VALÈNCIA. Está el asunto para bromas. A esta plantilla a la que sólo falta por darle de alta a los embajadores del club, y los entrenadores del primer equipo y del filial, ahora le faltaba la Copa.
Que en teoría estas son las eliminatorias bonitas. La de ir a jugar a una ciudad que no está en el mapa futbolístico de la élite, que sea allí día de fiesta, ir con una mezcla de tu unidad “B” y “C” (suplentes del primer equipo más chicos del filial) resolver 0-1 o 0-2, y a otra cosa.
Pero eso en este Valencia de Meriton es imposible. Imposible porque ya casi juegas con tu unidad “C” cada domingo en la liga “de los mayores”, y porque la plantilla es más corta que un día de trabajo de Corona.
Con Diakha y Jesús Vázquez fuera de combate, con las dudas de Cenk, con el Almeida parado por una lesión de la que ni si quiera Mulder y Scully lograrían averiguar casi nada y con la clavícula de Hugo Duro dando el susto del domingo, ya me explicarán si el once de Las Gaunas el jueves va a distar mucho del visto en San Mamés, o vas a tirar mano del cadete Fundación. Si usted tiene un hijo jugando en cualquier categoría de la Academia de Paterna, no desespere, igual el chico debuta antes de tener pelo en salva sea la parte.
Ese es el drama del inexistente proyecto deportivo del Valencia CF. Venden apuesta por la cantera, cuando lo que han hecho es completar con chavales los agujeros de las posiciones esquilmadas para mayor gloria del bolsillo de Peter. Lo que ocurre es que te has encontrado una generación espectacular que está sacando las castañas del fuego con un entrenador que parece una creación de la Inteligencia Artificial. Específico para el puesto en la actual circunstancia de miseria, no va a encontrar el club nadie mejor que Baraja para manejar un cóctek que en cualquier otra circunstania habría llevado al equipo a ser el primer conjunto deshauciado en la liga a finales ya de octubre.
Y a la vez ese es el drama. Ahora que los de dentro sacarán pecho, sin haber hecho nada más que seguir empequeñeciendo al equipo, cuando “Pechito bailarín” (extraordinaria columna de opinión de Salva Folgado hace algunas semanas para bautizar a Miguel Angel García Pérez-Roldán) vuelva a colocar su sonrisa profiden para decir que no vender es una forma de invertir (cuando sabe que si llegan a venir ofertas gordas, Peter le hubiera vendido hasta sus palas de pádel -dramón-), cuando vengan a presumir de la temporada que están haciendo los niños -pese a ellos-, acuérdense de las plegarias esta noche deseando que Hugo Duro no tuviera una fractura de clavícula. Acuérdense del papelón en el Villamarín con Mosquera y Cenk de laterales, acuérdense de que en Las Gaunas jugadores clave del equipo van a tener que seguir sumando minutos en las piernas con respecto a muchos de sus rivales, que sí podrán descansar; ahí radica la diferencia.
Así que medallitas, ni una. Los aplausos para Baraja y los niños, porque los que mal gobiernan el club sólo entorpecen. Tienen la misma incidencia en la buena marcha del equipo que Cañita Brava en la programación de la Scala de Milán.
Y ahora, la Copa. Una frase que desde que Murthy marchó del club, ya no tiene el mismo sentido.