VALÈNCIA. Aprovechando el inicio de la campaña de rebajas, la marca de ropa Desigual abrió el jueves su temporada de descuentos con una loca campaña de marketing. Los publicistas de la marca catalana plantearon en redes sociales que los cien primeros clientes que se presentasen en sus tiendas de Callao en Madrid y de Plaza Catalunya en Barcelona podrían elegir, totalmente gratis, dos prendas de toda su colección, sin límite de precio. Además, todos los que llegasen tarde serían consolados con un 10% de descuento extra sobre las rebajas. El único requisito era presentarse en las tiendas... en ropa interior. Llegar desnudo y salir vestido. Ese era el espíritu. Hubo colas de gente, en calzoncillos o bragas y sujetador, a las puertas de ambos comercios desde las seis de la mañana. Un éxito.
En Mestalla sucede todo lo contrario. En su visita al mercado de baratillo y gangas, o de prendas con alguna tara, el club llega vestido con su traje de noche, aunque los zapatos escondan calcetines con agujeros y se amontone la caspa en los hombros o en la solapa. Pero del zoco de jugadores sale desnudo. Por el camino ha perdido la poca ropa cara que le quedaba, esa que mantiene recurriendo a prestamistas. Y en el futuro, vestido con harapos, ya no tendrá nada con lo que comerciar.
Imaginaos este verano. Entra en el comercio con Mamardashvili y sale semidesnudo, esto es, con un portero crepuscular, o se queda con Jaume y Cristian Rivero para enfrentar la 2023-24. O entra con Gayà, sale sin recambio y tiene que resistir con Jesús Vázquez todo el curso en el perfil izquierdo. O entra con Jesús Vázquez y se queda solo con el capitán en ese costado. O entra con Yunus y...
O va con todo, se pone sus últimas joyas -porque todo está en venta- y sale con cuatro retales a préstamo que tiene que devolver a finales de junio.
En esa misma tienda ya entregó a Parejo, Coquelin, Rodrigo, Ferran Torres, Carlos Soler o Kang In Lee, por ejemplo. Y salió en pelotas. Un cambalache miserable y desesperado. A Peter Lim le divierte desnudar al club y a sus empleados.
El que se está vistiendo es Miguel Ángel Corona, quien en la piel de su nuevo cargo se siente "muy responsable" de la planificación deportiva y acaba de abrigarse con Carmelo Del Pozo, un secretario técnico experto en el caladero de segunda división y el fútbol humilde de jóvenes y promesas donde 'el hijo del pescador' ha enviado a su embarcación. Pesca de bajura.
La de altura será para Jorge Mendes si el desganado de Lim, ¡ay!, se anima.