VALÈNCIA. Tras la derrota del fin de semana ante el Betis, no han dejado de resonar aquellas palabras que el jueves pasado pronunciara Juan Martín Queralt en la rueda de prensa en la que cumplía con su palabra de hacerse a un lado si no progresaba la iniciativa 112. En ellas expresaba, no sin cierta amargura, el hecho de que la pelota esté tapando el peligro en el que se sigue encontrando el Valencia CF en manos de Peter Lim: "Si el valencianismo sigue mirando a otro lado, si tenemos la luz corta, no nos sirve de nada. Hay que poner la luz larga sino 'estem fotuts' y aquí la luz larga llega hasta el sábado, que manda cojones. Y hasta aquí, que no quiero decir tacos, porque es importante ganarle al Betis, pero hay que hacer mucho más"
En Valencia todo se ha reducido a "hay que apoyar al equipo porque si no eres un mal valencianista". La demagogia que los empleados de Meriton en Valencia trasladan a través de todos los cauces posibles ha hecho mella a base de confundir los análisis y disfrazarlos como voluntad del analista de instalarse en el fracaso.
Una característica común a cualquier régimen totalitario es llevar al pueblo a la miseria para sublimar cualquier migaja que les llegue mientras unos pocos se reparten el botín. Meriton ha empadronado al Valencia en la vulgaridad y la posibilidad de llegar a un lugar de Conference League es pan con moho vendido a precio de caviar.
Si analizas que al equipo le faltaron armas para jugarse el séptimo puesto ante un equipo que prácticamente le dobla en presupuesto, es que disfrutas con la derrota del equipo. Si comparas que en los cambios Baraja sacó a Peter Federico y a Alberto Marí y Pellegrini tiró mano de Carvalho, Fekir o Willian José, te dicen que estás contra la cantera y que le faltas al respeto a los jugadores.
Curioso es que te acusen de eso los que veían mediocridad en los dos cuartos puestos de Marcelino, los que veían una barbaridad que el asturiano quisiera reforzar el equipo con Laguardia o Dennis Suárez, o los que vieron suerte en los sorteos como mayor mérito de la copa de 2019.
Cierto es que la pelota entre ha anestesiado (aún más) a la grada. Viniendo de la angustia de la temporada pasada no sufrir sin casi refuerzos tiene regusto a temporada triunfal, cuando es cierto que la campaña es heroica pero a nivel de entrenador y de futbolistas.
La luz sigue siendo corta mientras el Valencia CF sigue revolcándose en la miseria y el ridículo constante. Entiendo que es difícil separar ambos planos, pero es tan complicado como necesario. Porque llegará verano y ocurrirá lo mismo de siempre, habrá todas las ventas que ordene Lim, la inversión para reforzar la plantilla será la enésima burla, y tras esta temporada (acabe como acabe) la luz nos desvelará que la gestión sigue siendo la misma.
Tiene razón Martín Queralt en pedir luz larga al valencianismo, porque de lo contrario llegará el día en que cuando la luz corta ilumine el precipicio que le espera al club ya será tarde para dar un volantazo.
PD: me llama poderosamente la atención que cada vez que Solís o García Pérez-Roldán atienden en la previa de los partidos a las televisiones que ofrecen el encuentro del Valencia CF se les llena la boca de hablar de los jugadores y de la plantill, como dando a entender que todo esto forma parte de un planificado y exitoso escenario. Ni una palabra (hasta ahora) para el entrenador (auténtico artífice del milagro deportivo). Como decía aquel viejo anuncio de televisión "¿Casualidad? No lo creo".