VALÈNCIA. Sólidas. Graníticas. Incisivas. Competitivas siempre. Valencia Basket conjuga un primer tramo de la temporada 2020-2021 de la Liga Femenina Endesa de baloncesto brillante. Invictas tras ocho jornadas están las jugadoras que dirige Rubén Burgos. El último triunfo lo registró ante el Durán Maquinaria Ensino de Lugo justo después de haber mostrado su fortaleza ante un rival de peso, de los favoritos a los títulos en las últimas campañas junto al todopoderoso Perfumerías Avenida, como Spar Girona en la siempre difícil pista de Fontajau. En las seis primeras jornadas ya había derrotado a Lointek Gernika Bizkaia, Spar Gran Canaria, Casademont Zaragoza, Ciudad La Laguna Tenerife, Cadí La Seu y Embutidos Pajariel Bembibre.
El bloque taronja, reforzado a conciencia para dar un nuevo salto esta campaña, refrenda hasta la fecha un trabajo coral, una fortaleza defensiva por momentos asfixiante para el equipo rival, el potencial ofensivo mezcla de garra y calidad. Con la huella valenciana como raíz con María Pina, Anna Gómez y Lorena Segura, se unen figuras del basket español internacionales como Cristina Ouviña, Queralt Casas, Laura Gil, Leticia Romero o la creciente Raquel Carrera, además de las referencias como la australiana Rebecca Allen, la lituana Laura Juskaite, la norteamericana Celeste Trahan-Davis y la alemana Marie Gülich.
La valenciana María Pina explicó en una entrevista en Plazadeportiva.com en el arranque del curso que el club "tomó la decisión en cuanto a la realización de diversos cambios. Creo que hay ciclos, diferentes etapas, y el club va avanzando y el cambio de jugadoras es natural y progresivo. Las nuevas incorporaciones han llegado súper bien. La mayoría nos conocíamos. Han llegado españolas como Cristina Ouviña o Laura Gil, y además las extranjeras se han adaptado genial, están súper predispuestas, entienden el rol que tienen, entienden la dinámica y los valores del club. Entre nosotras hay una armonía total. Estamos reconociéndonos los espacios, y a ese plus de velocidad y ritmo que vamos a tener este año estamos adaptándonos todas, yo la primera".
Pina, que está ya en la fase final de recuperación de su lesión de rodilla la pasada campaña, señaló sobre el Valencia Basket que quería proyectar en pista este curso: "Espero que seamos más determinantes. Creo que el año pasado especulamos en algunos partidos, quizás sin tener esa identidad que sí mostramos el primer año en el que llegué. Espero un Valencia Basket disciplinado, con espacios, jugando mucho con nuestro talento. Pero que sea más determinante y que no dejemos dudas, por ejemplo, en cuanto a que pueda venir un equipo a nuestra pista a ganar. Desde el primer cuarto hay que demostrar que es nuestra casa y que les será muy difícil. Y queremos seguir evolucionando en nuestro juego con las jugadoras nuevas Creo que va a ser un equipo con mucho ritmo en transición y con nuestra seña identidad, como es la defensa. Creo que tenemos un equipo polivalente, muy grande, vamos a ocupar muchos espacios, a apretar líneas, cambiar en todos los bloqueos. Valencia Basket será un equipo con determinación, disciplinado, con talento y ritmo". Tal cual. Eso es lo que se ha visto, por el momento, en las ocho jornadas disputadas de la liga regular, traducidas en ocho triunfos.
El primer equipo femenino de Valencia Basket enfoca el camino para reengancharse a la historia del éxito. Es decir, el club taronja, varios años después de que desapareciese en 2012 el todopoderoso Ciudad Ros Casares Valencia, activó la sección femenina, que fue creciendo desde categorías autonómica y nacional a LF2 y concretar finalmente el ascenso a la máxima categoría del baloncesto femenino español. La actual es su tercera temporada en LF1 -Liga Femenina Endesa-, pero pasó de recién llegado a ya en el primer curso clasificarse en puestos Copa de la Reina y para Eurocup, crecer en España y dejar buena nota en Europa pese al corte por la pandemia de la Covid-19 el pasado ejercicio y situarse hoy entre los candidatos a pujar con Girona y Avenida por el título. Es decir, ya existe un proyecto fuerte y esperanzador para volver a ver en València una lucha por los títulos, recogiendo el testigo de Dorna Godella y Ciudad Ros Casares.
