VALÈNCIA. Uruguay, tradicionalmente una nación de emigrantes y un país exportador de futbolistas, cuenta a su favor con un relevante sentido de pertenencia en la mayoría de sus jugadores que aspiran a defender con orgullo la camiseta celeste de la selección. Es el caso de Facundo González Molino 'Facu', que esta temporada ha tomado varias decisiones relevantes que demuestran personalidad y corporativismo, y que denotan la personalidad de un tipo de sólo 19 años que recién está viviendo su sueño de llegar a la élite enrolado en las inferiores del Valencia CF.
Facu es uno de los mejores centrales sudamericanos de la generación de 2003. Zurdo, con 1'93 metros de estatura, buena salida de balón, buen posicionamiento y fuerte en la marca, aunque algún técnico de Paterna opine que le falte rapidez y tenga que ganar en corpulencia.
El jefecito uruguayo está estos días concentrado con la selección de Uruguay sub-20 para disputar a partir del 20 de mayo y hasta el 11 de junio el Mundial de Argentina de la categoría. Su aparición en la base del combinado celeste es reciente. Uruguay, que para sus inferiores suele nutrirse de jugadores que compiten en el país, lo llamó para la última edición del Torneo Internacional de Fútbol Sub-20 de la Alcudia, el popular COTIF. Ahí llegó su primera decisión. Facu rechazó la llamada de la federación uruguaya y aceptó la de Gennaro Gattuso para participar en verano de la pretemporada del Valencia CF.
Marcelo Broli, seleccionador sub-20 uruguayo, volvió a tantearlo en septiembre para la disputa del trofeo Copa de la Ciudad de Maldonado donde Argentina se proclamó campeón y Facu hizo sus primeras armas con la nacional. El central de Montevideo aceptó la llamada y debutó con la celeste con 19 años. Luego, entre enero y febrero de este año, fue citado para el Campeonato Sudamericano Sub-20 de Colombia. Inmediatamente se adaptó al equipo, ganó una casaca titular y terminó el torneo entre los mejores, incluido en el once ideal.
En ese punto, empezó a asomar la personalidad del joven cacique de Montevideo. Los técnicos de la absoluta de Uruguay lo marcaron fuerte en la libreta del porvenir. 16 años en España lo habían mantenido fuera del primer plano. Su aparición entre los mejores centrales del sudamericano de Colombia y, especialmente, su doble nacionalidad ítalo-uruguaya despertaron el interés de las federaciones de España e Italia que lo tantearon para formar parte de sus combinados juveniles.
Un técnico de la federación española lo sondeó para jugar con la roja, pero quién advirtió a la federación italiana del pasaporte italiano de Facu fue Gennaro Gattuso. De hecho, Luigi Riccio, segundo de Rino Gattuso en el Valencia, fue el que le preguntó a Facu si estaría interesado en jugar con las inferiores de la azzurra. El entrenador calabrés y su cuerpo técnico condideraban que Facu todavía no estaba listo para jugar minutos de calidad en el primer equipo de Mestalla, pero, en cambio, advirtieron en el defensor el potencial suficiente como para aconsejar su incorporación a la federación italiana.
Facu se mantuvo firme y, pese a que llegó a España a los tres años, eligió jugar en su país de nacimiento, decisión que contentó a la Federación uruguaya, que, extrañada, preguntó a la familia del jugador porqué Facu no había aparecido en el primer equipo del Valencia. Esa pregunta también se formula en los mentideros de Paterna desde la participación del defensor en el último sudamericano sub-20. Cuentan que a Gattuso le gustaba y que a Baraja también.
Quizás la respuesta a su ausencia del día a día con los mayores se encuentre en que durante el intervalo de tiempo desde que el jefecito uruguayo realizó la pretemporada, sin minutos, con Gattuso y la llamada para jugar en Colombia, Facu decidió mantener una charla con Luis Martínez, el director de la Academia del club.
En ella, el central uruguayo le comunicó a Martínez que prefería entrenarse con el VCF Mestalla para tener opciones de ser titular en Segunda RFEF en lugar de subir a diario con la plantilla del primer equipo sin contar con minutos, por detrás de Paulista, Diakhaby, Cömert, Cenk y Mosquera. Facu quería sentirse futbolista importante y eligió estar día a día con el filial, aunque eso lo alejara, de momento, del foco de la primera plantilla. Quería ser parte importante en el ascenso del Mestalleta.
El Valencia piensa en Facu como un central a futuro y quiere renovarlo, pero en un escenario de penuria económica como el actual, desde la dirección deportiva esperan ofertas tras el buen papel del central en el Sudamericano de Colombia. Para que se dé ese escenario, el de una posible venta, el jugador tiene que estampar antes su firma en un nuevo contrato porque sólo le queda un año de vínculo y en enero de 2024 será agente libre; situación que quiere evitar el club para prever un posible contexto de venta en condiciones de desventaja.
Hasta la fecha, Miguel Ángel Corona no ha iniciado ningún movimiento para comenzar a negociar los términos de la renovación. Con una temporada por delante, el club está tranquilo a la espera de la respuesta del mercado al crecimiento del jugador y a lo que determine Singapur sobre el próximo proyecto deportivo de la entidad que, a día de hoy, es incierto.
El uruguayo, que llegó desde el RCD Espanyol en 2019, no ha sumado todos los minutos en juego del filial este curso. Desde diciembre a mitad de febrero estuvo concentrado con Uruguay para la cita de Colombia y la semana pasada se marchó a su país para disputar el Mundial sub-20 de Argentina. Los técnicos de la Academia entienden que su selección ha perjudicado su formación en el Valencia, aunque desde la dirección deportiva esperan que repita una buen actuación en Argentina con la Celeste para poder monetizarlo si hay opción y aparecen compradores en el mercado.