VALÈNCIA. Julián Calero tiene trabajo en el Levante. Y se le acumulará una vez aterrice en Valencia y se convierta en nuevo entrenador granota por las dos próximas temporadas, una de las condiciones del madrileño para estampar su firma en el Ciutat. Y es que son varias las incógnitas que arroja la actual plantilla de cara al próximo curso. Muchas de ellas serán asuntos urgentes de Calero, proque deberá decidir si cuenta con ciertas piezas para su proyecto. El técnico, pretendido por punteros de Segunda División, tendrá voz y voto en una planificación que seguriá dos máximas: el Levante de escuela que viene -un equipo con una aportación especial de la cantera, que este curso ya ha crecido a las órdenes del director deportivo- y la contratación de futbolistas a coste cero. Una filosofía que ya siguió al pie de la letra el propio Felipe hace un año.
Esta vez, el mercado se cocinará a fuego más lento. Al menos, a una potencia de cocción inferior a la del pasado año, cuando en la primera semana abierta de mercado el club ya había acometido cuatro incorporaciones -Oriol Rey, Óscar Clemente, Sergio Lozano y Dela-. Sin embargo, el director deportivo reconoció la pasada semana en Cope Valencia que, ahora, habrá que darle alguna vuelta más al abanico de opciones. Aunque la base será la misma: fines de contrato, cesiones y oportunidades de mercado -como las que pueden suponer Iborra y Morales, en caso de que finalmente puedan regresar a Orriols-. Sobre esas cuestiones habrá de arrojar su luz el nuevo preparador granota. ¿Caben los dos exlevantinistas en plantilla, una vez haya luz verde a su llegada? ¿Qué futbolistas con fin de contrato, sobre los que haya que decidir este mismo mes, tendrán el 'ok' de Calero?
Si Felipe espera a tener a Calero bajo los techos del Ciutat para poder abordar estos asuntos, las decisiones deberán tomarse con cierta celeridad, del mismo modo que se habrán de resolver situaciones de jugadores que, ahora mismo, restan en la rampa de salida. Por ejemplo, la de Sergio Postigo. Así como el ejecutivo astorgano dio prácticamente por pérdido a Álex Muñoz -que concluye vinculación tras el nuevo no ascenso-, dejó la puerta del capitán entornada. El central acaba contrato y, aunque su predisposición es la de ampliar una temporada más, la entidad de Orriols aguarda a las valoraciones del nuevo entrenador.
Precisamente en defensa es donde más habrá de reforzarse el Levante este verano y, en la demarcación, surge otra de las cuestiones que deberá aceptar el técnico: la del equipo alimentado por la gente de la casa, que ha dado el nivel para la categoría esta misma temporada. Se cuenta con Jorge Cabello como miembro de la primera plantilla -aunque mantenga ficha de filial- y será uno de los, a priori, cuatro centrales del equipo el próximo curso. Hará pretemporada y Calero tendrá que verlo. Y valorarlo. Mientras, en el costado diestro hay un agujero: Xavi Grande será otro de los que se pondrán a examen a partir del 8 de julio y en cuanto a Andrés García, una de las piezas más preciadas en la planificación, habrá que definir su posición. Por circunstancias, ha actuado en el lateral durante la inmensa mayoría de la campaña, pero en eso, aunque no sea lo que más urge, también decidirá Calero. Capa no sigue y Buba es uno de los que espera marchar.
Son los asuntos más apremiantes en la carpeta del nuevo director de orquesta. Florecerán otros: los futbolistas que pueden abandonar el equipo rumbo a otros clubes -cabe recordar que el club ha de vender por 4,5 millones de euros antes del 30 de junio y que, aunque se dispongan las estrategias financieras necesarias para retrasar la venta efectiva de futbolistas, el traspaso de jugadores también será una máxima con la que convivir- o la batalla en la portería. Cuñat regresa, en principio, para competir con Andrés Fernández por la titularidad, aunque la intención es que Alfonso Pastor se quede y sume en pretemporada antes de solucionar el futuro de uno de los dos.