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el 'examen' de quico, un descenso anunciado, el polémico adiós de morales...

El año del Levante en 10 momentos

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VALÈNCIA. El 2023 ya está aquí y, con él, el Levante pone el lazo a un 2022 para olvidar. El año ha sido arduo en casa granota y ha estado plagado de momentos históricos, sobre todo para las memorias negras del club de Orriols, aunque también apareció alguna luz ténue que alumbró un camino ya cubierto de espinas desde lan recta final del año anterior. Estos son los 10 momentos clave que definen el 2022 en el Ciutat de València.

1. El año empezó fuerte: el 'examen' de Quico Catalán

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Una Junta tensa, un descalabro en Villarreal y una rueda de prensa de urgencia del presidente, Quico Catalán, para anunciar un futuro examen de su Consejo una vez finalizara la temporada. Fueron tres citas prácticamente consecutivas: 22 de diciembre, 3 y 4 de enero. El 2022 granota empezó bizarro. Después de que el Levante perdiera 5-0 en el estadio de La Cerámica, en el primer choque del año, la plantilla tuvo que enfrentarse a centenares de aficionados a la llegada del autobús al parking del Ciutat. Alessio Lisci -ya entonces confirmado como técnico del primer equipo con todas las de la ley-, su cuerpo técnico y algunos capitanes se carearon con la furiosa multitud granota, que ya en enero se veía abocada a la idea de un inesperado descenso.

Aquella noche quedó clara una cosa: el levantinismo quería ver rostros, escuchar voces y encontrar culpables. Y Quico Catalán se puso ante los focos menos de 24 horas después. Fue el momento de la famosa frase 'nos reiremos de esto', una declaración que aficionados y accionistas utilizarían con más o menos atino durante todo un año para reprochar errores al presidente. Más allá de la anécdota, su discurso fue desconcertante: tuvo que explicarse dos veces, pero en aquella comparecencia convocada con premura Quico anunció un examen a él mismo y su Consejo una vez finalizase la temporada

Admitió que pondría su cargo "a disposición del levantinismo", pero no descubrió fórmulas ni dijo cómo y quién iba a decidir su futuro. Sí se adivinaba un patrón: si el rodillo de la Fundación, máxima accionista del club, iba a resolver el sino del presidente del mismo modo que días antes había aprobado unas cuentas con 23 millones de euros en pérdidas, entonces Quico continuaría en un sillón en el que prometía no tener ningún interés en acomodarse. Y así fue meses más tarde: la Fundación respaldó al presidente tras confirmarse el descenso y antes de no alcanzar una de las cifras presupuestadas en las cuentas anteriores: 10,5 millones de euros en ventas de futbolistas que no llegaron, al menos antes del cierre del ejercicio el 30 de junio. Y en todo ese proceso, el levantinismo se movilizó: apareció la plataforma Levante Somos Todos como medida de presión y monitorización del poder granota.

2. Un nuevo director deportivo... por fin

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Mientras tanto, el plano deportivo venía marcado en fosforito por el despido de dos entrenadores y toda un Área Deportiva que había dejado huérfanos los despachos de Orriols. El propio presidente y el cuerpo técnico de Alessio Lisci se sumergieron con papel y boli en uno de los mercados de fichajes más importantes de los últimos años. El equipo estaba atado en el descenso y había que apuntalar una plantilla que, contra pronósico, no acertaba a dar un rendimiento potable ni con tres figuras diferentes en el banco. Para el entrenador fue como quitarse una piedra de plomo en la mochila cuando el club firmó a Felipe Miñambres, pero febrero ya había llegado al calendario y solo se había firmado a un futbolista: Martín Cáceres fichó libre y convencido por un Alessio al que no conocía

Tal fue el peso del que se despojó el italiano, que fue llegar Miñambres y mejorar el panorama. El ya célebre 'efecto Miñambres'. El nuevo ejecutivo astorgano firmó a Chelo Saracchi con la ventana de transferencias ya cerrada pero con la carta de libertad procedente del Leipzig, que no vio clara la recuperación del uruguayo tras romperse el ligamento cruzado el verano anterior. Miñambres aseguró creer en milagros e invitó a esperar al desenlace del curso, pero ya había empezado, como no podía ser de otra manera, a preparar el terreno para la reconstrucción.

3. Alessio levanta el vuelo

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Y en medio de toda aquella incertidumbre, Alessio Lisci consiguió reanimar a un equipo en coma inducido. Había pasado por el descalabro de Villarreal y antes por el siniestro total de la Copa, cuando en Alcoy el Levante perdió en los penaltis y Quico aseguró al vestuario, roto, que no pensaba despedir a otro técnico, por si a algún alma rebelde le daba por desenfundar colchas y sábanas. De repente, el Levante consiguió en la jornada 20 la primera victoria de la temporada, ante el Mallorca, y después enlazó 7 puntos de 9 que permitieron soñar a los menos ilusos. El cuadro de Alessio nunca logró la regularidad necesaria para borrar los indecentes números de la primera vuelta, pero sí firmó la tercera mejor segunda vuelta de la historia del club. Un hito que sobradamente podía haber servido para sacar la cabeza sin el final de 2021 en la retina.

4. Crónica de un descenso anunciado

EFE

No pudo ser. Se ganó al Villarreal en Orriols, se estuvo a punto de puntuar ante el Barça, se goleó al Granada -uno de los rivales por la permanencia- a domicilio y se perdió ante el Sevilla en casa porque el destino también quiso que los penaltis jugasen en contra del Levante en la carrera por huir de él. En el derbi en Mestalla, un empate -el equipo mereció más- y después otro triunfo contra la Real Sociedad, porque esta vez Melero asumió la responsabilidad desde los once metros en el descuento. Todo para llegar un jueves al Bernabéu con la obligación de ganar para mantener la categoría. Así apretaba la soga fabricada a la fuerza en la primera parte del curso. 

Quizá fueron las piernas, la presión mental, o simplemente que el Real Madrid era aplastantemente superior, pero el Levante no compareció en la capital. 6-0 y de vuelta a los infiernos.

5. El polémico adiós de Morales 

El descenso abrió muchos melones. Uno de ellos, el del capitán. Morales había jurado amor al Levante incluso en los peores momentos de la temporada. Llegó a decir que "jamás abandonaría este barco" a pesar de su hundimiento. Pero sí lo hizo. Sin ahondar en los matices, ese es el resumen del adiós del 'Comandante', porque el descenso le liberaba de su contrato renovado en 2021y el Villarreal informó al club granota de su intención de ofrecerle uno nuevo. A Morales se le hizo la boca agua y tuvo que desdecirse. No le quedó otra opción: el salario en La Cerámica era mayor, pero no abandonó Orriols por dinero. Su motivo era deportivo, aunque nada de eso importó a un levantinismo herido con un capitán que, a ojos de la gente, no había sido sincero. 

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