VALÈNCIA. A estas alturas de la temporada— y viendo qué resultados tenemos— hay que dar un golpe en la mesa en muchas áreas del club y del equipo ¿No creen? En los despachos y en el terreno de juego se le ha perdido el respeto al Valencia CF: yo prefiero ser un club algo más antipático y ganar más, morder los tobillos de los rivales y apretar al árbitro siempre que pueda, pero con respeto, eso sí. La jugada del penalti a Santi Mina es clamorosa, pero nadie fue a exigirle que la revisara. Nuestro capitán está en otras cosas, bien, pero ya es cuestión de jerarquía futbolística y esa tampoco se tiene, salvo el orgullo, muy bien justificado, de un Rodrigo ofendido por la falta de libertad y transparencia que a veces parece tener este campeonato español. Este es un equipo sin líderes en el campo, estamos hartos de decirlo. Lo del VAR… siendo tal útil, se está convirtiendo en un cachondeo jornada tras jornada, siendo el Valencia CF uno de los más perjudicados. El club debe salir ya mismo en defensa de sus intereses: ante las cámaras y micros o encerrados (y apretando) en un despacho. Me da igual, que sea como quieran, pero que lo hagan ya de una vez, porque tengo la sensación de que pitar (y fallar) contra el Valencia CF es muy fácil, demasiado fácil y sin coste alguno.
El entrenador, por su parte, debe dar un golpe en la mesa en otros aspectos: ¿qué pasa con la deficiente preparación física? No es casualidad que vayan cayendo los jugadores como moscas con lesiones musculares de todo tipo. La planificación me parece pobre en este sentido: físicamente veo al equipo cansado y ese cansancio nos lleva siempre a errores muy puntuales, tontos, ilógicos, que pagamos caro. Aquí hay que exigir ya una respuesta acorde a los objetivos del club y, ahora mismo, no parece que hayamos alcanzado aún ese maldito punto de inflexión. No llega. No llegamos, a este ritmo no llegamos. Y el descenso es un monstruo que devora proyectos a medias, iniciativas no contundentes, ilusiones que se ahogan sin llegar a la orilla. Y no es casualidad que el Valencia CF esté donde esté: en la Champions tú no ganas en el 66,6 % (has ganado 2 de 6) de los casos, y en Liga en el 81,2 % (has ganado 3 de 16); Piqué sería pichichi en este equipo y Messi lleva más goles él solo que tú con toda la plantilla. Si no damos un puñetazo sobre la mesa ahora, ya mismo, no solo será imposible jugar en Europa el año que viene, sino que estarás luchando agónicamente por no descender, así de claro.
Los delanteros merecen comentario aparte: a Mina, con sus limitaciones, poco puedo pedirle, pues lo deja todo por el equipo, aunque es fallón, para qué negarlo. Quizá
le pida que aguante hasta junio para venderle por 40 millones: sería un negocio redondo. A Rodrigo, que siga intentándolo sin ansia: si llevamos varios años (lo del curso pasado fue un espejismo, a la vista está) esperando, que ahora no desespere él y que confíe en sus posibilidades, que son muchas. Lo de Gameiro ya es otra cosa pues a este deportista hay que dejarle muy claro dónde está: me dan mucha rabia los jugadores que te perdonan la vida por haber fichado en tu equipo ¿pero quién es Gameiro? ¿qué ha conseguido él, qué incidencia tuvo incluso en sus éxitos pasados? Le hemos dado la oportunidad, con 31 años, de jugar aún en la élite futbolística. Maldita sea esa puñetera intuición negativa que teníamos todos en verano, excepto el fichador Marcelino, que se dejó llevar por su instinto de buen samaritano. Pues ahora mismo el agujero creado al club es enorme por culpa de la tontería. ¿Y Batshuayi? Yo le pondría el lacito en la cabeza y a pasear por el mundo: lo peor es que la permisibilidad del técnico— a nivel interno— con el belga ha creado un grandísimo malestar en la plantilla. Ese es el golpe en la mesa que no se ha dado y ahora creo que es relativamente tarde si el jugador no sale.
Hay que dar otro golpe en la mesa: ya está bien de desconexiones infantiles durante los partidos porque las manos de Gayá son para analizar con calma, del mismo modo que los penaltis de Parejo, los despistes de Piccini, etc. Ya está bien: no somos capaces de hacer un partido completamente bueno, sin errores de bulto, grotescos incluso. Lo malo es que los haga también Gayá, que está siendo de lo mejorcito del equipo este año. A él se lo disculpo esta vez, pero los hay que son hasta reincidentes. Un jugador de élite es más regular que todo esto o al menos debe serlo, así que dejemos ya de hacer tonterías en el campo, que siempre nos cae alguna en todos los partidos.
El golpe en la mesa urge: la situación en Liga requiere que la reacción sea ya inmediata y que la mantengas hasta final de temporada porque la verdad es que en la primera semana de diciembre tú ya estabas eliminado de la Champions, estás casi eliminado del cuarto puesto en Liga, por supuesto estás descartado para el título del campeonato a pesar de que es un año bonito en todos los aspectos y ya miras con cierto recelo pelear la copa mientras no se tiene muy claro lo de la UEFA League. Esto, en mi pueblo, se llama fracaso. Pero tiempo hay: hay tiempo, sí, mucho tiempo ¿y recursos? ¿ideas? ¿soluciones? O damos el golpe o nos lo llevamos nosotros, y esto afecta a todas las parcelas del club, que parece sumido en una extraña calma incluso cuando aún no ha resuelto nada de nada. Pero… nada de nada.