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La verdad de los hechos: el castigo sin venganza

15/09/2020 - 

Para que haya castigo sin venganza es necesario que toda acción parezca movida y motivada por la justicia, que viene a corregir las faltas cometidas. Entonces, toda represalia será aceptada como adecuada. A esta conclusión, muy de Lope de Vega, parece haber llegado Meriton con respecto a Javi Gracia: si con todos los demás empleados y otros gentes externos hemos actuado desde la frialdad de la venganza, toca ahora cambiar la estrategia con el nuevo técnico, porque entonces, a ojos de la opinión internacional (que es la única que les inquieta), el modelo se convierte en una tiranía nociva incluso para las opiniones singapurenses que tanto preocupan a Lim.

El castigo por las declaraciones de un técnico que ya ha ganado mi confianza, es que, acto seguido, el presidente intenta hacer un giro de la situación diciendo que hay plantilla para competir, creyendo que las declaraciones de Gracia, de algún modo, habrán sentado mal entre los jugadores. No tiene mucha idea de ciertos códigos de vestuario, al menos profesionales: Gracia ya había hablado antes con la plantilla y con sus capitanes, les había trasladado esa confianza, pero también el hecho de que en el Valencia CF existe una exigencia histórica demasiado grande como para ponerla en las espaldas de gente en formación, muy buenos, sí, pero con falta de minutaje en primera para asumir esa responsabilidad. También faltaba— ya se lo dijo el técnico a la plantilla— reforzar en puestos determinantes una plantilla que debía aspirar por entrar en Europa en una primera división muy exigente. No por desconfianza, insisto, en los jóvenes, sino por instinto de supervivencia y necesidad de descanso de un equipo que debe exprimirse mucho sin el balón en los pies. Fichar no es para relegar a los jóvenes al ostracismo, sino para dosificarlos en tiempo, responsabilidad y mejora, rodeados de futbolistas más hechos y cuya experiencia es clave para su propio desarrollo personal y profesional. Hasta aquí, la plantilla entendió el mensaje y decidió aunar fuerzas en torno a un técnico que no busca su propia glorificación (al estilo Mourinho, tan íntimo de Lim), sino ver cómo su equipo y su plantilla progresan a la par, equilibrando los muchos objetivos, deportivos y extradeportivos, que un club tiene.

Nunca guardó silencio de puertas para adentro del técnico navarro: reclamó, con discreción, esos refuerzos, pero sin mucho éxito a pesar del tiempo dedicado. Lo entendió desde la frustración y soltó su propio lastre emocional, diciendo que estaba decepcionado y que aquello no fue lo prometido, a pesar de que lo prometido ya era de bajas expectativas. Hasta ahí, la mini-rebelión del técnico, que entiende la dificultad de lo que se le exige en la letra pequeña de ese contrato que le vincula al Lim CF. Pero Gracia quiere entrenar al Valencia CF y por eso estalla, saca a relucir la verdad de los hechos, y se toma la libertad de actuar en consecuencia con respecto a una plantilla que ya había oído, por boca de su técnico, todo lo que necesitaban oír.

Entendió Murthy, presidente del Lim CF, que aquello podría ser motivo de disgusto de un técnico que se estaba empezando a sentir engañado y fue con una lista de nombres, entre los que se encontraban jugadores sin equipo que venían de la segunda división española y portuguesa muchos de ellos, y hasta de la posible cesión del jugador del Albacete, Zozulya o la compra de Luna o de Kevin Prince Boateng. Supongo que, indignado frente a una lista de jugadores fuera de forma (para eso ya tienes a Mangala) o de muy baja calidad, el técnico decidió dar por finalizada la reunión, diciéndole a la cara al presidente lo mismo que luego iba a decir ante los micros y que entraba en consonancia con lo dicho a la plantilla. Esa famosa lista de los horrores era la deformación de todo un trabajo en equipo por parte de la dirección deportiva que sabe de fútbol: se le dio una lista a Corona para que valorara a esos jugadores y este accedió a realizar dichos informes, pero nunca partieron de él esos nombres. La tergiversación fue tan grande que Gracia, que había trabajado duro, codo con codo, con Corona, se sintió realmente burlado. Supongo que Corona también. Y si tienen narices que desmienta el club lo afirmado aquí sobre lo ocurrido. De las emociones ya no puedo asegurar nada, pero me las imagino.

Piensa el presidente limista (que no valencianista), que la afrenta de Gracia en rueda de prensa merece su justo castigo sin que este parezca una venganza, y entonces diseña una reunión, a corto plazo, con el técnico, para explicarle que en el Lim CF las cosas no funcionan así: uno acepta, calla y aplaude las decisiones, que nunca son tomadas por consenso. Hay quienes lo aceptan siempre que entre un dinero en nómina y los hay que no lo aceptan, así de claro. Marcelino no lo aceptó y Celades sí. Prandelli, con sus cosas, tampoco lo aceptó y Ayestarán o Neville sí. Lo que haga Gracia, a partir de entonces, será legítimo, pero el mundo del fútbol le estará mirando con lupa y debe tener cuidado para no caer bajo sospecha, como caían todos los entrenadores que fichaba Pitterman para el Alavés en su día. Corona también lo está, pero sigue teniendo fe en el proyecto deportivo que espera poder liderar en algún momento, cuando el propietario entre en razón. No sé si sabe que esto nunca pasa: César se lo podrá confirmar.

Ahora, Murthy, en lugar de estar pensando en cómo narices arreglar esto y todos los marrones del club que no resuelve nunca si no es desde el tajo, está tejiendo su siguiente estrategia para ajusticiar al insurrecto técnico, con discreción. Evidentemente, técnico y presidente tienen dos conceptos distintos de lo que es la responsabilidad, el honor y la justicia, así que la venganza será todavía más cruel si cabe, porque no habrá objetividad de por medio. De momento, al técnico solo le quedan los resultados sobre el césped para clamar por la justicia, mientras que a Meriton, esos mismos resultados, en lugar de dar oxígeno, le convencerán más de seguir su táctica vengativa, recordándonos que su plan es el único válido y que el club solo tiene un líder impuesto. Ahora caigo, también, que, visto así, la compra de Lim parece una fría venganza del destino.

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