A principio de temporada, Javi Gracia era el nuevo ídolo del valencianismo. Ni Gayà, ni Guedes ni Carlos Soler. El favorito de la hinchada era Gracia. Su crítica feroz contra Peter Lim por la ausencia de fichajes hizo que la práctica totalidad de la afición se posicionara al lado del entrenador y gritara al unísono un “Me representa”. Javi Gracia estaba en su momento top. Tenía ganada a la plantilla, a la afición y a los medios de comunicación. Había un slogan global: “Todos somos Gracia”. Sin embargo, cuando el entrenador mostró su deseo de abandonar el club con la excusa de que el propietario le había engañado, su discurso comenzó a perder credibilidad. La causa de Gracia tenía menos adeptos. Aún así, al técnico todavía le quedaba una legión de fieles seguidores que, solo por el hecho de cargar sus iras contra Lim, entendieron aquel furtivo intento de fuga protagonizado por el entrenador.
Varios meses después, y ya superado con creces el ecuador de la temporada, a Gracia cada vez le quedan menos asideros a los que agarrarse. Su pérdida de popularidad con respecto al inicio de campaña es más que notable. El mediocre desarrollo de la campaña y la mala imagen del equipo en algunos partidos, pesa como una losa sobre el técnico. Ha habido demasiados disgustos….Es cierto que la plantilla está descompensada, cogida con alfileres en algunas posiciones clave, pero más cierto es todavía que a este grupo se le podía haber sacado más rendimiento futbolístico que el mostrado hasta la fecha. El Valencia es un equipo triste. Como la imagen que exporta su entrenador. Y por ahí también sangra Gracia.
La herida con el entrenador está abierta. Hasta el punto de que Anil Murthy ya le buscó sustituto, Míchel, tras el partido de Mestalla contra el Cádiz. Y que todo apunta a que Thiago Mendes se convertirá en breve en el próximo entrenador del equipo por deseo expreso de Peter Lim y su socio Jorge Mendes. Que a día de hoy Javi Gracia es el rival más débil lo sabe todo el mundo. Hasta el punto de que, durante esta semana, el debate sobre el banquillo de Mestalla se ha disparado. En los medios de comunicación hemos visto un gran despliegue de informaciones sobre el posible fichaje de Pepe Bordalás, e incluso varias entrevistas en profundidad al idolatrado Rafa Benítez. Las cosas no suceden porque sí. Nada es casualidad.
Javi Gracia está amortizado. Creo que nadie lo ve la próxima temporada en el Valencia. No sé cómo se resolverá su relación contractual con el club, pero lo cierto es que su adiós es obligado. Por eso, solo le pido al técnico que el equipo acabe el curso con dignidad. No me preocupa la presente temporada. No veo al Valencia pasando apuros clasificatorios. Ni tampoco peleando por eludir el descenso. Pero sí que me preocupa la imagen que pueda ofrecer el equipo en la recta final de la campaña una vez salvado del descenso. Y, sobre todo, me preocupa mucho más la próxima temporada. Porque, aunque desconozco los planes de Lim con respecto al club, los caprichos del magnate singapurés y su grupo de vividores apuntan al caos. Aunque, como dice Igor en “El jovencito Frankenstein”, la famosa película de Mel Brooks, ˝Podría ser peor. Podría llover˝. E inmediatamente comienza a llover de manera torrencial….