El médico que lleva 11 años cuidando al que hoy es el número 7 de la ATP afirma que tiene "una magia especial desde chico" y que está muy centrado. "Gana a Nadal o a Djokovic y esa noche, en la cena, es el mismo chaval que huye de las euforias y que tampoco dramatiza cuando pierde", reconoce