VALÈNCIA. A finales de agosto, en una sesión de entrenamiento, Gabriel Paulista gritó "me quedo" cuando pasaba realizando carrera continua cerca de donde se encontraba, observando la sesión, el presidente Anil Murthy. La frase, que hizo reír a varios de los compañeros que estaban junto a él en Paterna, fue una ocurrencia chistosa del central brasileño referida a su proceso de renovación, abierto con el club meses atrás.
Ese trato sigue encallado desde que en el mes de marzo el club filtró que iba a acometer una serie de renovaciones que ya tenía avanzadas, entre ellas las del central brasileño, también las de Wass, Gayà o Coquelin, que finalmente salió rebotado al Villarreal CF. Ocho meses después no hay acuerdo para cerrar ninguna de ellas pese a las continuas filtraciones del presidente indicando que están próximas.
La intención de Gabriel Paulista es la de quedarse en Mestalla. Capitán y uno de los referentes del vestuario, el de Sao Paulo, totalmente adaptado a Valencia, quiere mantener su domicilio en la ciudad, donde tanto él como su familia están muy a gusto. La cercanía con Vila-real es otro punto a favor de seguir. El brasileño mantiene contacto con los amigos que hizo en su etapa en el Villarreal CF y, de vez en cuando, se deja caer por el pueblo. Antes de la pandemia solía verse a Gabriel en alguna cafetería de la plaça Major conversando con sus amistades. En el club groguet también le tienen cariño. Es un tipo que se hace querer.
Gabriel Paulista y Anil Murthy no se entienden. El defensor finaliza contrato el 30 de junio de 2022. Hasta el momento la oferta que el club le ha presentado ha sido rechazada por escasa en temporadas y en salario. El Valencia le ofreció ampliar sólo un año más, hasta 2023, sin aumento salarial. Y el brasileño dijo no.
Anil Murthy no quiere comprometerse dándole un contrato de tres temporadas a un jugador que en agosto cumplirá 30 años. La política que ha fijado el propietario, Peter Lim, es muy clara al respecto, priorizando las operaciones con los jugadores jóvenes excepto que los nuevos lleguen libres de contrato. El tema económico podría salvarse con un ligero incremento más la inclusión de diferentes bonus por objetivos, pero esto chocaría con la política de recortes salariales llevada a cabo este verano. El límite salarial del club, que este curso ha bajado en 73,717 millones de euros respecto al ejercicio anterior, es un hándicap para esta y para cualquier otra renovación que aborde la entidad, que va a hacer más recortes.
El jugador defiende que, por edad y por la deriva que lleva el mercado, está ante la opción de firmar su último contrato importante y pretende mejorar en sueldo y en temporadas. Lo quiere hacer en el Valencia pero, de momento, no hay acuerdo. Más que una cuestión de ofrecerle un proyecto deportivo interesante, a Paulista, muy a gusto en el equipo, se le tiene que convencer con dinero y más años.
Su condición de extracomunitario ha jugado en contra de su renovación pero el jugador, según su entorno, va a tener el pasaporte español en cuestión de un par de meses. En ese momento será más valioso, tanto si se queda en el Valencia como si sale al mercado.
Anil Murthy tendrá que dar su brazo a torcer en alguna de ambas cuestiones, dinero o temporadas, o poner en venta al brasileño el próximo verano para evitar que se marche gratis y nacionalizado cuando acabe su vínculo contractual en Mestalla. Gabriel quiere seguir vistiendo la camiseta del murciélago, pero... ¿Qué quiere el club?