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VALÈNCIA. A lo largo de los últimos siete días, el expresidente del Valencia CF Manuel Llorente fue protagonista del espacio ‘Veus Fé-Cé’ de 99.9 Plaza. A través de una extensa charla de más de tres horas (parte 1 y parte 2), el exdirigente blanquinegro hizo un repaso a sus diferentes etapas en la entidad, primero como gerente, luego como consejero delegado y, a partir de 2009, presidiendo el club durante cuatro años.
"Sí que la vi, estuve en Sevilla. El Valencia la disputó, compitió hasta el final. Competir es fundamental, en la empresa y en el fútbol".
"El Sevilla está donde está porque ha habido una continuidad en su gestión. El Villarreal, el Atlético, la Real Sociedad… Todos con una gestión continuada. Aquí se incendiaba todo enseguida, porque había muchos intereses, alguno mediático también. Nos estamos quedando atrás. Nos están pasando equipos que antes siempre estaban por detrás de nosotros: la Real, el Betis… Habrá que preguntar por el Modelo Borussia a Aurelio Martínez, y si piensa que ese modelo es el que se está dando ahora".
"No entiendo por qué lo soy. Quizás porque, en mi tiempo como gestor y presidente, me tocó tomar decisiones que generan opiniones en contra y, también, crearme bastantes enemigos. Empezando por el propio Paco Roig, o después Fernando Gómez Colomer. Y claro, ambos tienen sus entornos. Pero los hechos están ahí, los éxitos que logramos cuando gestionábamos el Valencia".
"A Lim fueron a buscarle. Dos viajes hizo Salvo a Singapur. ¿Por qué vendieron y por qué en esas condiciones? El Valencia CF no era necesario venderlo. La sociedad deportiva funcionaba perfectamente, la deuda estaba controlada… No era necesario. Se tenía que haber dicho a los políticos que, si habían avalado, que aguantasen ahí, como han aguantado otras operaciones con deuda pública. Seguramente Peter Lim le prometería a alguien que estaría más tiempo de presidente o algo así. Se organizó una asamblea con cartulinas en Mestalla. Alguien que gestiona el Catarroja o el Massanassa sabe que esas promesas no podían ser así, se engañó a la gente".
"Sobre Libertad, conozco al presidente y me parece un tío fenomenal, he hablado un par de veces con él. Admiro mucho el tiempo que está dedicando de su trabajo y familia de manera altruista. Tengo unas cinco mil acciones, en teoría soy el segundo máximo accionista. No las tengo agrupadas con ellos, pero les cedí los derechos de suscripción en la ampliación de capital de enero. Pero mis acciones van donde yo vaya, porque yo quería acudir a la Junta de Accionistas de manera individual".
"La ATE, de la que se habla mucho ahora, la hicimos nosotros. Con mucho trabajo y muchas visitas a Consellería. El campo se iba a mantener con 70.000 asientos y sólo cambiábamos el diseño de la cubierta. Hoy, la única que puede anular la ATE es la Generalitat. No me preguntes si Peter Lim va a terminar o no el campo, porque eso no lo sé. ¿Si lo veré terminado? Sí, alguna vez lo veré. Quizá si estuviese ahí, lo haría de otra manera".
"Siempre ha habido ‘sopapos’ en las Juntas de Accionistas del Valencia. Recuerdo las de Tuzón, por ejemplo. Cada accionista ha puesto un dinero por esas acciones. Lo normal es que haya un día, uno al menos, en el que se les escuche y tengan la ocasión de hablar. En las juntas de La Caixa o el Santander ocurre, y hay gente crítica con la gestión. No puede ser que fuésemos diez en la junta de diciembre. No se puede poner un límite tan alto de acciones. Es una vez al año, ¿eh?".
