VALÈNCIA. Es comprensible que alguno de vosotros haya soltado alguna carcajada o haya esbozado una mueca de incredulidad al leer la expresión: hoja de ruta al lado de Singapur. Son polos opuestos. Se repelen. Que Peter Lim o su hijo Kiat, o los dos, tengan una hoja de ruta para el club provoca hilaridad o... miedo. Porque o no la tienen o si la tienen, será perjudicial para la sociedad.
Y si ese plan, ese diseño de club para la 2024-25, lo han gestado los pomposos miembros del Local Management a la espera de que lo validen los Lim, entonces la situación es más cómica, porque la familia Lim tiene a sus marionetas dando palmas en el palco. Aquello que cacarean es, precisamente, de lo que carecen. Su rutina es intrascendente porque siempre acaba en el callejón sin salida de Singapur, pero, en estos momentos clave en el mercado, en los que hay que asumir autonomía y responsabilidad, es donde quedan más expuestos frente al resto de clubes, agentes e intermediarios de futbolistas. Peter o Kiat, o ambos, los dejan en pelotas a la mínima ocasión como sucedió con Koba Lein en el mercado de enero. Porque, para su bochorno, Solís y Corona no son conscientes, hasta el último momento, de lo que se cuece en la cocina de los Lim. Ahora bien, creo que les da igual.
El club, mejor dicho, Meriton Holdings, debería dar explicaciones sobre su proceder en el mercado. Afrontar la realidad por dura que esta sea. La afición, aunque se enfurezca, agradecería algo de sinceridad porque el tiempo, al final, pone al descubierto todas sus trampas y engaños.
Pero el portavoz Javier Solís no comparece en rueda de prensa. Ahora es el momento para tener "altura de miras", Javier. Tampoco lo hace el director deportivo, Miguel Ángel Corona, aunque es el más indicado para hacerlo porque no titubea, llega con la lección aprendida y no tiene sentido de pertenencia. Es, y ya lo he dicho en más de una ocasión, el empleado ideal. De la asustadiza Layhoon Chan no espero nada. Al fin y al cabo no quiere estar en València, pero su disciplina oriental, su fidelidad a Peter Lim, o ambas cosas, la obligan a ocupar una presidencia de paja. En el fondo me da lástima.
El balance de la temporada lo ha hecho un grupo de jugadores en un vídeo que han lanzado esta semana las redes sociales del club. Ni rastro de Chan, Ibáñez, Solís o Corona. Tampoco se plantean dar alguna explicación sobre el momento económico y su incidencia en la configuración de la plantilla. No hay argumentos para exponer un plan de choque. No hay justificaciones, no hay soluciones. No hay... nada. Porque o no la tienen o es impopular. Mejor esconderlo todo, ¿verdad? Y que vaya trascendiendo a lo largo del verano.
Esa arrogancia en Meriton, y en sus mayordomos de València, es una falta de respeto al aficionado que este año ha llenado el campo con cifras récord, en un ejercicio de fidelidad y compromiso al escudo, que es justo lo que no tiene la propiedad. El premio a la hinchada, el retorno a ese sentimiento de identidad con el equipo y el club, ha sido un aumento de los abonos. ¡Toma ya! Es el corazón frío de Singapur.
Sería aconsejable que explicasen en algún momento quién maneja el club hoy en día. Si lo hace Peter, lo hace Kiat, lo hace Kim o lo hace Cherie. Porque, como no son transparentes, alimentan la rumorología y no está claro si Peter ha abdicado en su hijo porque está cansado o porque algún problema de salud, leve o grave, se lo impide. Las cosas no van a cambiar aunque haya un cambio de piloto al frente del Valencia CF, pero se agradecería un poco de sinceridad.