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el 'examen' de quico, un descenso anunciado, el polémico adiós de morales...

El año del Levante en 10 momentos

28/12/2022 - 

VALÈNCIA. El 2023 ya está aquí y, con él, el Levante pone el lazo a un 2022 para olvidar. El año ha sido arduo en casa granota y ha estado plagado de momentos históricos, sobre todo para las memorias negras del club de Orriols, aunque también apareció alguna luz ténue que alumbró un camino ya cubierto de espinas desde lan recta final del año anterior. Estos son los 10 momentos clave que definen el 2022 en el Ciutat de València.

1. El año empezó fuerte: el 'examen' de Quico Catalán

Levante UD

Una Junta tensa, un descalabro en Villarreal y una rueda de prensa de urgencia del presidente, Quico Catalán, para anunciar un futuro examen de su Consejo una vez finalizara la temporada. Fueron tres citas prácticamente consecutivas: 22 de diciembre, 3 y 4 de enero. El 2022 granota empezó bizarro. Después de que el Levante perdiera 5-0 en el estadio de La Cerámica, en el primer choque del año, la plantilla tuvo que enfrentarse a centenares de aficionados a la llegada del autobús al parking del Ciutat. Alessio Lisci -ya entonces confirmado como técnico del primer equipo con todas las de la ley-, su cuerpo técnico y algunos capitanes se carearon con la furiosa multitud granota, que ya en enero se veía abocada a la idea de un inesperado descenso.

Aquella noche quedó clara una cosa: el levantinismo quería ver rostros, escuchar voces y encontrar culpables. Y Quico Catalán se puso ante los focos menos de 24 horas después. Fue el momento de la famosa frase 'nos reiremos de esto', una declaración que aficionados y accionistas utilizarían con más o menos atino durante todo un año para reprochar errores al presidente. Más allá de la anécdota, su discurso fue desconcertante: tuvo que explicarse dos veces, pero en aquella comparecencia convocada con premura Quico anunció un examen a él mismo y su Consejo una vez finalizase la temporada

Admitió que pondría su cargo "a disposición del levantinismo", pero no descubrió fórmulas ni dijo cómo y quién iba a decidir su futuro. Sí se adivinaba un patrón: si el rodillo de la Fundación, máxima accionista del club, iba a resolver el sino del presidente del mismo modo que días antes había aprobado unas cuentas con 23 millones de euros en pérdidas, entonces Quico continuaría en un sillón en el que prometía no tener ningún interés en acomodarse. Y así fue meses más tarde: la Fundación respaldó al presidente tras confirmarse el descenso y antes de no alcanzar una de las cifras presupuestadas en las cuentas anteriores: 10,5 millones de euros en ventas de futbolistas que no llegaron, al menos antes del cierre del ejercicio el 30 de junio. Y en todo ese proceso, el levantinismo se movilizó: apareció la plataforma Levante Somos Todos como medida de presión y monitorización del poder granota.

2. Un nuevo director deportivo... por fin

Levante UD

Mientras tanto, el plano deportivo venía marcado en fosforito por el despido de dos entrenadores y toda un Área Deportiva que había dejado huérfanos los despachos de Orriols. El propio presidente y el cuerpo técnico de Alessio Lisci se sumergieron con papel y boli en uno de los mercados de fichajes más importantes de los últimos años. El equipo estaba atado en el descenso y había que apuntalar una plantilla que, contra pronósico, no acertaba a dar un rendimiento potable ni con tres figuras diferentes en el banco. Para el entrenador fue como quitarse una piedra de plomo en la mochila cuando el club firmó a Felipe Miñambres, pero febrero ya había llegado al calendario y solo se había firmado a un futbolista: Martín Cáceres fichó libre y convencido por un Alessio al que no conocía

Tal fue el peso del que se despojó el italiano, que fue llegar Miñambres y mejorar el panorama. El ya célebre 'efecto Miñambres'. El nuevo ejecutivo astorgano firmó a Chelo Saracchi con la ventana de transferencias ya cerrada pero con la carta de libertad procedente del Leipzig, que no vio clara la recuperación del uruguayo tras romperse el ligamento cruzado el verano anterior. Miñambres aseguró creer en milagros e invitó a esperar al desenlace del curso, pero ya había empezado, como no podía ser de otra manera, a preparar el terreno para la reconstrucción.

3. Alessio levanta el vuelo

Levante UD

Y en medio de toda aquella incertidumbre, Alessio Lisci consiguió reanimar a un equipo en coma inducido. Había pasado por el descalabro de Villarreal y antes por el siniestro total de la Copa, cuando en Alcoy el Levante perdió en los penaltis y Quico aseguró al vestuario, roto, que no pensaba despedir a otro técnico, por si a algún alma rebelde le daba por desenfundar colchas y sábanas. De repente, el Levante consiguió en la jornada 20 la primera victoria de la temporada, ante el Mallorca, y después enlazó 7 puntos de 9 que permitieron soñar a los menos ilusos. El cuadro de Alessio nunca logró la regularidad necesaria para borrar los indecentes números de la primera vuelta, pero sí firmó la tercera mejor segunda vuelta de la historia del club. Un hito que sobradamente podía haber servido para sacar la cabeza sin el final de 2021 en la retina.

