VALÈNCIA. Johan Cruyff dijo en alguna ocasión que al fútbol se juega también con el cerebro. El Flaco quería decir que no sólo se juega con el físico si no que también hay que hacerlo con una buena respuesta mental, es decir anticipar la jugada que viene antes de que se produzca, ser ágil mentalmente. Hoy Cruyff se echaría las manos a la cabeza viendo hacia dónde evoluciona el juego, aunque hay excepciones a la robotización del fútbol. Una de ellas es Javi Guerra, un distinto. Un clarividente.
Digo esto a propósito de Guerra porque me apetece hablar de fútbol. El chantaje de Meriton Holdings a las autoridades políticas de la ciudad a cuenta del nuevo estadio lo dejo para otra ocasión. Porque la respuesta, negativa, a firmar el documento que formaliza la candidatura de la ciudad a ser sede del Mundial 2030 no es del Valencia CF, es de Singapur que, desgraciadamente, gobierna en Mestalla sine die. Ese estadio, y no me canso de repetirlo en 90 Minuts, no se acabará nunca mientras Peter Lim mantenga atado al cuello del club el collar que le asfixia la garganta.
Pero volvamos a Guerra. El talento, y al centrocampista le sobra, tiene que estar en el campo. Siempre. Esta frase, que no se quién la pronunció la primera vez, aunque se ha convertido en un tópico, uno más, del periodismo deportivo, está vigente en este caso.
En el debate, muy futbolero, de estos días respecto de la suplencia del centrocampista de Gilet buscando causas, razones que la expliquen, si es justa o es injusta... considero que el '8' tiene que estar en el terreno de juego. Por condiciones, habilidades, físico, rapidez mental, toma de decisiones, conducción, zancada y ¡qué sé yo! Es un elegido por los dioses del fútbol. Hay que dejarle fluir. Tiene 20 años. Darle espacio, confianza, minutos... Así se serenará si está confuso o falto de seguridad, que es normal, por inocencia y porque hasta los más curtidos atraviesan momentos de dudas. ¡Cómo no va a sucederle a un chaval!
A Guerra le perjudica el cambio de sistema al 1-4-4-2 de Rubén Baraja, esquema al que el técnico aspiraba, creo, desde que llegó a Mestalla. También la recuperación de Hugo Guillamón, un jugador confuso desde el Mundial al que Baraja ha sacado del agujero en el que se encontraba y que, pese a sus haters, hace muchas cosas bien.
Con Hugo Guillamón al lado de Pepelu y con Yaremchuk junto a Hugo Duro, Guerra no tiene cabida en el campo en la idea de juego actual de Baraja. Aparece como recurso en el tramo final -el sábado pasado muy tarde- con ganas de hacer muchas cosas en poco tiempo, por lo que, a veces, se precipita.
La solución, con todo el respeto para Baraja que al fin y al cabo es el que trabaja con sus jugadores a diario y conoce realmente cuál es su estado de juego y de ánimo, es adecuar el sistema para que entre Guerra. Pero esa es mi opinión. Prescindir de Yaremchuk y que Guerra, con libertad de movimientos se mueva por detrás de Duro y baja a enganchar con Pepelu y Guillamón. Esa tripleta, si se asocia constantemente, y eso pasa porque sus integrantes jueguen mucho minutos juntos, es un centro del campo de muchos quilates.
Mientras eso no suceda, Javi, serénate. Aprovecha tus minutos. No juegues contra el reloj, deja que tu talento fluya. Y acuérdate del Flaco. Hoy te bancaría si te hubiese visto jugar. Pienso igual y aunque no tengo nada que ver con Cruyff, también estoy flaco.