VALÈNCIA. El Levante no depende de sí mismo. Podría ser un titular manido de final de temporada en busca del ascenso; es, sin embargo, una frase que resume la actualidad de la entidad de Orriols con la ventana de fichajes estival a punto de cerrar y solo dos partidos de Liga disputados. Felipe Miñambres sigue buscando la venta 'salvadora' que ayude a inscribir a los cinco futbolistas que restan por ser registrados en competición -cuatro, si es que el jugador que termina saliendo es Pablo Martínez, cuya operación de partida se ha eternizado-, y ahora mismo solo cabe esperar a que diferentes situaciones de mercado de terceros cristalicen para que el club pueda avanzar en su planificación deportiva.
El Levante vive pendiente, por ahora, de Valencia, Valladolid y Barça. El propio Pablo y Marc Pubill son los jugadores cuyos movimientos pueden generar el efecto dominó que necesita el club del Ciutat. Eso, sin descartar la posibilidad de que la esquizofrenia habitual del deadline de mercado en agosto zarandee el vestuario de Julián Calero, algo que el entrenador quiere evitar a toda costa por más que comprenda que la tesitura económica obliga a la entidad a escuchar ofertas sobre la bocina.
Valencia y Valladolid siguen interesados en el centrocampista madrileño, pero para que se lancen a por él necesitan aligerar sus plantilla. Según informó Tribuna Deportiva este lunes, Jorge Mendes está trabajando para sacar a André Almeida de Mestalla por una cantidad que rondaría los 15 millones de euros. Si el luso acaba cogiendo la puerta de salida, uno de los hombres que brillan en la libreta de Miguel Ángel Corona es el de Pablo Martínez. Son varios los motivos: porque el jugador es conocedor de tal interés y ve con buenos ojos cambiar de barrio en la ciudad, porque es un centrocampista que ya estuvo prevenido ante la fallida marcha de Javi Guerra al Atlético y porque el precio de salida de Pablo es asumible para el Valencia, en caso de ingresar esos 15 'kilos' por Almeida -el Levante necesita traspasar por cerca de 3 millones, pese a no querer malvender a su pieza franquicia-.
Es una de las situaciones que Miñambres está obligado a controlar. También la posible salida de Boyomo del Valladolid rumbo a Osasuna, lo que permitiría al conjunto de Zorrilla liberar masa salarial para incorporar otro zaguero y, posiblemente, acometer el fichaje de Pablo ya con espacio en su Fair Play Financiero y después de tantear su incorporación durante todo el mes. Son dos de los frentes que, hoy, tiene el '10' del Levante para salir y, con ello, solucionarle la papeleta al director deportivo y evitar una nueva inyección de capital del máximo accionista.
Otro horizonte del que vive pendiente el levantinismo es el posible aterrizaje de Marc Pubill en el Barça. Tras su viaje de ida y vuelta a Bérgamo, donde una 'jugarreta' de la Atalanta privó al Levante de ingresar alrededor de 2,5 millones de euros que venían de perlas a las arcas de Orriols, ahora es el club presidido por Joan Laporta quien se ha interesado en el lateral del Almería. Según informan fuentes del entorno del campeón olímpico, parece que el Barça va en serio... pero, en lo que atañe al Levante, no en aquellas condiciones con las que iba a firmarle la Atalanta.
Si los italianos iban a pagar cerca de 20 millones entre fijo y variables -lo que favorecía un buen pellizco en casa granota, pues Felipe reservó el 25% de la plusvalía de una futura venta de Pubill tras traspasarle por unos 5 'kilos'-, ahora el Barcelona quiere incorporar al carrilero a préstamo con opción de compra la próxima temporada, según cuentan medios de la ciudad Condal. Eso no insuflaría ese 'chute' económico en Orriols, por lo que el Levante habría de olvidarse, por ahora, de que le toque la lotería con su exlateral. Lo positivo, en este caso, es que la intención del Almería es hacer negocio y extraer rendimiento económico con el de Terrassa, pero el mercado acaba y el jugador apura para no jugar en Segunda División.