VALÈNCIA. Intercambio de papeles. Como si el Levante nada se jugara en el Heliodoro y el Tenerife, todo. El mundo al revés. Así de inexplicable fue la puesta en escena del equipo de Javi Calleja. Desde el primer minuto hasta el último, los granota fueron tremendamente inferiores, sucumbieron a la propuesta de Ramis y prácticamente no incordiaron a Juan Soriano. La terrible confirmación de que lo de la pasada semana ante el Alavés fue un oasis en tres meses de desierto desemboca, pese a todo, en posibilidades de atar el ascenso en las tres últimas jornadas con calendario benévolo. Eso sí, el Levante ya no depende de sí mismo y la imagen va camino de ser irreparable aun logrando el objetivo.
Dijo Calleja que el de ayer era "un partido fundamental para depender de nosotros mismos", pero la realidad es su equipo ya llegaba con esa condición a la isla. Incluso un empate, que hubiese sido un premio visto lo visto, hubiera mantenido al Levante con esa ventaja que ahora habrá de recuperar. No parece ninguna quimera: la agenda de Las Palmas y Alavés pueden mantener cierto optimismo a flote siempre que los levantinistas logren firmar nueve puntos de los nueve que restan... pero las sensaciones no hacen sencillo, precisamente, confiar en el ascenso directo.
Y en medio del descalabro brilló la cantera... por su ausencia. Cuando Javi Calleja hubo de decidir en el infinito encaje de bolillos en que se ha convertido el final de curso, escogió a un central que amasaba casi ocho meses sin vestirse de corto. Mustafi, al once; Róber Pier, entre algodones, también titular; y el primer recambio del gallego, un Álex Muñoz que había aterrizado in extremis en la convocatoria. Ni rastro de Carlos Giménez. Ni siquiera cuando, una vez sustituido Róber Pier y tras el esperpento de Mustafi durante 82 minutos, el técnico prefirió recolocar a Pubill en la zaga e incluir a Son en un intento de movimiento táctico para aprovechar la frescura del andaluz por banda a la desesperada. El canterano de Sedaví vio otra vez un encuentro completo desde el banco a pesar de que la margarita se había vuelto a quedar sin pétalos.
¿Qué debe pasar para que Carlos 'G' entre? Es lo que debe pensar el joven central, del que hablan maravillas en la escuela y cuyo rendimiento en las filas del Atlético Levante, al menos, incita a mejorar el mal regreso de Mustafi. El del alemán, en cualquier caso, no fue el punto más preocupante de la tarde -con casi un embarazo de ausencia, lo increíble hubiese sido volver al ruedo y salir a hombros-, sino el movimiento de piezas desde el banquillo con tal de mantenerle en el campo más allá de unos primeros 45 minutos que ya reflejaban un tembleque considerable.
Al final, ni Carlos Giménez, ni Andrés García, ni evidentemente ninguno de los tres juveniles que hubo de reclutar Calleja para completar la convocatoria. Con la eliminatoria del filial en Torrent por el ascenso a Segunda RFEF el mismo día y a la misma hora -así lo colocó lícitamente el club taronja para obstaculizar la asistencia de levantinistas al San Gregorio y extralimitar de paso las opciones de plantilla de Chema Sanz-, unido a la alineación de planetas que necesitan para jugar, quizá ambos canteranos podrían haberse ahorrado el viaje a Tenerife. Otra cuestión difícil de explicar.
Ahora, el escenario es el siguiente: primero habrá que esperar un susto en el Eibar - Las Palmas del lunes. Una victoria armera prácticamente descarta una plaza. Los de Garitano, con un calendario también plácido tras la jornada actual, lo tendrían en la mano y solo ellos podrían perder la ventaja. De lo contrario, un triunfo canario devolverá al Levante a la quinta plaza y apretará la clasificación hasta límites insospechados. Pase lo que pase, cuando cierre la jornada a los de Calleja les tocará arremangarse después de desaprovechar la enésima oportunidad de coger la ola definitiva del ascenso. Y aunque al final de la travesía se encuentre el tesoro... habrá que revisar el barco.