Valencia Basket cuenta con un equipo femenino que disputa competiciones europeas y que ya se encuentra a la cabeza del baloncesto español. Pero este equipo, que consiguió el ascenso a la LF1 hace apenas tres temporadas, es heredero de una larga tradición asentada en los orígenes del deporte femenino valenciano. En 1963, cuando se convocó la primera liga nacional femenina, el equipo del Royce Dimar entrenado por J. Martínez ya participaba en ese torneo que se organizó en dos grupos de cuatro equipos cada uno. Desde entonces, de la mano de diferentes entidades, el baloncesto femenino valenciano siempre estuvo presente en el escenario nacional, excepto los periodos comprendidos entre 1974 y 1976, y 1980 y 1986.
Después de esta particular intermitente travesía del desierto, de la mano del Bétera Samoa se recupera la presencia valenciana en este tipo de competiciones. Bajo la dirección de Merche Salvador y Ramón Romero, se inicia un periodo que en su primera aparición en la competición española consigue la décima posición y empieza a incorporar jugadoras extranjeras contando con la presencia destacada de Cintia Cuper.
El último año en el que la máxima categoría nacional ostentaba el nombre de Liga de Primera División, la 89/90, en Valencia se pone en marcha una pequeña revolución. Desde el núcleo baloncestístico de Colegio Sagrado Corazón de Godella, Dorna hace su aparición en el escenario valenciano, con la dirección deportiva de Carme Lluveras y la presidencia de Dolores Escamilla, que desde este momento se mantendría como uno de los ejes vertebradores de este deporte en Valencia durante más de veinte años.
Aun tendríamos que esperar un año más para que las vitrinas del Dorna Godella empezaran a lucir sus primeros grandes galardones. La llegada del mítico Miki Vukovic al banquillo y la incorporación de jugadoras como Judy Mosley y Kin Hamton permitieron el primer doblete para el baloncesto femenino valenciano. Fue el primero de una espectacular serie de triunfos que se detuvieron en la temporada 95/96. Nada menos que seis campeonatos de liga consecutivos, cuatro Copas de la Reina, dos Euroligas y un Mundial de Clubs. Dorna Godella y Costa Naranja, en las temporadas 94/95 y 95/96 fueron las entidades que forjaron estos triunfos, y Valencia y Lliria las ciudades que las acogieron. Junyer, Grande, Castillo, Tordesillas, Almoguera, Sánchez, Valero, Valdemoro, Zasouslkaia, Alonso, Heuer, McClain, Álvaro, Bisetti, Belos, Mujanovic, Ares o Tornikidou son una buena representación de las jugadoras que regalaron estos años dorados.
Lamentablemente, en la temporada 1996/1997 el Costa Naranja desapareció y cedió los derechos al Pool Getafe, dejando al baloncesto femenino valenciano sin representación en la máxima categoría apenas unos meses después de haber alzado la copa del triunfo de la liga 1995/96.
En esta complicada situación, el Popular Dorna Godella asume el liderato militando en la Liga Femenina 2 y consigue en ese mismo año el ascenso para retomar la senda en la máxima categoría, en la que jugará durante las siguientes dos temporadas consiguiendo un octavo y un sexto puesto, respectivamente.
Ana Belén Álvaro y Piluka Alonso forjan la columna vertebral de las plantillas de estos años que se convirtieron en un equipo muy valenciano. Fueron las supervivientes del talento que había cosechado los triunfos de la época anterior y constituyeron la base para ir asentando un nuevo proyecto. A ellas se fueron sumando Anna Montañana, Begoña Arnau, Noemi Jordana, Ingrid Pons o Alicia López, entre otras, y estuvieron dirigidas por Fede Marco y Ángel Fernández.
