VALÈNCIA. Las convicciones profundas no cimbrean con los vaivenes del día a día. Aquel que tiene un profundo convencimiento y argumentos incontestables para mantener una postura, no debe depender del momento puntual o de la popularidad o impopularidad que ciertas actitudes en la vida le puedan acarrear. Es más recibir el desprecio de determinados sectores no deja de ser un triunfo cuando dichos sectores encarnan a la perfección aquello que rechazas.
Ganó el Valencia el sábado ante el Villarreal. Y lo hizo con pocos argumentos ofensivos y mucha determinación en la idea de un Bordalás que en la pizarra se comió a un quejoso Emery tras el partido. Para el próximo enfrentamiento habrá que avisar por mail al de Hondarribia de cómo se va a jugar el partido a ver si le vienen bien. Tan desafortunada su rueda de prensa como su planteamiento.
Pero, al menos para quien les escribe, esto no cambia nada con respecto a las manos en las que el club camina hacia la destrucción, las de Meriton. Que Bordalás no pueda plantear otras alternativas para salir del bache de resultados responde en una gran medida a la desequilibrada plantilla que Anil Murthy y el figurón Corona han confeccionado. Si a este plantel Bordalás le está sacando este rendimiento, sería un apasionante reto ver de qué sería capaz el alicantino con una plantilla con más recursos.
Meriton sigue siendo el mismo desastre que lleva tres años desinvirtiendo en el club, que cada día lo tiene más aislado (más de 170 días con las redes sociales cerradas porque a los señoritos no les gusta la crítica), la misma que en las redes sociales del club deja de informar de un partido cuando les están goleando como si así se borrara la realidad, la misma que arrincona periodistas incómodos o que echó de Mestalla a las peñas; un 2-0 al Villarreal no cambia nada de eso. Sigo pensando lo mismo que tras el 4-1 del Villamarín a que vengo denunciando desde hace años.
La misma que ahora marca un "carnet por puntos" de buen valencianista. Cómo has de celebrar los goles, a quién has de aplaudir y a quién no, a quien no se debe criticar y a qué horas no puedes hacerlo. Curioso señalar a quienes deciden en su libre albedrío aplaudir a Marcelino o a Parejo -o quien deseen-, porque Mestalla siempre fue a agradecida con quien le hizo disfrutar. Recibimientos agradecidos a rivales que en su día fueron motivo de alegría con el murciélago cosido en el pecho y visitaron Mestalla vistiendo otros colores los hay a montones. Se aplaudió a Benítez, a Ranieri, a Ayala, a Villa, hasta incluso a Joaquín. Y en el caso del bético, bien que presumió Lay Hoon de ello en una junta de accionistas. Ahora está mal visto aplaudir a ex valencianistas. Me pregunto yo si -por ejemplo- Don Ricardo Arias que acabó sus días futbolísticos en el CD Castellón no habría tenido derecho a una cerrada ovación de Mestalla si hubiera venido a la Avenida de Suecia vestido con la albinegra porque "yo sólo aplaudo a los míos".
Pero no se engañen, lo que le chirría al meritonismo militante es el reconocimiento al equipo del 2019 porque retrata lo que fue el Valencia CF y en lo que lo han convertido ahora. A mi me gustaría un Mestalla mucho más beligerante que el actual con el palco, y sin embargo una cosa es decirlo, y otra bien distinta descalificar a aquellos que hacen lo que su libre voluntad les marca. Por ahí que no cuenten conmigo, que yo carnet tengo el de identidad, y creo que aún guardo en un cajón de casa el del vídeo club de mi barrio como reliquia de lo que un día fue nuestro proto Netflix. Cosas de la edad, que ya tenemos más años que un barranco...