VALÈNCIA. El paso del Atlético Levante por Tercera RFEF tiene sus efectos. El trampolín hacia el primer equipo que se le presupone a un filial de un club de la envergadura del Levante ha reducido sus muelles en la cantera granota desde el descenso de categoría, al mismo tiempo que 'los mayores' regresaban a una Segunda División de la que, a base de "obligación o de ilusión", tratan de escapar. Para el director deportivo del Levante, Felipe Miñambres, la misión de nutrir la primera escuadra de la entidad queda por encima de la categoría en la que milite. Al menos así lo aseguraba el astorgano en Plaza Deportiva cuando los chicos de -entonces- Chema Sanz acababan de ser apeados del play-off del pasado curso a manos del Torrent.
"La escuela está para dar jugadores al primer equipo. El no ascenso me decepciona por los chicos, porque van a vivir otra temporada en Tercera RFEF y es una categoría dura, pero lo importante para mí es que la generación del Juvenil o del filial pueda tener futuro, antes que el hecho de ascender", comentaba Miñambres en este diario. Sin embargo, algunas perlas se han estancado en su paso por el Atlético Levante que hoy lidera Álvaro del Moral junto a Héctor Rodas. El último caso, el de Joan Gallego. Es la paradoja del filial levantinista.
Gallego era todo un proyecto de cantera desde que llegara a Buñol con 10 años. Un granota de corazón que, a seis meses de concluir su contrato, ha salido traspasado al San Fernando. Allí, el centrocampista valenciano salta dos categorías, hasta la Primera RFEF, con un asterisco: también firma con ficha de filial. Las primeras espadas del cuadro andaluz en su demarcación suponen barreras, aunque, con 20 años, ha entrenado a las órdenes de Alfredo Santaelena, en el primer escalón.
Con 18 años, Gallego pasó a jugar directamente con el Atlético Levante, bajo la batuta de Chema Sanz. Una temporada antes, había probado las mieles del filial desde el Juvenil -con el que se proclamó campeón de Liga por primera vez en la historia de la escuela- en un encuentro ante el Hércules, pero la pasada fue su temporada definitiva de promoción. Disputó 27 partidos; 14 en la actual. Fue un fijo para Sanz y lo era, hasta este enero, para Del Moral. Una pieza importante y un referente de cantera que, ahora, hace las maletas mientras el levantinismo se pregunta los motivos, precisamente en una tesitura de 'vacas flacas' en Orriols por la incapacidad para reforzar el primer equipo a corto y medio plazo.
Todo, incluso agravado por el plan de cantera, probablemente caducado, que presentó Quico Catalán en la última Junta de Accionistas de la entidad: objetivo, que en 2027 hubiera un 40% de canteranos en la primera plantilla ante la ya alarmante situación económica.
El caso, con sus motivos en la mochila, es que Joan Gallego ya prueba suerte lejos del Ciutat. Y hace no demasiado, en noviembre de 2023, el jugador aseguraba en una entrevista en Mundo Levante UD que su sueño pasaba por "ser jugador del primer equipo del Levante" y decía estar "en mitad de ese camino para cumplirlo". Además, reconocía la sintonía con Miñambres, pues el filial "está para ayudar al primer equipo en todo lo que se pueda". "El objetivo es ese y también subir de categoría", comentaba.
No obstante, la realidad es clara. Cada vez es menor el tiempo -en el fútbol profesional en general y en el Levante en particular- en que las perlas granotas con efecto real en el primer equipo transitan por el filial, paso inmediatamente anterior a la promoción a la élite. Gallego nunca llegó a debutar en la élite, pero otros que apenas jugaron en el Atlético Levante sí lo han hecho. El último caso, y más evidente, es el de Buba Sangaré. La gran promesa que guarda el Levante en su joyero no ha jugado a las órdenes de Del Moral, y ya ha disputado dos -uno de Copa y otro de Liga- al son de Calleja. Con 16 años, se considera un ejemplo de excepción por sus condicones, que llevan a media Europa a seguirle la pista. Pero no es el único.
Xavi Grande despuntó la pasada campaña en el filial y su camino fue directo al primer equipo este pasado verano. Desde incios de temporada es la segunda espada de Calleja en el lateral diestro, aunque la irrumpción del propio Buba y las necesidades del Atlético Levante también le han obligado a regresar sobre sus pasos en alguna convocatoria en el último mes. Marcos Navarro, poco utilizado por Calleja en el carril izquierdo, es otro caso de trampolín inmediato sin paso madurado en el filial. Y en el horizonte aparecen más chicos que hoy 'la rompen' en el Juvenil División de Honor de Euge Ribera que arrasa en Copa. Carlos Espí, uno de los delanteros juveniles más destacados de España, tiene, según voces de la cantera granota, nivel para seguir los mismos pasos si el Atlético Levante permanece enroscado en la quinta categoría del balompié nacional.