De la mano de este mismo entrenador y sin abandonar Godella, en la temporada 99/00 aparece el Ros Casares, con la presidencia de Juan Francisco Ros y con la dirección deportiva de Paco Doménech, que la mantendrá hasta finalizar la temporada 2007/08. Las primeras incorporaciones de jugadoras en este nuevo periodo fueron Fernández, Ferrer y Gesteira, reforzando una plantilla que en el año 2000 obtuvo la cuarta posición con la presencia al final de la temporada en el banquillo de Javi Pinazo y Mar Navarro.
El primer título de la era Ros llegó apenas una año después en el que se consigue la primera posición en la liga y la cuarta en la Copa. Esta temporada fue el pistoletazo de salida de una nueva época dorada para el baloncesto femenino valenciano.
Hasta 22 grandes títulos se consiguieron entre el año 2000 y el año 2012: 8 ligas, 7 copas, 6 supercopas, un subcampeonato en la Euroliga y el triunfo del 2012 en esta misma competición. Ramón Marquez, Esteban Albert, Domingo Díaz, Olaf Lange, Manolo Real, Isma Cantó, Vicente Collado, Jordi Fernández, Natalia Hejkova y Roberto Íñiguez estuvieron en la dirección de los banquillos que alzaron estos títulos.
Y el elenco de jugadoras que pasaron durante esos años fue descomunal: Jonson, Anula, Sarenac, Marina Ferragut, Amaya Valdemoro, Page, Fallon, Askanp, Elisa Aguilar, Riley, Mirchandani, Sandra Ygueravide, Berthieu, Holland, Polini, Batkovit, Chamique, Antine, Dos Santos, Company, Dubljevic, Knezeuviz, Tornikidou, Dydek, De Souza, Milton, Laia Palau, Douglas, Baranova, Belesa, Hammon, Snell, Silvia Domínguez, Jackson, Moore, Sancho Lyttle y Wauters.
La decisión de Ros Casares de abandonar la esponsorización deportiva provoca una diáspora de las jugadoras, que lleva al club a abandonar la categoría y competir en la primera nacional, dos escalones debajo de la máxima categoría y con jugadoras exclusivamente locales. Díaz, Cotano y Saez con Ana Belén Álvaro, Igor Vukovic en esa primera temporada y posteriormente José Canales, son los que vivieron la responsabilidad del banquillo durante cuatro años en esta categoría, en las que se traslada la actividad al paraguas del Valencia BC.
En esta última temporada se consigue el ascenso a la LF2 y con la misma estructura se afronta la nueva categoría en la que con incorporaciones de Lukovik y Racowic en el periodo navideño se consigue la permanencia in extremis con una canasta de Pallardó. Desde entonces, la trayectoria del básquet femenino valenciano ya no es historia, ya es el presente que se vive con la llegada a la dirección deportiva del Valencia Basket femenino de Esteban Albert, la incorporación en el banquillo de Rubén Burgos y la decisión del club por apostar de forma inequívoca por el básquet en su conjunto.
El ascenso a la LF1 se consigue ya en ese primer año de esta nueva etapa, con jugadoras como la ya mencionada Pallardó, Esther Díaz, Leles Muñoz, Collado, Garí, Saiz, Bettencourt y Tirera y la incorporación de Pocec mediada la temporada. Ya en la LF1 se recupera el talento valenciano de Pina y Gómez y también se suma Abalde de entre las nacionales. Fueron cuartas. El siguiente curso, el 2019-2020, lleva a un equipo de nuevo situado en la élite nacional y paseando el nombre de Valencia por las canchas europeas. Para este proyecto los refuerzos de Casas, Raman, Romero y Resingerova, junto con la recuperación de Lizarazu, configuran un equipo que ilusiona. La Covid cortó esa campaña que pintaba notable. La actual, por el momento, todavía proyecta más fuerza y enfoca el camino para reengancharse con los éxitos.