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/ OPINIÓN

Ya no cuela

28/03/2023 - 

VALÈNCIA. Mañana comienza el juicio por la venta del Valencia CF en 2014 que sentará en el banquillo a quienes la acusación entiende que fueron los principales responsables de aquella operación: Amadeo Salvo y Aurelio Martínez.

Lo que se vendió como la mayor transacción del mundo del fútbol ha acabado por significarse como el mayor tocomocho de la historia del balompié y la enfermedad que se está llevando por delante al conjunto de Mestalla.

Que en aquel proceso de venta hubiera valencianistas de a pie engañados no es complicado. Y diré más aún, no es del todo reprochable dada la inmensa operación de propaganda que se montó entonces con persecución a las voces disidentes (toda una premonición de lo que nos esperaba). Era complicado pararse a escuchar a quienes tenían más información porque no era popular escuchar que no te iban a sacar de pobre si no que te iban a hundir más en la miseria. Por eso el informador tiene siempre más datos (aunque a veces no los pueda contar) que la calle aunque a día de hoy las redes sociales coloquen a uno y a otro en el mismo plano. En un 98% de las ocasiones el periodista siempre va a tener más datos que el aficionado. Es impopular decir esto y soy consciente de que puede sonar pedante, pero un servidor tiene las espaldas anchas y curtidas, y ya hace tiempo que aprendí que a nadie nos gusta que nos digan lo que hacemos mal.

Como impopular es pensar que quien hubiera estado al frente del club no hubiera pilotado el proceso de venta conforme a sus preferencias. Eso sí, muy probablemente se hubieran calculado los riesgos a futuro mucho más de lo que parecieron importarle a Amadeo y a Aurelio. Las consecuencias de aquello son funestas y se están viviendo ahora. 

Por eso no cuelan las declaraciones de Salvo el domingo diciendo aquello de: "A toro pasado, todos marcamos goles". Entre otras cosas porque ya se encargaron él y Aurelio de retirar las defensas y el portero contrario para venderle el club a Lim sin garantías. Ese tipo de actitudes después de años de silencio, son las que levantan todas las suspicacias del mundo. Ahora le toca a la Justicia entrar hasta el fondo del asunto. Tampoco ayuda en nada ver las promesas que se hicieron en aquel momento y la realidad a posteriori de los hechos.

Es curioso como ahora también intentan colarla el ejército de la ponzoña que habita en redes sociales oculto bajo el anonimato (muy valientes ellos). Ahora resulta que nadie apoya a Lim, que nadie jaleó la destrucción del modelo ganador en 2019, que nadie llamó "viuda" a nadie, que nadie presumía de lo bueno que era Celades, de los días de gloria que nos aguardaban con Ferro, Oliva y Cutrone, que nadie tenía blanco en la comisura de los labios justificando cada aberración de Murthy, que nadie aseguraba que sólo se manifestaban "4 gatos", que nadie se subió a la Bordaleta y más tarde a la Gatuseta, y que nadie decía "ponlos tú" y "a Lim le vais a enseñar vosotros a gestionar empresas".
Que hubiera gente engañada en 2014, pase. Que hubiera defensores de la debacle en 2019, no. Y cuando decías lo contrario siempre te acusaban de estar comprado por cualquiera (Marcelino, Llorente, la RFEF, la CIA, el KGB o los Power Rangers), porque el refrán dice aquello de que "cree el ladrón que todos son de su condición". Mención aparte merecen algunos que aseguran que contar las verdades sin concesiones es "estar en una trinchera". De eso ya me ocuparé otro día.

Y aunque se quieran borrar de las gilipolleces que defendieron siempre hay un "pero". El "no los queremos, pero...", "mejor que se vayan, pero", "la gestión es un desastre, pero...". Para algunos (como decía el anuncio viejuno), siempre hay un motivo para usar Nivea.

Asi que "y si cuela, cuela", será para quién quiera tragarse sapos del tamaño del Nou Mestalla. Gracias a Dios, es evidente que no cuela ya desde hace mucho tiempo.

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