"Yo no estaba de acuerdo con Soler en la financiación del nuevo campo. Ya teníamos negociado todo en su momento: lo firmaron Paco Camps, la alcaldesa y Jaume Ortí, y los propietarios del nuevo estadio serían Valencia CF, Ayuntamiento y Generalitat. El uso exclusivo iba a ser para el Valencia. Luego, Juan Soler dijo que no, que el campo lo haría el club. El modelo luego lo copió el Athletic de Bilbao (para el nuevo San Mamés), se lo mandé al directivo Fernando Ochoa y lo aplicaron: sus propietarios Athletic Club, Kutxa, Gobierno Vasco, Ayuntamiento y la Diputación. Tendríamos ya un campo hace mucho tiempo".
"A mí me propusieron desde la Generalitat y desde Bancaja. Paco Camps y José Luis Olivas. Yo estaba en el baloncesto y el que tenía que dejarme salir era Juan Roig. Se enfadó, pero salí con su permiso. Yo no quería dejar ‘colgado’ a nadie, no tenía motivo para irme, pero me hacía ilusión ser presidente del Valencia".
"Yo dimití porque vi el panorama que se venía encima. La situación era muy insostenible: la alcaldesa quería que le hicieran el campo; la Generalitat, que le resolvieran el problema del aval. Entonces aparecieron unas personas por allí, como Aurelio Martínez y Amadeo Salvo, prometiendo que harían todo eso cuando nosotros ya lo habíamos intentado y no se podía hacer. Y, por tanto, ellos tampoco pudieron hacerlo. A partir de ahí empezó todo el desastre. Si hubiese conocido a Federico Varona (presidente de la Fundación VCF) entonces como le conozco ahora, yo no hubiese dimitido como presidente del club".
"Siempre ha sido correcta. Nunca tuve deferencias, hablaba con periodistas que ni siquiera sabía de qué medio eran. Tampoco pagué a medios para hablar bien de mí. La crítica venía básicamente del mismo medio siempre. Evidentemente si un medio deteriora tu imagen a base de decir esto o aquello… Sí que te importa, pero nunca me ha condicionado mi trabajo".
"Era una maravilla para el Valencia. Era la solución para terminar el campo nuevo y eliminar parte de la deuda que tenía el club. Teníamos Nuevo Mestalla, nueva ciudad deportiva en Náquera y deuda refinanciada a largo plazo. No salió porque llegó la crisis financiera, el FROB intervino Bankia y se paralizaron todas las operaciones inmobiliarias que había en marcha. Nunca hablé con Rodrigo Rato, en el club ignorábamos si estaba o no involucrado".
"Yo no iba en ninguna de las siete ofertas por el Valencia. Hubo un grupo, Cerberus, que me contactó para que les asesorase sobre cómo acabar la operación Newcoval. Bankia busco a ese grupo, que iba a desarrollar el plan inmobiliario y luego repartir las acciones entre el accionariado valenciano. Había empresarios de la sociedad valenciana, como Manolo Broseta y más gente importante. Pero a Salvo le interesaba Lim: por eso empezó a calificar la propuesta como fondo buitre".
"Durante todos mis años, cuando un jugador quería irse… primero trataba de que se quedase, pero si no, intentaba sacarle el máximo rendimiento económico".
"Me ha pasado, pero poco. Pero porque hubo grupos que lo ‘montaron’. Hay gente que he conocido y me ha dicho que estaban pagados y eran los encargados de iniciar cánticos en una zona u otra del campo".
"Sí, me he visto con él. Cuando fuimos a jugar contra el Liverpool, aunque ya no estaba como entrenador. Estuvimos con él y me enseñó sus programas de análisis. No tengo ningún rencor. Es más, cuando yo ya estaba como presidente en el Valencia, año 2009 o 2010, gente de su entorno me dijo que Benítez estaría dispuesto a volver. Pensé en ese momento que nuestro puerto no estaba preparado para un barco tan grande como Benítez, hubiese venido con una serie de condiciones. Unai Emery era un buen entrenador, como bien ha demostrado, así que no hizo falta cambiar".