Joder, qué duro se me hace tener que escribir una columna en un día como hoy. Y perdón por la palabrota de inicio. Pero es que los valencianos no sabemos vivir sin calor, sin buen tiempo, sin Sol.
Sí, lo sé, normalmente escribo en un tono alegre, entremezclando cosas que nos molan y que, además, tienen que ver con el Valencia CF. Pero esta vez soy incapaz. Qué nublado se ha vuelto el día. Valencia se queda sin Sol.
Y eso que lo tenía fácil con la victoria por 4-1 del Valencia CF contra el Real Madrid del pasado domingo donde el equipo lo dio todo y nos convenció pese a tener todavía un gran margen de mejora. Un camino reafirmado de lo que ya vimos ante el Getafe. Tres puntos épicos y también históricos por las decisiones -todas acertadas- del estamento arbitral ante todo un equipo merengue rosado.
Pero sin apenas digerir la victoria ante el Real Madrid, nos golpea otro mazazo de realidad con el fallecimiento de Juan Cruz Sol. Un tipo honrado, cercano y único. Un “fiera” como llamaba a los jóvenes que se cruzaban por su camino, y un poco “loqui” que es como se refería a quienes tenía cariño o -por qué no decirlo- cuando no se acordaba de alguno de nuestros nombres a primera vista.
Como futbolista nos deja un talento defensivo del que siempre me han hablado maravillas algunos amigos que han compartido vestuario con él como Dario Felman, Ricardo Arias o el muy querido Barrachina. “El cabrón, además de defender con elegancia, era el más guapo de todos. Todo eso lo aprendí de él” me decía una vez Richard (Arias); “Era un futbolista de equipo, de grupo, siempre que llegaba un compañero nuevo se acercaba a ayudarle. Conmigo lo hizo” me contaba Miguel Ángel Adorno y me reafirmaba Darío Felman; “Tenía todas las condiciones para ser uno de los mejores defensas de la época, y encima era vasco” bromeaba una vez Barrachina a quien también echo mucho de menos.
Pero esta triste pérdida, igual que la reciente de Españeta, me recuerda que somos imbéciles. No solo cuando se nubla la cosa, sino que somos así directamente idiotas perdidos sin venir a cuento. ¿Qué hacemos reprochándonos las cosas entre nosotros día tras día? ¿Por qué no nos ayudamos y dejamos de pegarnos incansablemente? ¿Qué más nos tiene que enseñar la vida para decirnos que el camino no es el odio?
No entiendo ese afán de dejar de lado lo deportivo y solo utilizarlo como arma arrojadiza. Igual que tampoco entiendo el justificar todo con lo deportivo. Hay que buscar el equilibrio de las cosas, el centro de la crítica y el halago; pero hay algo innegociable: Apoyar al Valencia CF y disfrutar con los logros de nuestro equipo.
Hay que apoyar al equipo a muerte. Sé que es una perogrullada para la gran mayoría de vosotros, pero no tanto para otros. Independientemente de lo críticos que seamos con Meriton, el Valencia CF está por encima de todo. No me vale que le ganemos al Real Madrid, la plantilla nos pida apoyo y unión y que, al día siguiente, estemos de nuevo en guerra de guerrillas. En conflicto con cosas absurdas, señalamientos y ejecuciones públicas sin fundamento alguno tanto de unos como de otros. Y, señoras y señores, les doy una noticia: El equipo está vivo. Se empieza a vislumbrar líderes de nueva generación y deberíamos empezar a creer un poco más en el equipo.
Líderes incipientes como Carlos Soler o Gayà que no se arrugan ante las adversidades y que están sacando adelante con los valores aprendidos en Paterna esta difícil situación a todos los niveles. Dejando a un lado típicos tópicos de que son millonarios y viven muy bien -cosa cierta hasta cierto punto porque no todos son ricos y no están exentos de problemas-, este grupo de futbolistas nos ha demostrado que siente y padece; que sufre y lucha; que hace más el que quiere que el que puede.
La plantilla quiere sacar esto adelante y se reunió con Anil Murthy para trasladarle tanto a él como a Javi Gracia que se iban a aislar del ruido que se estaba generando desde todos los bandos y que, por favor, hicieran lo posible para que cesara el conflicto deportivo-armado entre las partes. Ojalá les hagan caso. Sería una oportunidad histórica perdida para ello.
Porque si algo nos han enseñado los Sol, Españeta, Iranzo, Paco Rius o Jaume Orti entre muchos tantos otros valencianistas que nos han dejado, es que había que apoyar incondicionalmente al equipo esté quien esté. Juegue quien juegue. Nos gusten o no cómo lo hacen tanto los que están dentro como fuera. Disfrutar de lo que conseguimos e intentar corregir lo que no hacemos bien.
Hay que ayudar a este equipo. No seamos imbéciles.
No nublemos Valencia ahora que nos hemos quedado sin Sol.