VALÈNCIA. Sí quiero. Meriton Holdings Ltd. y Rubén Baraja se dan la mano. "Estamos muy cerca del acuerdo", comentó ayer una fuente cercana a la negociación a Plaza Deportiva que, incluso, no descartó que el anuncio de la renovación fuese publico "este fin de semana". Esa misma fuente desmintió que el aumento de salario para el entrenador hubiese sido el mayor punto de fricción en las negociaciones.
Después de hacer oficial esta semana la contratación del portero Stole Dimitrievski hasta 2026, el Valencia CF está a punto de anunciar que su bandera actual, Rubén Baraja, amplía su contrato, también, hasta el 30 de junio de 2026. Ha sido decisión del entrenador firmar sólo por una temporada más porque es partidario de comprometerse por ciclos cortos.
La idea que manejan ambas partes es cerrar durante este mismo fin de semana la continuidad del entrenador después de llegar a un acuerdo sobre las condiciones deportivas y económicas. Si las negociaciones con Manolo García Quilón, agente del entrenador, no se tuercen, y la renovación no es un hecho durante el fin de semana, lo será a lo largo de la semana que viene. En el club hay optimismo al respecto y la última toma de contacto ha sido muy positiva.
Baraja está muy cómodo en la ciudad y en el club. Y pretende apuntalar y consolidar el proyecto que ha levantado este curso en Paterna. Su propósito es el de construir un equipo de presente y de futuro en Mestalla. Pese a que es consciente de la cerrazón del máximo accionista a invertir en la plantilla, de la inestabilidad económica que lo determina todo, y de que en el pasado más reciente el club no ha respondido exactamente a sus peticiones para reforzar el vestuario, el entrenador de Valladolid, que en julio cumplirá 49 años, quiere seguir ocupando el banquillo eléctrico de Meriton Holdings.
Las aspiraciones del entrenador de apuntar la plantilla con la que ha trabajado la 2023-24 en Paterna chocan con la política de mínimos que ha decidido el máximo accionista Peter Lim. El encaje no ha sido fácil entre las dos posturas, pero Baraja ha vuelto a mostrarse flexible y paciente y no ha querido esperar al final del mercado para, en función de la plantilla que le preparase Meriton, decidirse a firmar o negarse a hacerlo. El técnico interpretaba que hacer eso hubiese sido ventajista y, con ese voto de confianza hacia el club, firmando antes de marcharse de vacaciones, entiende que podrá tener más fuerza en las operaciones de mercado del club. Una de sus peticiones para firmar su ampliación de contrato ha sido la de ganar mayor protagonismo en la elaboración de la plantilla.
El técnico, tolerante con los anteriores desplantes del club en la política de fichajes, ha preguntado por las altas y las bajas. Y ha dejado entrever su preocupación porque teme las salidas de efectivos importantes. El entrenador entiende que la situación económica y las directrices que marca Singapur impiden hacer grandes dispendios, pero está inquieto por si la plantilla que viene es peor que la que ha tenido entre manos la pasada campaña.
Baraja quiere saber si la altura de los recambios será inferior a la de los jugadores que abandonen el club porque no quiere que el equipo pierda potencial. Su petición es que Meriton no debilite al equipo. En el supuesto de que Mamardashvili y Mosquera no se los llevase el mercado y continuasen en plantilla, Baraja pretende reforzar las posiciones de central, mediocentro, extremo zurdo y punta. Si hay salidas, demandaría más efectivos. Y, por ejemplo, si sale Mamardashvili quiere otro portero. Igual que, si sale Mosquera, pretende otro central capaz de dar un rendimiento similar. Es decir, intentará que haya cierta inversión en la calidad de la plantilla si hay ventas importantes.
Al igual que sucedió la temporada anterior, llegado el final del mercado, el entrenador volverá a pedirle a los responsables del club que sean ellos los que, como sucedió la campaña pasada, le digan a los aficionados cuál será el objetivo a cumplir por el equipo en la 2024-25.