VALÈNCIA. Cristhian Mosquera siempre ha tenido clara su hoja de ruta en su horizonte profesional. Y no ha hecho ningún borrón. El central alicantino, de sangre colombiana, trasladó desde finales de la temporada pasada que su prioridad era jugar en el Valencia CF y se ha mantenido firme en su decisión durante todo el verano.
Según ha publicado este martes el periodista Héctor Gómez en X, el Valencia ha rechazado una oferta de 20 millones de euros procedente del Oporto FC, en una operación articulada a última hora por el agente portugués Jorge Mendes.
Según la información de Plaza Deportiva, Mendes aparece, de repente, después de que la agencia del futbolista, Invsport Football, ya le hubiera trasladado al director deportivo del club de do Dragao, Andoni Zubizarreta, en diferentes ocasiones a lo largo del verano que el jugador no quería moverse de Mestalla. La oferta del Oporto, que manejaba Mendes, era de 20 millones más 5 en objetivos, según la información de este periódico.
Mosquera, que tiene claras sus prioridades actuales, le ha dado calabazas al Porto, del mismo modo que a lo largo de esta ventana de fichajes se ha negado a salir a otros clubes con ofertas superiores en concepto de ficha y bonus. Su valoración en el mercado, según la web especializada transfermarkt.es, es de 30 millones de euros después de la actualización del mes de junio al cierre de la liga española. Por un montante cercano o superior a esa cantidad, Peter Lim podría haber autorizado la venta, pero el club nunca ha contado con la voluntad del jugador para salir.
Mosquera ha puesto por delante de su cuenta corriente su formación en Paterna y está centrado en consolidarse en primera división y en el cuerpo de defensores de élite al lado de Rubén Baraja, el técnico que le ha dado la continuidad y los minutos que su proyección pedía a gritos en Paterna. Según ha podido confirmar Plaza Deportiva, Mosquera ha desechado cantidades significativas, que no va a cobrar en el Valencia CF, de clubes importantes que han estado rondándolo todo el verano. Su momento de salir no ha llegado. Está a gusto en Mestalla y los cantos de sirena del mercado no lo seducen.
El defensor amplió con el VCF en febrero de este año después de que el club activará una cláusula unilateral, por partidos jugados, que constaba en el contrato y que fija en la mayoría de documentos que firma con sus canteranos más prometedores. Tiene contrato hasta 2026. La intención de la dirección deportiva es la de sentarse a ampliar los años de vínculo porque teme que el central de aquí a un año, si no ha sido traspasado a cambio de un buen puñado de millones y con sólo un curso por delante, tendrá toda la fuerza negociadora si sigue subiendo peldaños en su juego. Los clubes que lo pretenden hoy, según la lectura del club de Mestalla, esperarían a que llegue ese momento para tentarlo, aprovechando que sólo le restaría un año por delante de vínculo con el VCF.