VALÈNCIA. "Me sobra un pase para el dia del Barça. Si sabes de alguien a quien le pueda interesar, me lo dices. Si no, lo pondré en la opción de asiento libre", así rezaba el whatsapp de una buena amiga -muy futbolera- el domingo por la mañana; a esos extremos hemos llegado.
Hace muchos años que el maestro y amigo Gaspar Rosety (qepd) me dijo que la gente encuentra en el fútbol -en una gran cantidad de ocasiones- una válvula de escape para sus problemas, no para recibir aún más. Y el actual Valencia de Meriton es un cúmulo de despropósitos capaz de hacer perder la paciencia al más acérrimo.
Hasta detalles como la camiseta para los fans que sacaron la semana pasada acaban generando controversia. Aunque en algo he de reconocer que la camiseta sí es un acierto ya que retrata a la perfección el actual Valencia: retales y recuerdos.
El jueves llega la junta y un servidor no espera nada. Nos contarán que la licencia para las obras ya está casi a punto, que tienen financiación para acabar el Nou Mestalla (pero sin embargo no hay 600.000 euros para fichar a Carlos Vicente), que trabajan para conseguir un club estable, que el propietario está muy implicado, que esperan ofrecerle al valencianismo un futuro esplendoroso, y que siguen arrastrando los problemas económicos que dejó el Covid.
Probablemente, todo esto trufado con alguna promesa llamativa, como la de la reducción del número de acciones para acudir a una junta -que ya podemos ver en qué ha quedado-, y a otra cosa mariposa.
Yo hace tiempo que no espero nada de estas juntas, ni siquiera espero que Solís explique qué le hace tanta gracia cuando los aficionados hartos de esta gestión que está asesinando al club -y de la cuál él es uno de sus actores- le increpan en las estaciones de trenes o en aeropuertos y él dibuja una sonrisa entre cínica y despreciativa.
Tampoco albergo esperanza alguna de que Germán "Pum" Cabrera explique qué habló en su día con el concejal Marí Olano, o que aclare si va a retirar las demandas contra Ayuntamiento y Generalitat por la caducidad de la ATE.
No espero autocrítica, ni que admitan que el reset anunciado este verano fue otra mentira, como que el Nou Mestalla estaría para el Centenario, que se harían actos conmemorativos del Centenario del actual Mestalla, que Peter haría un equipo para luchar por Champions y así una trola detrás de otra durante 10 años.
Como mucho, esperaré a ver por donde asoma la patita la trampa para acudir con una acción a las juntas pero no poder intervenir y cantarles las cuarenta en la cara. Son alérgicos a la libertad de expresión y a la crítica. Así que aunque ahora reduzcan el número de acciones para acudir a la junta del próximo año -si no vuelven a cambiar de opinión- no esperen ustedes que se abra la barra libre de la crítica a los gestores.
No sé si volverá Kiat como exponente abanderado del cambio, como "The chosen one". A explicarnos que quieren cambiar, que mil días sin estar en Europa son demasiados, que su padre se levanta todas las madrugadas a ver los partidos del Valencia, que espera finalmente representar al Club de manera oficial, que trabajará aún más duro y se comprometerá más a aprender para realmente tratar de sumergirse en la cultura aquí, que espera estar en contacto cuando esté aquí en Valencia con los grupos de aficionados que hay en torno al Club para poder ampliar su perspectiva y aprender escuchando a las Peñas, que en su próxima visita espera poder organizar algo para acercarse y bajar y escuchar más perspectivas y realmente tratar de poder abrazar la cultura valenciana de la mejor manera posible, y que no está pidiendo confianza, está pidiendo que la gente vea las decisiones que toman y a partir de ahí, adopten su propia decisión.
Un hombre vale lo que vale su palabra. Por eso yo de la junta del jueves, no espero nada.