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nunca he estado en turquía / OPINIÓN

El centenario de Mestalla: pipas, guantazos y fiestas

7/11/2023 - 

VALÈNCIA. La meteórica irrupción de los niños del Pipo en la primera división, está tapando todos los males que aquejan a la entidad por el abandono evidente de su propietario (y no son pocos). La felicidad de ver que en la jornada 12 no estás con el agua al cuello (pa' lo que hemos quedao) produce una tregua mental porque -no nos engañemos- la lucha continua es muy exigente y darnos el capricho de enterrar la beligerancia es placentero, aunque a la larga pueda llegar a ser muy perjudicial.

La propia eclosión de esta quinta de futbolistas es una consecuencia sí del abandono (no al gasto en refuerzos) y no de un proyecto. Si esto fuera un proyecto como tal, sobre estos chicos se construiría el Valencia del futuro. Sin embargo todos sabemos que cuando haya ofertas encima de la mesa por ellos, el propietario va a vender todo lo que pueda, y más. Esta vez ha salido bien, como hace tres años te salió mal, lo que ocurre es que la memoria es muy selectiva y ya nos hemos olvidado de los Esquerdo, Koba Lein, Guillem Molina o Alex Blanco. 

Cuando entramos en el penúltimo mes de 2023, y quedan menos de 60 días para acabar el año, no debe caer en saco roto que este año era el del Centenario del viejo coliseo de la Avenida de Suecia, el entrañable estadio de Mestalla. 

Enfrascados como andamos en las vicisitudes del Nou Mestalla (que aunque sea una opinión impopular si se construye como es debido será beneficioso para la entidad), el club ha olvidado completamente al actual estadio. En lugar de cuidarlo, mimarlo y hacerlo lo más confortable posible, Mestalla se cae a pedazos entre la dejadez, la falta de mantenimiento y la suciedad.

La foto que ilustra este texto es una de las mil evidencias que uno puede encontrar en el estadio de su deterioro y su abandono. Asientos de una de las zonas con los abonos más costosos (anfiteatro) llenos de excrementos de palomas. La lista es interminable: desconchados, hierros oxidados, tuberías y cableados en un estado de conservación lamentable a los que tan sólo agua, jabón y una manita de pintura darían al menos una imagen menos desagradable a la vista. Eso por no hablar de lo que en ocasiones nos hemos encontrado en unas instalaciones de prensa (desde excrementos a animales muertos) por las que pagamos a LaLiga 120 euros para poder utilizar en el caso de las radios.

Este era el año del centenario de Mestalla en el que teóricamente se iban a honrar los 100 años de uno de los estadios con más historia del fútbol español. De los fastos, ni rastro. 

Se habló de un partido de veteranos entre Valencia y Levante como el que sirvió para inaugurar el estadio en 1923; nadie sabe en qué cajón se quedó olvidada la idea. Se intentó disfrazar el asunto con un presunto homenaje a los campeones de la Supercopa de 1980. El amistoso ante el Nottingham Forest jugado en pleno parón mundialista fue un absoluto fiasco de público. Rival con ningún atractivo, frío y la grada vacía. Nunca unos ganadores recibieron un homenaje más triste y desalentador. Un insulto más a la historia del club.

No contentos con ello, un día nos encontramos con que se había desmontado el escudo que presidía la fachada de la tribuna para, según el club, restaurarlo. La pantomima se desplomó cuando un twitero aficionado del club encontró el susodicho emblema desguazado y abandonado a su suerte tras una escalera de acceso a los sectores de la Grada de la Mar. Entonces fue cuando salieron a decir que no se podía reparar y que se sustituiría por otro. Si no llegan a descubrir los restos tras aquellos escalones, aún estaríamos esperando la promesa de "hacer un acto tras repararlo el día que se recoloque".

Por si no fuera suficientemente bochornoso el cumpleaños que le estaban tributando a Mestalla, el club alquiló el estadio para la celebración de un amistoso entre Colombia en Irak que acabó a guantazos en la grada. Ni el maestro Berlanga (qepd) hubiera imaginado un guion parecido. 

Y para justificar el abandono y la suciedad, se sacaron de la manga este verano el asunto de las pipas. Que no digo yo que la cosa esté mal, pero quejarte de las cáscaras de pipas cuando vas a montar una fiestuki en los bajos de Mestalla en nochevieja es de tener que caminar con cuidado para no pisártelos cada vez que das un paso.

Más que celebrar su centenario, Mestalla ha asistido impotente al festival del abandono; mismo club, nueva era.

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