VALÈNCIA. Una montaña rusa. De estar a punto de ir a unos Juegos Olímpicos, un reto vital que me había propuesto desde que me quedé ciego con 11 años, a que empezara todo esto. Tenía la opción en la mano para Tokio 2020. Me dije: “Bueno, vamos a seguir entrenando, vamos a seguir en marcha, esto pasará, esto pasará…”, repetía. En un primer momento fue una incógnita, pero viendo que esto se alarga… ha sido duro.
He pasado de estar entrenando cada día y estar haciendo prácticas en Madrid, en el colegio de la ONCE, a estar confinado en casa. Estoy estudiando un máster en Psicología General Sanitaria, así que me he pasado la cuarentena repasando y entrenando.
Cada etapa de la vida tiene sus cosas. Sus puntos a resolver. Esto del confinamiento también te da oportunidades para reflexionar o para saber hacia dónde quieres ir. Además del deporte hay muchas más cosas. A veces los deportistas entramos en una espiral eterna de competiciones y entrenamientos, pero en otras ocasiones hay que valorar otras cosas: estar en casa, con los tuyos, con la gente que quieres… Al principio de todo esto, estuve en Madrid viviendo solo, pero cuando vi que esto se alargaba decidí volverme a Torrent con los míos inmediatamente. Cuando las cosas se complican, tu hogar es tu seguridad.
Pero es cierto que pasar de un nivel de actividad muy grande a la nada… es como tener un Ferrari en un garaje. Aun así, el máster me ha ocupado el tiempo: estudiar, presentar prácticas telemáticamente… me ha hecho tener la mente activa, por lo menos. Claro, no todo son los libros. He desempolvado mi guitarra, que hacía tiempo que no tocaba. También toco el piano, fui tres años al Conservatorio, pero cuando el deporte y los estudios me empezaron a quitar demasiado tiempo, lo dejé, abrí YouTube y aprendí al menos a quitarle el polvo a la guitarra.
No todo es deporte en mi vida, pero sí lo echo mucho de menos. Y creo que tenemos que tener paciencia. Volver, como ahora, poco a poco. Estamos a un nivel alto de competición, tenemos la inercia de competir y queremos ir a todo, ganarlo todo, dar la talla… Con ese nivel de activación, el parón nos ha de hacer pensar. Las cosas tienen su ritmo y la naturaleza hace su propósito. Tomémoslo como un tiempo extra para saborear los éxitos.