opinión

Sensibilidad

23/03/2019 - 

VALÈNCIA. Este fin de semana la liga se toma un respiro oportuno para que todos los equipos cojan aire de cara a la recta final del campeonato que ha de determinar quienes sacan la temporada con sobresaliente, quienes aprueban más justito y quienes son los que quedan por debajo de sus expectativas. En el caso del Valencia, un respiro necesario para afrontar los dos duelos decisivos, primero en el Sánchez Pizjuán de Sevilla y después en Mestalla ante el Real Madrid que, muy probablemente, acaben por determinar si el objetivo Champions se hace realidad o si , por el contrario, toca conformarse con metas menores. Afortunadamente hay otras vías abiertas –fundamentalmente la Final de Copa en el Villamarín- que nos permiten soñar con un Centenario triunfal, pero las lentejas están en la Liga y hay que seguir intentándolo mientras sea matemáticamente viable. Pero el Valencia tiene ahora exactamente 100 años y cinco días de vida y estas últimas festividades falleras han estado marcadas por el centenario valencianista. Actos escasos pero muy emotivos que han hecho circular por las calles de la ciudad a verdaderas leyendas del valencianismo arropadas por un buen número de aficionados que han querido expresar el amor que sienten por el equipo de sus satisfacciones y también de sus desvelos. Seguramente son muchos –y yo me incluyo entre esos muchos- quienes hubiéramos deseado una celebración de mayor calado. Una efeméride que, capitaneada por la propia institución, hubiese hecho brillar el nombre del Valencia CF con la luz de nuestra tierra, con la Luz cegadora de estrellas pasadas y presentes y con la grandeza de una afición incomparable. A falta de ello: con cero euros de presupuesto por parte del Valencia CF y con la escasa sensibilidad del accionista mayoritario que ni siquiera ha considerado oportuna su presencia en los actos del Centenario estimo que sí toca reconocer a quienes han dado un paso adelante para que los 100 años de historia de la entidad Civil más representativa de la Comunidad Valenciana no queden prácticamente relegados a la clandestinidad y es de justicia poner al primero de la lista el ímprobo esfuerzo de Fenando Giner al frente de la Asociación de Futbolistas. Sencillamente… sin su trabajo no hubiera habido Centenario. Sin su tesón y su empeño ni Mario Alberto Kempes, ni Claudio López, ni Claudio Ranieri ni tantos y tantos mitos del valencianismo estarían aquí para la celebración e imágenes tan emotivas como las que hemos podido presenciar estos días y las que nos esperan en el Partido de Leyendas que se disputará mañana domingo hubiesen sido imposibles. Al final de la corrida... la Asociación de Futbolistas, la Agrupación de Peñas y la Falla del Tío Pep han terminado volcando más trabajo, más cariño y más dedicación que el propio Valencia Club de Fútbol en la que debería haber sido una gran celebración de cumpleaños y es una verdadera pena que el Club, más allá del trabajo de empleados que sí lo han intentado pero se han visto privados de recursos para hacerlo, no haya tenido la sensibilidad y la determinación necesaria para poner toda su maquinaria a trabajar para un Centenario verdaderamente inolvidable. Porque... Realmente son todos los que están pero no están todos los que son y, seguramente, si dentro del Club hubiesen sido capaces de contagiarse de la ilusión de Fernando Giner hubiésemos asistido a un centenario formidable con eventos a la altura de las circunstancias y con la presencia de una larga lista de los hoy ausentes que nunca deberían haber faltado a una cita tan importante. 

La figura de Fernando Giner sale extraordinariamente reforzada ante el aficionado de a pie en un momento en el que, ante la ausencia absoluta de sensibilidad por parte de MERITON, el valencianismo necesitaba un nombre propio emergente que cogiese la bandera que no han querido coger quienes debían hacerlo. Esperemos que no le termine pasando factura. Porque eso de que: la envidia es el Deporte Nacional... no está vigente sólo en España.