VALÈNCIA. La ministra de Sanidad, Carolina Darias, anunció la vuelta de público a los estadios para la próxima temporada. Serán los gobiernos autonómicos quienes marquen las normas de la vuelta a los campos y el aforo de los mismos. Aunque todavía es pronto para saber qué capacidad determinará la Generalitat Valenciana para el viejo Mestalla, el regreso de la hinchada a los campos de fútbol es una magnífica noticia. De las mejores que hemos escuchado últimamente. Significa la culminación del regreso a la vida normal tras un par de años durísimos debido a la maldita pandemia. Porque la afición es, sin lugar a duda, la esencia del fútbol.
Lo que no tengo tan claro es si para Meriton el hecho del regreso del público a los estadios es una buena noticia. Lo digo más que nada porque desde el club se lleva ya mucho tiempo ejerciendo una campaña de censura contra sus aficionados. Se ha llegado a un punto cercano a la desafección total. Estoy convencido de que cuando conoció esta información, Murthy comenzó a pensar en mil maneras de neutralizar a la hinchada. A esa que tiene olvidada o silenciada. Un Mestalla al 70% de su aforo, como así vaticina Javier Tebas para el inicio de LaLiga, puede ser un volcán en erupción que explote contra Peter Lim al más puro estilo Pompeya. Algo que ni los mejores fajadores del panorama pugilístico futbolero, como le sucedió a Paco Roig, son capaces de encajar.
Estoy convencido de que el Valencia pondrá todo tipo de trabas a su afición para que regrese a Mestalla. No lo duden. Es norma de la casa. Una marca registrada. Son las señas de identidad de este Valencia de Singapur que languidece. Meriton ya ha demostrado con creces que no le tiembla el pulso a la hora de bloquear cualquier tipo de oposición o crítica. Pondrán unos precios desorbitados, obligarán a sacarse un carnet de buena conducta firmado por el Obispo de la Diócesis o váyase usted a saber. Murthy quiere a la afición lo más lejos posible. El día del último partido de la pasada campaña ante el Eibar, con una pobre entrada en Mestalla, Anil era el tipo más feliz del mundo.
Como muestra de esto que decimos, un botón. El Valencia todavía no se ha pronunciado sobre la campaña de renovación de abonos para la próxima temporada. A diferencia de otros clubes que incluso ya van realizando spots promocionales, el nuestro no tiene ninguna prisa en hacerlo. No le conviene. Y lo saben. Desde la entidad se explica que los pases se sacarán a la venta cuando se tenga la certeza de que todos los abonados tengan la posibilidad de acudir a Mestalla, algo muy poco probable. Es decir, que todo apunta a que Meriton venderá entradas partido a partido, como dice Simeone, y que los abonos no llegarán a las taquillas hasta quién sabe cuando. O nunca.
Tengo muy claro que cuando la afición vuelva a los campos, Mestalla va a ser un escenario de rebeldía anti Meriton. La beligerancia contra el opresor late en el valencianismo. Es un tsunami de tales dimensiones que ya nadie puede parar. Porque el delicado momento que atraviesa la entidad además así lo exige. La situación es mucho más complicada de lo que creemos. Se está al borde del abismo y solo falta el empujoncito final. La hinchada anda huérfana de un foro adecuado en el que expresarse, y Mestalla es el lugar idóneo para hacerlo. La afición del Valencia estará en su derecho de reclamar la soberanía sobre su club. Pero también deberá tener equilibrio en sus más que lícitas reivindicaciones. Y guardarse fuerzas para apoyar a un equipo que también anda necesitado de su aliento si quiere regresar al lugar que le corresponde.