La ley del fútbol

VALÈNCIA. Mientras el Valencia CF de Baraja sigue rompiendo todas la previsiones imaginables e inimaginables, la grada se lo pasa en grande viendo como un grupo de críos ha rescatado para su club la dignidad que Singapur hace tiempo que echó por el retrete.

Mientras los voceros del régimen corren a demandar el reconocimiento de la andadura del equipo en la liga, otras voces se desesperan viendo que incluso hasta la clásica protesta del minuto 19 (que de entrada, tampoco es que fuera una atmósfera bélica sin precedentes), ha menguado hasta la casi desaparición en los últimos partidos.

Y duela o no a aquellos que seguimos pensando que el Valencia CF sobrevive pese a Meriton y lo hace (en la parte deportiva) gracias al trabajo de Baraja y su plantilla, la realidad es que esta es la inexorable ley del fútbol. La pelota es el pulgar hacia arriba o hacia del César en el coliseo romano. Los resultados en el fútbol lo tapan todo.

Al igual que buenas y cabales gestiones en multitud de clubes de fútbol se han ido al garete por una mala cosecha de resultados en la contra, la magia de este deporte es tan inmensa que puede tapar todas las tropelías de Lim (al menos al nivel de la protesta).

No olvidemos que el fútbol es una pasión y un hobby a la vez para mucha gente que acude a la grada y que al ver un equipo con el que sentirse identificados, todo lo demás pasa a un segundo plano.

Si la pelotita entra, Mestalla es feliz y esto ocurre y ha ocurrido en todos los estadios del mundo; no es un mal exclusivo de la grada del coliseo de la Avenida de Suecia.

Si la pelotita entra, se olvida que Baraja llegó porque era el que menos problemas y exigencias puso ahora hace casi un año para ocupar el banquillo. Si la pelotita entra cae en el olvido el falso "reset" prometido este verano. Si la pelotita entra pasa al limbo otro verano sin refuerzos y cuatro años de estrangulamiento del club por parte de un propietario que lo tiene abandonado. Si la pelotita entra los actuales gestores podrán sacar pecho obviando que el año pasado (no hace mucho más) se les llenaba la boca de decir que el proyecto deportivo del club giraba en torno a Gennaro Gattuso. 

Si la pelotita entra saldrán los asalariados de Meriton a cantar las excelencias del proyecto y su apuesta por la cantera cuando la realidad es que hubo que tirar mano de los chavales porque había que completar las fichas del primer equipo, y si tan claro tenían el proyecto de cantera deberían destituir automáticamente a Miguel Ángel García Pérez-Roldán por gastar 5 millones en Cenk Ozkaçar cuando venían Mosquera y Yarek por detrás.

La ley del fútbol es inexorable y si se gana hay paz, si se pierde llegan los problemas. Pero no olvidemos que el club está en manos de Meriton y aunque se gane la paz con esta gente nunca es estable ni duradera. Aquí se puede aplicar a la perfección aquella máxima de: "Puedes engañar a todas las personas una parte del tiempo y a algunas personas todo el tiempo, pero no puedes engañar a todas las personas todo el tiempo".

Mientras los voceros del régimen se vanaglorian y señalan a los disidentes (aprovechan sus 5 minutos de gloria en la vida porque son pocas y cortas las revanchas que ansían tomarse), que el propietario vuelva a amargarle la vida a los aficionados del club con cualquier excusa (los cangrejos, el Covid, la sostenibilidad, etc), es sólo cuestión de tiempo. Y me temo, que no será mucho.