, acaba pensando que Garay es un ‘flojo’ y que no es capaz de sacrificarse por el bien del equipo. Pero, sin embargo, ni salió en verano ni se protege su reputación y, teniendo esto cierta importancia, lo verdaderamente importante es que el equipo se ve privado en muchos partidos de esa figura preponderante en el centro de la zaga que equilibra, coloca y da salida al balón con sentido. Sé que soy muy torpe pero yo... no lo entiendo.

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