Las altas temperaturas alrededor de los 35 grados fueron un problema para los jugadores y para los aficionados que presenciaron el encuentro
VALENCIA. El Valencia CF 2-3 Real Betis fue un encuentro marcado por un invitado molesto como fue el calor. El partido se disputó a altas temperaturas que rondaban los 35 grados que envolvía un ambiente impropio para un partido de fútbol.
Este escenario provocó que las redes sociales se llenaran de quejas hacia la competición por designar este horario para el Valencia CF debido al insoportable ambiente que se generó en el estadio. Varios aficionados sufrieron mareos y fueron atendidos por los servicios médicos.
Los jugadores tuvieron que hacer grandes esfuerzos durante los noventa minutos y soportar el sofocante calor que no soló afectó a los integrantes del terreno de juego. Los vomitorios del estadio Mestalla se llenaron en el descanso dejando las gradas prácticamente vacías para evitar el caluroso clima e hidratarse para los siguientes 45 minutos. La afición valencianista tuvo que esconderse para evitar más golpes de calor o mareos.
Los servicios médicos y ambulancias tuvieron que intervenir en varias ocasiones para atender a aficionados que sufrieron un golpe de calor ante la intensa atmósfera que se respiraba en el feudo valencianista.
Por otro lado, José Luis Gayà que no había descansado bien las últimas dos noches incluso con fiebre, dada su ubicación en la banda izquierda del terreno de juego y al atacar el Valencia en la primera parte en la portería que recae en el fondo sur del estadio, Gayà tuvo que estar casi cuarenta y cinco minutos al sol con una temperatura de cerca de treinta grados.
Cuando la primera parte estaba a punto de acabar, el jugador valenciano se quedó sentado en la hierba tras protagonizar una acción defensiva en el medio del campo y, tras acercarse a su posición, el árbitro González González dio permiso al cuerpo médico del Valencia para entrar en el campo y retirarlo del mismo.
Pako Ayestarán hizo entrar inmediatamente a Montoya en el terreno de juego y Gayà se quedó sentado apoyado contra una valla publicitaria con una toalla en la cabeza y esperó a que se hubiera acabado la primera parte y se hubieran retirado del terreno de juego todos los jugadores para marcharse a los vestuarios.