4. Crónica de un descenso anunciado

EFE

No pudo ser. Se ganó al Villarreal en Orriols, se estuvo a punto de puntuar ante el Barça, se goleó al Granada -uno de los rivales por la permanencia- a domicilio y se perdió ante el Sevilla en casa porque el destino también quiso que los penaltis jugasen en contra del Levante en la carrera por huir de él. En el derbi en Mestalla, un empate -el equipo mereció más- y después otro triunfo contra la Real Sociedad, porque esta vez Melero asumió la responsabilidad desde los once metros en el descuento. Todo para llegar un jueves al Bernabéu con la obligación de ganar para mantener la categoría. Así apretaba la soga fabricada a la fuerza en la primera parte del curso. 

Quizá fueron las piernas, la presión mental, o simplemente que el Real Madrid era aplastantemente superior, pero el Levante no compareció en la capital. 6-0 y de vuelta a los infiernos.

5. El polémico adiós de Morales 

El descenso abrió muchos melones. Uno de ellos, el del capitán. Morales había jurado amor al Levante incluso en los peores momentos de la temporada. Llegó a decir que "jamás abandonaría este barco" a pesar de su hundimiento. Pero sí lo hizo. Sin ahondar en los matices, ese es el resumen del adiós del 'Comandante', porque el descenso le liberaba de su contrato renovado en 2021y el Villarreal informó al club granota de su intención de ofrecerle uno nuevo. A Morales se le hizo la boca agua y tuvo que desdecirse. No le quedó otra opción: el salario en La Cerámica era mayor, pero no abandonó Orriols por dinero. Su motivo era deportivo, aunque nada de eso importó a un levantinismo herido con un capitán que, a ojos de la gente, no había sido sincero. 

Morales se quiso despedir y el club le abrió las puertas de sus instalaciones para hacerlo. Eso sí, sin nadie. Quico Catalán no se iba a poner a su lado, esta vez, ante los focos. Al final, un vídeo emotivo. Supo a poco y el ya excomandante granota lo combinó con explicaciones a su gente en los medios. Reflejó en PlazaDeportiva.com y PlazaRadio la resignación por saber que iba a ser, de por vida, esclavo de sus palabras. El Levante quiso evitar la marcha de su mejor futbolista con un ofertón de última hora y, en palabras del capitán, eran dos contratos "muy parecidos". Pero el proyecto deportivo, que no fue el primero que Morales había encontrado en su buzón durante su larga etapa en el club, primó por encima de todo. No era en China, entonces era en La Liga, y ahora el levantinismo espera reencontrarse con su excapitán en Primera División para expresarle sus sentimientos.

6. Nuevo ídolo por una década

Levante UD

La decepción con Morales se maquilló con la ilusión con Pepelu. Había nacido un nuevo ídolo, como también nació de su entorno la posibilidad de firmar una renovación por 10 años para convertirse en el jugador con contrato más longevo del fútbol español. El dianense dejó en stand by la oferta que le habían presentado Manolo Salvador y David Navarro en noviembre, a finales del año anterior. Habían sido tres cesiones, dos de ellas destacando en Portugal, antes de regresar definitivamente a su club para, por fin, hacerse un hueco. Tuvo que luchar mucho y, siendo libre de firmar por cualquier club desde enero, esperó a concluir la temporada para hacer borrón y cuenta nueva... y negociar con Felipe Miñambres. 

En realidad, el director deportivo empezó a darle pinceladas al 'caso Pepelu' desde su llegada. Era, junto al de Morales, el asunto más candente entre sus carpetas. Quien primero se ponía nervioso, perdía, como decía algún otro 'fichador' que pasó años atrás por la ciudad. Y reinó la tranquilidad. Pepelu tuvo intereses potentes de Primera División: clubes que quisieron, de facto, hacerse con sus servicios vista la óptima temporada del '8' en su primer curso en La Liga. Y, sobre todo, vista una situación contractual muy provechosa tanto para el futbolista como para la entidad en la que acabara recalando.

Pero el centrocampista se decantó por ser ídolo del levantinismo. Los 'Pepelu, quédate', la cercanía con su casa que hacía tres temporadas no vivía, sus escapadas a Denia en sus días libres, su familia, su gente... y su club. Hacía unos días que la decisión estaba tomada, así que fue comprarse un traje y a decirle a la parroquia granota que se quedaba... y no por poco tiempo. Hasta 2032. El objetivo del ascenso, eso sí, será clave para en el futuro el futbolista.

7. Criba de entrenadores, una elección tomada con Alessio y salidas en tromba

Todavía quedaban cartas que jugar y asuntos por resolver. El más gordo, el del entrenador. Tardó demasiado. El proceso fue largo. Desde el 23 de mayo, cuando Alessio Lisci y Felipe Miñambres tuvieron su primera reunión por su futuro tras el descenso, hasta el 12 de junio, cuando Mehdi Nafti se anunció como nuevo entrenador. Fueron dos semanas sin inquilino, con el italiano a la espera -aunque ya había respondido un primer 'no' al club- y con un proceso de selección abierto en que el director deportivo fue a pescar a un mar de técnicos entre los que, por cierto, ya apareció Javi Calleja.

En la mañana del 23 de mayo, un lunes, Miñambres le comunicó a Alessio que no era el entrenador escogido para reflotar al Levante, pero no le despidió. Le ofreció quedarse como Director de Metodología del club, tal y como avanzó PlazaDeportiva.com, y el romano no se esperó el giro de guión. Se marchó del Ciutat contrariado, pero tardó poco, un par de días, en trasladarle al club que su intención era entrenar la siguiente temporada. 'No quiero'. Precisamente esa zozobra hizo a Alessio esperar más de la cuenta y, posiblemente, perder algún tren, aunque pudo firmar por otro Segunda antes de que los banquillos de la categoría se acabasen completando más tarde incluso que el levantinista.

Mientras tanto, Miñambres se reunió con algunos técnicos a sabiendas de que el italiano no era su apuesta. Acabó desembocando en un técnico con más experiencia, pero no con un currículum repleto de éxitos en la categoría.

8. Una pesadilla para Mehdi Nafti

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Llegó para sorpresa de muchos. Dentro y fuera. Sobre todo, tras prescindir de un preparador criado con cariño y éxito en la casa. Pero la realidad es que pronto conectó con la gente del club por su cercanía y sus métodos. La energía que derrochaba Mehdi Nafti en su llegada al Levante contrastaba con las dudas de la grada respecto a su figura. Prometió que no iba a haber champagne... en el campo. Al menos, hasta que se celebrase el ascenso, y solo sería para beber. La prueba del buen hacer emocional del franco-tunecino es que se marchó sin fracturas evidentes, dialogando con la plantilla y despidiéndose de sus jugadores a pesar de dirigir una sesión en la que prácticamente estaba decidido su cese. 

Miñambres hubo de regresar rápidamente de Astorga tras una complicada situación personal: el fallecimiento de su madre, cuya salud había ocupado el sentir familiar de los últimos meses, mantuvo al director deportivo ausente cuando, tras la derrota en casa ante el Racing de Santander, el Consejo apretó para que Nafti fuese despedido. El ambiente en el Ciutat era irrespirable y el rumbo deportivo, especialmente preocupante. Si en lo emocional el técnico parecía haber conectado, en el verde nunca lo hizo. Ya desde pretemporada algunas decisiones y ciertas dudas respecto al tipo de fútbol del equipo hizo extrañar al vestuario, unido entre sí pero quizá no tanto en torno a la figura de Nafti.

9. El Ciutat se enfada

Los vaivenes deportivos y la falta de resultados hicieron cabrear al Ciutat. La grada se había amansado tras las explosiones de principio de año y la impotencia del descenso, con el presidente de nuevo aprobado y una nueva ilusión de retornar a la élite tras un buen mercado de fichajes. El Levante vendió a quien quiso marcharse, pero acabó quedándose con varias de sus figuras, como De Frutos -a pesar del deseo del segoviano y la oferta que el Getafe puso sobre la mesa, que en cualquier caso hubiese llegado a Valencia partida en dos- y Campaña -que quería abandonar a toda costa, que hizo un llamamiento público a su Sevilla, pero que aceptó quedarse con reducción de emolumentos incluida-.

Y mientras, la lejanía del equipo con la cabeza de la categoría hizo a Orriols estallar. Ya en la anterior temporada se habían escuchado cánticos contra Quico Catalán, que fueron tremendamente tímidos en comparación con la animadversión del aficionado en los peores momentos del Levante en Segunda. Entonces sí: el Ciutat se enfadó de verdad y se vivieron momentos muy tensos entre grada y palco de autoridades.

10. ... Y Javi Calleja lo arregla (casi) todo

Levante UD

La solución de Miñambres, Javi Calleja. El madrileño fue el primero y el último que pasó por la mente del astorgano para reconducir la nave. Surtió efecto. Miñambres se autoproclamó entrenador interino mientras negociaba el aterrizaje de Calleja, ganó los dos envites y, cuando llegó el nuevo, el rumbo se mantuvo de tal forma que el Levante todavía no ha perdido un solo encuentro desde que Nafti hiciera las maletas. Son 14 choques sin caer, 12 con Calleja al mando

Mientras, el club ha vuelto a presentar pérdidas en sus cuentas, aprobadas de nuevo con el rodillo de la Fundación, pero en una Junta de Accionistas mucho más amable que la que un año antes había tratado de desnudar al Consejo. No, todo no está arreglado, ni mucho menos, pero la pelota entra y el Levante vive a solo dos puntos del liderato.

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